Journal de Comunicación Social 12(18), 57-79 enero-julio de 2024 ISSN impresa 2412-5733; ISSN online 2413-970x DOI: https://doi.org/10.35319/jcomsoc.2023181307

 

 

 

 

Relaciones entre prensa y fuentes desde dos periódicos bolivianos

Press-source relations from two bolivian newspapers

 

Drina Ergueta Castillo

Universidad Nacional de Educación a Distancia -Barcelona, España https://orcid.org/0009-0008-7262-1136

dergueta@gmail.com

Fecha de recepción: 22 de enero de 2024

Fecha de aprobación: 1 de marzo de 2024

 

 

Resumen: Este trabajo analiza el proceso de relaciones de poder prensa-fuentes desde la antropología   y sus herramientas. Parte del método gluckmaniano de análisis de situaciones sociales y aporta una metodología de creación propia para estudiar dos periódicos bolivianos en momentos distintos: Página Siete (2018) y La Razón (1991-96), donde, además, son relevantes la perspectiva de género y el contexto histórico. Se obtienen categorizaciones del contacto  prensa-fuentes  que  resultan  sistemas  expertos en interfaz, relación que, además, es simbiótica y que, en el caso de Página Siete-Gobierno llega a ser patológica. Este estudio de situación de conflicto revela que las condiciones del contexto histórico político condicionan las relaciones prensa-fuente y, además, ofrece un método de análisis útil para otras investigaciones.

Palabras clave: Prensa-fuente, sistemas expertos, interfaz, relación simbiótica, relación patológica-sana, género, Bolivia.

Abstract: This paper analyzes the process of press-source power relations from the perspective of Anthropology and its tools. It starts from the Gluckmanian method of analysis of social situations and provides a methodology of our own creation to study two Bolivian newspapers at different times: Página Siete (2018) and La Razón (1991-96), where, in addition, the gender perspective and the historical context are relevant. Categorizations of press-source contact are obtained that result in expert systems in interface, a relationship that, moreover, is symbiotic and that in the case of Página Siete-government becomes pathological. This study of the conflict situation reveals that the conditions of the political- historical context condition press-source relations and, in addition, offers a useful method of analysis for further research.

Keywords: Press-source, expert systems, interface, symbiotic relationship, pathological-healthy relationship, gender, Bolivia.

 

I.      Introducción

Este artículo centra la atención en el proceso de relación entre la prensa y sus fuentes informativas, ambas como estructuras formales de poder representadas por personas, poniendo, así, énfasis en el contacto y en las tensiones que allí se generan. Se busca develar cómo estas se gestionan y, además, cómo intervienen en ello factores como el género y el contexto histórico. Si bien la relación prensa-fuentes ha sido bastante estudiada, en especial en su área política, y,  fundamentalmente, en su evolución   con la introducción de mediaciones (Francescutti & Saperas, 2015), este trabajo introduce la variable género (Scott, 1986/1996) y ofrece un método de análisis a partir de conceptos,como punto de acceso, trabajados por Velasco Maíllo et al. (2006) o sistemas expertos de Anthony Giddens (1990/1994), además de utilizar el cuadrado semiótico de Greimas (Greimas et al., 1979/1982), que puede ser de utilidad para otras investigaciones y que, a nosotros, nos permite plantear posibles respuestas a la pregunta inicial: ¿por qué las formas de hacer periodismo en Bolivia se han modificado en los últimos años y cómo ha intervenido en ello la variable género?

Se trata de un trabajo que es una parcialidad de una investigación inédita desarrollada en el marco de los estudios de Antropología Social y Cultural de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de España, concluida en Barcelona el 2021 y titulada El género en el proceso de las relaciones de poder entre prensa y fuente. Comparación de dos momentos y diarios bolivianos (Ergueta, 2021). Para ello, se realizó trabajo de campo, observación participante y entrevistas en profundidad en Bolivia, en el diario Página Siete (en agosto de 2018) y se aplicó una “observación participante rememorada” en el periódico La Razón (principios de la década de 1990, donde trabajé), comparando ambos diarios y momentos.

Este artículo se centra en lo que ocurre con Página Siete y La Razón en su relación  con las fuentes informativas. Las características de esta relación de ambos medios, en sus correspondientes tiempos de estudio, pueden ser similares a las de otros medios o, al contrario, mostrar importantes diferencias. De las observaciones realizadas, además de entrevistas y conversaciones con periodistas y gente relacionada a fuentes gubernamentales, es que construyo un tejido que da sentido a lo observado  y a mi análisis, además de dar una explicación de las situaciones sociales (Gluckman, 1940/2013) que comportan estos diarios, uno muy masculinizado (La Razón) y otro dirigido por mujeres (Página Siete).

Este tejido muestra que tanto Página Siete y La Razón, como sus fuentes informativas, son sistemas expertos en situación de interfaz, que esta interfaz puede ser llevada     a cabo en un continuo que va entre máxima facilidad y máxima dificultad, donde también intervienen trabas y ayudas. Además, esta relación es una interfaz de carácter simbiótico, que puede ser también múltiple. Finalmente, en el caso de los diarios analizados y su relación con el Gobierno, como fuente, se produce, en uno de los  casos de manera puntual y en el otro de manera habitual, una interfaz de sistemas expertos en relación simbiótica de tipo patológica y de competitividad desviada. Estos elementos surgen de la construcción de un mapa conceptual que se constituye como un método de análisis.

 

II.     Estado del arte y marco teórico

Dado que en este trabajo analizamos el proceso de relaciones que se producen entre dos esferas de poder, como son la prensa y las fuentes informativas (entendidas estas como la estructura formal de poder, sea el Gobierno y sus instituciones, así como las distintas representaciones sociales), repasamos los estudios sobre la relación prensa y fuentes informativas y observamos que se centran fundamentalmente en estudiar dicha relación desde el área política (Aira, 2012; Francescutti & Saperas, 2015; Koziner, 2018), ya que allí está gran parte del manejo del poder. Pero, además, en esta relación se hace especial referencia al peso creciente de los gabinetes de prensa u oficinas de relaciones públicas, uno de los cánceres del periodismo actual para Collon (1999), que, mientras en 1978 eran fuente del 30% de las noticias, en 1992 llegaban al 52% (Ramírez, 1996); a principios de este siglo XXI ya habrían alcanzado el 80%, por lo  que tendrían que estudiarse como fuentes (Elías Pérez, 2003). Se trata de un proceso interesante en la comunicación que, en tiempos, coincide con los momentos de estudio de este trabajo, cuando en La Razón (principios de los años noventa), prácticamente no existían estos intermediarios y en Página Siete (en 2018) su presencia es habitual y normalizada.

Francescutti & Saperas (2015) hacen un detallado recorrido de la metamorfosis en esta relación prensa fuentes desde los años noventa, donde se ve la aparición de portavoces, gabinetes de prensa y mediadores expertos. Estos autores señalan que “la clave pasa por evaluar los sistemas de control imperantes en la relación entre periodistas y fuentes”, atribuyéndole la idea a Philip Schlesinger (1990), quien señala que las instituciones sociales centrales “buscan definir y gestionar el flujo de información en un campo discursivo disputado” (p. 62). Por lo que, antes del análisis del contenido del mensaje periodístico, se habría de evaluar “las relaciones e intercambios entre periodistas y fuentes y, en último término, las transacciones que se dan entre ellos para producir noticias” (Francescutti & Saperas, 2015, p. 268). También recuerdan que, en esta relación medios-fuentes, se ha llegado a pensar en una “‘república manejada por los medios’, (…aunque) en muchas naciones las instituciones han mantenido sus funciones frente a un poder mediático en expansión” (Mazzoleni & Schutz, 1999,p. 247); que inicialmente se produjo una relación antagónica entre periodistas y gabinetes de prensa por el control de la agenda informativa que, hoy, pueden ser clasificadas como positivas, negativas y ambivalentes (Sallot &  Johnson  2006);  y que, al respecto, hay un continuo que va de la separación total de ambas esferas profesionales a su fusión, predominando las formas híbridas, según las circunstancias (Shin, 2006). Finalmente, hoy en día, no hay partido político, institución o empresa importante que prescinda de sus servicios (Xifra Triadú, 2008; Ramírez-de-la-Piscina, 1996), por lo que, en este estudio y en la relación prensa fuente, la participación de los gabinetes de prensa y asesores la tomamos como naturalizada y formando parte de la fuente. Por ello, no hacemos hincapié en ellos, sino que tomamos a la fuente como un todo.

La elaboración de este artículo me ha llevado a varias fuentes de inspiración teórico metodológicas específicas: tomo de La sonrisa de la institución, de Velasco et al. (2006) el concepto de punto de acceso que estos autores utilizan para la relación y comunicación entre sistemas expertos, concepto clave en este trabajo y que es tomado de Anthony Giddens (1990/1994) quien lo define como “sistemas de logros técnicos o de experiencia profesional que organizan grandes áreas del entorno material y social en que vivimos” (Giddens, p. 37). Además, para observar la relación entre prensa y fuentes, acudo al concepto de interfaz social (Long, 1999), como contacto complejo, y, como dependencia mutua, el concepto de simbiosis (Ramírez Goicoechea, 2013), de quien también tomo su trabajo sobre teoría general de sistemas en la lógica de múltiple interrelación entre el conjunto de medios y fuentes.

El marco teórico y herramientas con las que parto en este estudio provienen fundamentalmente de la antropología, con el análisis situacional de Max Gluckman (1940/2013), que atiende al proceso, especialmente en las situaciones de conflicto, las contradicciones sociales y maneras de convivir de una sociedad. Además, al observar en especial a las mujeres y sus roles en la relación prensa-fuente, tomo la categoría género de Scott (1986/1996), donde “el género es el campo primario dentro del cual o por medio del cual se articula el poder” y pongo atención a la situación de las mujeres periodistas en los medios (Ayala et al., 2002; García de Cortázar & García de León, 2000), donde, en la relación con las fuentes, se observa diferencias entre hombres     y mujeres cuando se realizan entrevistas (Heffelfinger-Nieves, 2014). Finalmente, tiene relevancia Javier Callejo (2000), que señala que los medios construyen social     y culturalmente la realidad, gestionan el poder desde su perspectiva que, tal como señala James Lull (2009), se enmarca en un proceso de ideología que, al ser dominante, se torna en conciencia y conforma la hegemonía.

Para analizar la relación medios-fuente en el ámbito boliviano, no he hallado investigaciones en los espacios online consultados. Aunque, para el análisis de la prensa boliviana en los dos momentos histórico políticos tomados en cuenta en este estudio, han sido de utilidad, fundamentalmente, Torrico-Villanueva (2006, 2008), que advierte sobre la nociva intervención mediática en los conflictos sociales y la pérdida de credibilidad de la prensa de Bolivia debido a su polarización, y Molina (2014), que se refiere también a la polarización política de los medios y señala la (parcial) “hegemonía comunicacional” que establece el Gobierno; mientras que Hetzer (2019) estudia el efecto en la economía de los medios por ausencia de contratos publicitarios, que es  negativa en el caso de Página Siete, y, finalmente, Canedo (2014), quien habla de la normativa y el marco autorregulatorio de los medios bolivianos.

 

III.     Metodología

Este es un trabajo que se lleva a cabo desde la antropología, aunque tiene evidentemente mucha relación con la comunicación. Por ello, se aplicaron técnicas de trabajo de campo concordante (Díaz de Rada, 2011), con diario de campo y observación participante (Becker & Geer, 1957) y entrevistas en profundidad (Corbetta, 2003). La entrada al campo se hizo en agosto de 2018, que incluyó una estadía de 10 días en el diario Página Siete, en tanto que se llevó a cabo una observación participante rememorada en La Razón, donde trabajé entre 1991 y 1996. Las entrevistas en profundidad son un total de 10, llevadas a cabo de la siguiente manera: 7 fueron presenciales y realizadas en agosto de 2018 a 5 periodistas de Página Siete (directora, subdirectora y tres editores) y 2 a experiodistas de La Razón (1992-94) que en 2018 trabajaban en entidades de Gobierno; finalmente, tres entrevistas online, realizadas a principios de 2021, a periodistas editores que trabajaron en La Razón y otros diarios durante la década de 1990. En el campo, también se produjeron innumerables conversaciones con diversas personas sobre el tema de estudio. Salvo a algunos entrevistados varones externos a Página Siete, que estuvieron de acuerdo en ser mencionados, no nombro a las personas a las que observé ni tampoco a la mayoría de las que entrevisté, pese a que algunas dieron su autorización a dar su nombre; otras explicitaron su negativa. Opto por no nombrar, solo dar cargos y nombrar a editores: E1, E2 y E3; y a periodistas que trabajan con el Gobierno: Egob1 y Egob2 porque, por una parte, algunos pidieron anonimato y, por otra, busco centrarme en los hechos que hacen a las situaciones sociales y no en las personas, ya que existen tensiones en las que no deseo que sean el foco a nivel personal.

En La Razón, ocupé cargos de redactora y editora, por lo que mi mirada en el estudio parte desde allí, en tanto que en la observación participante en Página Siete lo hago desde el nivel de redactora y desde un cargo de editora o jefatura superior. Al comparar ambos diarios y momentos, la distancia de 30 años posibilita y provoca el extrañamiento necesario para este estudio.

Tomo el método de análisis situacional gluckmaniano, que me guía, y en el campo observo situaciones y comportamientos en todo tipo de relación entre periodistas con sus fuentes, ya sea presenciales o telefónicas, en conferencias de prensa o entrevistas personales que se llevan a cabo en Página Siete de 2018 y las que recuerdo en La Razón de 1991 a 1995; b). Además, pongo atención a las principales condiciones político- históricas que condicionan las relaciones de poder entre los diarios estudiados y sus fuentes en los dos momentos concretos comparados, que, por una parte, corresponden a los tres gobiernos de Evo Morales (2006 al 2019) y, por otra, a la etapa previa de democracia y políticas neoliberales (1985 al 2005).

 

Finalmente, este trabajo introduce la categoría género de forma transversal y tomando a las mujeres como sujeto siempre presente en las relaciones, en este caso prensa- fuente. Por ello, las mujeres aparecen en muchos de los ejemplos de situaciones sociales que utilizo para explicar mi análisis. En la redacción de este trabajo, intento utilizar un lenguaje no sexista, en la medida de lo posible. Debido a las limitaciones de espacio, aquí no relato mis observaciones de campo al estilo gluckmaniano ni transcribo parte de las entrevistas realizadas; sin embargo, son estas situaciones observadas la fuente del análisis que más adelante explico y son las que menciono, en muchos casos, como ejemplos testimoniales de lo observado, a lo largo de este trabajo y que represento como situación social surgida de la observación participante (SSSOP más año).

 

IV.           Resultados

IV.1.     La prensa y sus fuentes, sistemas expertos en interfaz

¿Por qué en 1991 la conferencia de prensa del ministro de Exportaciones boliviano no comenzaba si no había llegado la periodista de La Razón y en 2018 a la periodista (E1) de Página Siete no le es posible lograr una entrevista con un alto mando militar cuando este se entera de a qué periódico pertenece ella? (SSSOP 1991-2018). Esta comparación señala varios posibles elementos de análisis que iré desgajando más adelante; pero, de inicio, tomo el básico: la relación de la prensa y la fuente.

La prensa tiene varias características: es especialista en producir noticias, en gestionar relaciones para acceder a información, medirla, mostrarla desde un ángulo puesto en valor, cruzar datos en busca de ‘la verdad’; a veces, se anticipa a hechos, guía de alguna manera a su público… todo a partir de un equipo humano experto, avezado en su labor indagatoria e inquisidora y en el manejo de una tecnología que siempre se renueva. Estas características hacen que a la prensa se le pueda calificar como un sistema experto, es decir, como una “entidad abstracta en la modernidad tardía ..., [que interviene] en casi todos los ámbitos con capacidad y eficacia ampliamente reconocidas … [y que se ha ido] cargando progresivamente de prestigio y poder” (Velasco et al., 2006, p. 276). Estos autores citan a Anthony Giddens (1990/1994), quien denomina sistemas expertos a “sistemas de logros técnicos o de experiencia profesional que organizan grandes áreas del entorno material y social en que vivimos” (p. 37). En ese sentido, también gran parte de las fuentes informativas de los medios de comunicación, es decir, fuentes gubernamentales, institucionales, políticas, empresariales o de organizaciones sociales tienen esas mismas características de sistemas expertos, salvo testimonios personales. Aquí un inciso: en algunos casos delicados como un feminicidio, justamente los manuales del buen hacer periodístico recomiendan buscar personas conocedoras del tema para no caer en revictimizaciones hacia la víctima (Santoro, 2007). Es decir, tanto la prensa como la mayoría de las fuentes cuentan con un conocimiento formal reconocido e institucionalizado, dentro de su ámbito. La prensa y también sus fuentes son, pues, sistemas expertos. Además, quienes les encarnan tienen “capacidad de representación  adquirida, [que] como si de una investidura se tratase, solo puede ejercerse desde una dotación de poder… [donde, también] los profesionales, puede decirse que, comprometen su persona ‘en el servicio’ del sistema experto que encarnan” (Velasco et al., 2006, p. 268). Cuando una periodista va a realizar una cobertura no es ella como persona quien lo hace, lleva en el cuerpo al medio que representa. De igual forma, el ministro y el militar tienen valor en tanto representantes de sus entidades expertas, valor por el que el medio acude en busca de información.

Hasta aquí, el análisis nos muestra que tanto la prensa como las fuentes son sistemas expertos en relación a través de representantes. ¿Pero, por qué La Razón era esperada (SSSOP, 1992) y Página Siete es rechazada (SSSOP, 2018)? Es evidente que, entre ambos sistemas, prensa-fuente, hay valoraciones que facilitan o impiden el contacto. Hay que recordar que a la prensa se le atribuye y se le exige como deber el adecuado manejo de la información, de la representación de la verdad, de la realidad de los hechos o, al menos, de una realidad objetiva, lo que lleva a que, como sistema experto, tenga autoasignado códigos de ética que le rigen, y que se hayan creado entidades periodísticas específicas para su cuidado. En el caso de Bolivia, existe un marco legal que avanzó en diferentes normativas en los últimos años y no tanto así en un marco autorregulatorio que se basa en una ley de 1925 (Canedo, 2014, p. 125). Justamente, sobre la credibilidad de la prensa en Bolivia en uno de los periodos que aquí se analiza, escribe Torrico-Villanueva  (2008): “Entre 1990 y 1996 los medios de comunicación    le disputaban el primer lugar de la credibilidad institucional a la Iglesia católica. Sin embargo, hoy el panorama es bastante diferente y se han hecho más frecuentes     los llamados para ‘recuperar la credibilidad’ del periodismo” (p. 4). ¿Cómo era ese periodismo creíble del que habla Torrico-Villanueva y que en ese entonces tenía fundamentalmente hombres al mando? El periodista Juan Carlos Marañón afirma en una entrevista que en los años noventa se hacía un buen periodismo y coincide en que en ese entonces la prensa tenía credibilidad. O sea, ¿la periodista de La Razón de entonces era creíble y la de Página Siete de hoy no?

Hacemos el mejor periodismo de Bolivia, aunque somos una hormiga frente a El Deber1, nosotros les ganamos, modestia aparte. Tenemos una generación joven con compromiso e ilusión. Es también una escuela que saca lo mejor de sí mismo de los periodistas y nos lleva a hacer posibles cosas imposibles, como revistas y temas de investigación que se realizan gracias a financiamientos concretos para los que se ‘alinean los astros’, para no mencionar nombres. Página Siete es un fenómeno, que lo dirijan mujeres es circunstancial (directora de Página Siete, comunicación personal, agosto de 2018).

Como sistema experto de prestigio y poder, la prensa tiene celo en gestionar su imagen, ya que parte de ese poder se basa en la credibilidad ante su audiencia, y también ante auspiciadores. En el caso de Página Siete, el Gobierno de Evo Morales le ha negado esa credibilidad y le ha cerrado o dificultado el acceso a las fuentes informativas (E2), así como también los contratos de propaganda estatal, lo que ha afectado a la economía del diario (Hetzer, 2019, p. 155; Molina, 2014, p. 67). Aquí entra el contexto político, del cual hablaremos más adelante.

Por tanto, si bien la periodista de La Razón y la de Página Siete son mujeres, la valoración sobre mayor o menor credibilidad de la prensa no responde a la crítica, desde algunos periodistas, en sentido de que “los medios hoy están mal porque ahora mandan las mujeres” (SSSOP, 2018). Se trata de sistemas expertos, es decir, complejos y con carga de poder sobre los que hay que ahondar más. Así, en la relación medios-fuente que nos ocupa, observo, en primer lugar, una interacción que se produce solamente entre sistemas expertos; es decir, un periodista, que encarna a su sistema experto, busca  un suceso informativo para producir una noticia y, por su característica de periodista, acude a algún otro sistema experto que tiene en su poder esa información y esa carga institucional.

Esta relación de sistemas expertos no es simple y por ello, en segundo lugar, veo la necesidad de introducir el concepto de interfaz social (Long, 1999). Una interfaz es un espacio de cara a cara para el intercambio e interrelación entre dos sistemas.

Las interfaces surgen normalmente en puntos donde diferentes, y generalmente conflictivos, mundos de vida o campos  sociales  intersectan  o,  más  concretamente, en situaciones sociales ‘arenas’ en las cuales las interacciones se orientan en torno a problemas de conexión, concertación, segregación, y competencia entre puntos de vista sociales, evaluativos y cognitivos (Long, como se citó en Duhart, 2006, p. 21).

Así pues, de la observación en Página Siete y La Razón en sus relaciones con sus fuentes, afirmo que la prensa y las fuentes son sistemas expertos que generalmente actúan corporizados mediante representantes para encontrarse e interactuar, creando una situación de interfaz social.

 

IV.2.     La interfaz Página Siete-fuentes

¿Cómo es la relación, la interfaz, entre Página Siete y sus fuentes? Es distinta según cuál sea la fuente, de igual manera ocurría en La Razón de los años noventa. Es lo  que se observa (en las SSSOP, 1991-95 y 2018) en el campo, principalmente durante los episodios de entrevistas periodísticas, personales o telefónicas, y en conferencias de prensa. Del análisis de esta relación, así como de todo acto encaminado a que se produzca la interfaz social medio-fuente, es posible crear un modelo de análisis explicado a través de la abstracción de un mapa en el que se observa un continuo entre una máxima facilidad y una máxima dificultad en la producción de dicha interfaz, es decir, en la conexión medio-fuente. Hay un sinnúmero de situaciones sociales en  la relación prensa-fuente que lo muestran colocándose en dicho mapa. Por ello, este resulta de gran utilidad para el análisis de la relación. En la interfaz prensa-fuente que  se presenta en la figura 1, en este continuo, también pueden encontrarse desde ayudas hasta trabas para que se produzca la interfaz, y de esta intersección surgen situaciones de apertura o cierre y de control o descontrol. Represento el mapa a continuación, seguido de ejemplos (todos provenientes de la SSSOP, en 2018, en el caso de Página Siete, y de la SSSOP en 1991-96, en el caso de La Razón) para una mejor comprensión:

Figura 1

 

Fuente: elaboración propia.

 

Mapa de la interfaz prensa-fuentes Cuando se organiza un desayuno trabajo desde la fuente y se invita a periodistas y, además, éstos acuden con ánimo, como lo observado en el caso de un de editor de Página Siete (E2) que luego pone el artículo a cuatro columnas en una de sus páginas, se produce una Apertura total. Se ha producido una circunstancia de máxima facilidad de contacto con el añadido de que hubo una ayuda, es decir el desayuno trabajo  para que eso se dé. En otro ejemplo, cuando Página Siete tiene interés en hacer una entrevista al encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos y, luego de insistencia de semanas, se produce la aceptación de este, pero a condición de que se trate temas muy pautados, tal como lo relata la subdirectora en una entrevista que tuvimos, se produce una situación de Control en el encuentro, ya que, por un lado, y desde el medio, hay una máxima facilidad y, por el lado de la fuente, hay trabas.

Cuando, en los preliminares de un acto de presentación de un proyecto, un oficial de Policía intenta que su superior de alto mando acepte una entrevista con la periodista de Página Siete (E1), se produce una ayuda en condiciones de máxima dificultad porque  no solo se trata de fuentes, las policiales, difíciles de acceder, sino que en ese momento hay una política de cierre de fuentes estatales. De esa manera, se produce una situación de alianzas en Descontrol, ya que va por vías no formales. Sin embargo, cuando el alto mando policial inclusive hace una mueca de disgusto cuando se entera que es una periodista de Página Siete la que le quiere entrevistar, es evidente que hay un Cierre total por la máxima dificultad y, además, se presentan trabas cuando aparece una oficial que se lleva al superior de alto mando dejando a la periodista con la pregunta en la boca.

Todas estas situaciones no solo condicionan al sistema experto prensa Página Siete, sino que, a la inversa, se trata de una interfaz en la que también se observan efectos sobre los sistemas expertos fuentes. Por ejemplo, eso pasa cuando el Ministro de la Presidencia se queja por el artículo publicado por Página Siete, tanto por su contenido como por su ubicación en un espacio reducido del diario, ya que puede considerarse que refleja que, de parte del diario, se ponen máximas dificultades; además, pueden haber trabas que cierran parcialmente o del todo la posibilidad de publicación, como es el caso de una entrevista al experto en análisis de discurso que no se publicó porque “no dije lo que querían escuchar”, según me comentó, o cuando un periodista señala que en ese momento no entrevistaría a Evo Morales (cosa difícil de entender dado que pocos periodistas pueden entrevistar a un presidente), tal como está registrado en una entrevista a E3 (comunicación personal, agosto de 2018. La misma situación se observa en otras dos entrevistas que realicé ese mismo mes: una, con una periodista que trabaja en uno de los ministerios (Egob1), que justifica que a Página Siete no se le contrate publicidad desde entidades gubernamentales y se le cierre las puertas por la línea dura que tiene contra el Gobierno; y dos, con un funcionario (Egob2) que trabaja en la Casa del Pueblo, que muestra un titular de este diario que no reflejaría la verdad ni las intenciones reales hacia la prensa de parte del Gobierno, produciéndose en su criterio dificultades y trabas desde el diario hacia el Gobierno.

Por otra parte, el hecho de que se trate de una periodista mujer o de una fuente mujer hace que, en la interfaz, el género transcienda de las representaciones de sus sistemas expertos, ya que el género condiciona todos los ámbitos de la vida y las relaciones humanas como “elemento constitutivo”, además de ser “una forma primaria de relaciones significantes de poder” (Scott, 1986/1996, p. 288). Es decir que, por ser mujeres o por ser hombres, la interfaz puede tener más facilidad o más dificultad de realizarse, como lo ocurrido en SSSOP de 1992 en La Razón: si es mujer pueden generarse más ayudas (como conseguir con la estrategia de una sonrisa un número de teléfono) o ponérsele más trabas (como ser considerada con menor capacidad profesional por ser mujer hasta haber visto su trabajo), tener una gran apertura (gran cobertura en La Razón de 1993 y titular con piropo machista incluido porque el personaje de la noticia era una mujer guapa) o, en el caso de Página Siete en SSSOP de 2018, producirse un cierre total (como que las cartas al diario no lleguen a la directora mujer, sino al dueño varón). Se trata, pues, de que el género también condiciona en mayor o menor grado la interfaz a lo largo del proceso.

 

Finalmente, si bien este esquema tiene la virtud de permitir hacer un análisis de las situaciones sociales encontradas en cualquier interfaz entre un medio y su fuente, observando su grado de facilidad o dificultad, así como las trabas y ayudas, lo que este artículo busca también mostrar es el proceso de relación de poder y el conflicto que existe en la relación Página Siete-Gobierno; así como ver, en este proceso y relación, cómo interviene la variable género. Y lo señalado me permite observar que evidentemente se trata de una situación en que ambas partes muestran, una respecto de la otra y a la inversa, percepciones y situaciones en que hay más dificultades, trabas y cierres en esa interfaz. Además, que la condición de género afecta a esta interfaz en diversas situaciones sociales.

 

IV.3.     Interfaz de sistemas expertos y relaciones simbióticas

Hasta aquí, he planteado que, en la situación social de la relación de Página Siete y   la prensa en general, con sus fuentes informativas, hay una relación entre sistemas expertos, los cuales acceden el uno al otro mediante una interfaz social como “arena” en la que también puede haber conflicto. Ahora, además de ello, observo que es una interacción de interés mutuo de carácter simbiótico. Se entiende como simbiosis a una asociación entre dos organismos para llevar adelante su desarrollo vital. Es así que, mientras el sistema experto la prensa necesita obtener información y acude para ello a otros sistemas expertos, las fuentes, a la vez, necesitan o quieren dar información y buscan a la prensa.

La entrevista es el tema fuerte de la edición de domingo. No es la apertura del periódico, pero es una entrevista muy esperada … inclusive líderes del oficialismo quieren ser entrevistados, han aceptado ser entrevistados, pese a que hay una línea dentro del Ejecutivo de no abrir fuentes a Página Siete … [también] los embajadores han querido salir en esas entrevistas (subdirectora de Página Siete, comunicación personal, agosto de 2018).

Esta relación simbiótica se hace efectiva siempre, ya que inclusive cuando la fuente es reacia a dar información, en realidad la está dando: cuando el gobierno de Evo Morales cierra algunas fuentes oficiales de información a Página Siete, le está diciendo que para él es un medio que no es confiable, que es parte del “Cártel de la mentira”2. Al revés, esto también se hace evidente cuando la periodista de La Razón, en 1991, advierte al presidente del Banco Central que si no le atiende publicará que él se niega a informar sobre algo que es de interés público (SSSOP de 1991); le está amenazando, sí, pero está amenazando con publicar la información que recibe.

 

IV.3.1.     Relaciones simbióticas patológicas

Entre Página Siete y parte de sus fuentes, que son las gubernamentales u oficialistas, se produce una interfaz de sistemas expertos de carácter simbiótico patológico. Lo explico: de la observación y el análisis, obtengo que, si bien existe una simbiosis, la interfaz entre prensa y fuentes se da en distintas condiciones, en una línea gradual de más o menos conflictividad o tensión, donde la relación simbiótica sana entre medios y fuentes resulta ser un equilibrio de tensión de no-amigo / no-enemigo, lo que no ocurre con Página Siete y el Gobierno (figura 2).

Figura 2

Relación prensa-fuentes. Una interfaz simbiótica sana o patológica

Fuente: elaboración propia en base al cuadrado semiótico de Greimas et al. (1979/1982).

Para esta afirmación, acudo al cuadrado lógico de Aristóteles que luego es utilizado por Greimas et al. (1979/1982) como cuadrado semiótico, siendo este un modelo    de relaciones lógico semánticas entre conceptos, donde, a partir de un término o concepto, se establecen relaciones de contrarios y sus contradictorios. En este caso, utilizamos los términos amigo / enemigo como contrarios cuyas definiciones son relaciones muy claras y nítidas; mientras que sus términos contradictorios serían no enemigo / no amigo, cuya definición establece una relación más gradual. Es decir, no amigo no significa que sea enemigo, pero tampoco es amigo, mientras que no enemigo no significa que sea amigo, pero tampoco enemigo. Esto será más claro con ejemplos del trabajo de campo (SSSOP) y de mis conversaciones con varios periodistas:

Para el concepto no amigo, se presenta lo siguiente:

En la relación con las fuentes, por ejemplo, cuando convocan a jefes de los periódicos o a directores o subdirectores a charlas o a reuniones, que ellos les llaman “para influir en la agenda”, (… allí) la relación (de Página Siete) es como debe ser con las fuentes: ni muy cerca que te puedes quemar ni muy lejos que te puedes enfriar (subdirectora de Página Siete, comunicación personal, agosto de 2018).

Para el concepto no enemigo, se afirma lo siguiente:

En las reuniones de redacción había gente muy politizada, había extremos [en contra del Gobierno], pero se apuntaba a un buen periodismo. A veces se caminaba en la cornisa, pero primaba el debate periodístico, el conocer bien a las fuentes y valorarlas dejando a un lado las posiciones propias (J. C. Marañón, editor de La Razón en 1991, comunicación personal, principios de 2021).

La relación no-amigo se produce cuando en la relación prensa-fuente no hay previamente algo en contra, ninguna indisposición fuerte o cierre que lleve a la enemistad, pero sí una tensión que impida una cercanía, como saber que las fuentes buscan influir y que establecen estrategias para ello, tal como lo explica la subdirectora de Página Siete;  al contrario, no-enemigo se da cuando existe cierto rechazo hacia la fuente o hacia el periodista/prensa de parte de la fuente, pero esta relación de tensión se controla de tal manera que no hay cierre. Estas formas serían las relaciones simbióticas sanas entre fuente y prensa.

Sin embargo, cuando la tensión y el conflicto son muy altos o, al contrario, no existe ninguna tensión, esta situación puede llevar a una simbiosis patológica, en una relación de amigo / enemigo. En el caso de la simbiosis amigo, se presenta lo siguiente:

El director, Jorge Canelas, apoyaba a [al candidato a alcalde] Ronald Maclean y modificó, en mi ausencia y siendo que yo era responsable del área, dos páginas de Política para introducir un acto de ese candidato. Eso provocó mi renuncia y la del 80% de la redacción. Nos fuimos. Es una muestra de lo que era antes el periodismo (J. C. Marañón, editor en La Razón en 1991, comunicación personal, principios de 2021).

La línea editorial bajaba del director, Jorge Canelas, y esta era clara en sentido de que no se podía criticar a [al Alcalde] Maclean (F. Molina, editor en La Razón en 1993, comunicación personal, principios de 2021).

Hay algunas fuentes que tengo que siempre me andan pasando cositas, como Fulanita, (…) con ella siempre sacamos el tema del acoso político (…) Otra persona es Mengano, es asesor de Perengano [líder político de la oposición], y siempre le pregunto por uno   u otro tema (…). Otra persona es Perencejo que (…) él me aconseja, le pregunto. Otra persona que es muy importante (…) es don Zutano, que me habla todo a mí, pero pide que no lo cite, me explica lo que está pasando y me ayuda. –Todas  estas fuentes son  de oposición, ¿y tienes fuentes, así cercanas, del oficialismo?–. ¿Del oficialismo? A ver… quién… antes hablaba mucho con… Quién más, a ver…. Hoy por hoy creo que nadie, antes tenía más, pero no sé, X se fue, Z estaba allí y ahora no. (…) Con las fuentes trato de estar lo más lejano posible, no tan cercano, eso es importante (periodista E3 de Página Siete, entrevista personal, agosto de 2018) (los nombres han sido reemplazados a pedido del entrevistado).

En cuanto a la simbiosis enemigo, se recupera lo siguiente: El ministro de la Presidencia, Alfredo Rada, en agosto de 2018, llama a una conferencia de prensa para afirmar que Página Siete “hace activismo y no periodismo” a través de una noticia que, al ser  favorable al Gobierno, la publica disminuida en tamaño y posición en las páginas del diario (SSSOP, 2018).

En los ejemplos, La Razón de los años noventa tenía una relación simbiótica patológica con ese alcalde en concreto, posiblemente con otras fuentes más de manera más discreta, por el trato amistoso con que se producía noticias a su favor  a instancias  del director. Esto provocó, en su momento, una masiva renuncia de periodistas. Por otra parte, Página Siete tiene con el Gobierno y su entorno una relación simbiótica patológica de enemistad que, pese a las expresiones de distancia que señalan tanto la subdirectora y el periodista E3, se refleja de varias maneras: en que el periodista entrevistado no tiene fuentes oficialistas (mientras tiene una relación muy cercana con varias fuentes de oposición, cosa que establecería una relación patológica de amistad con ellas) y, por otra parte, en que es evidente que tiene una relación muy difícil con el Gobierno, no solo por las quejas y denuncias que recibe de este por las publicaciones y la línea editorial muy crítica, sino también porque, en su día a día, es un medio que tiene las fuentes informativas y de ingresos por publicidad cerradas. Hay una relación simbiótica patológica de enemistad desde ambas partes. Es una relación de alta tensión que, incluso, le impide colocar el nombre del periódico en el frontis de su sede para evitar posibles agresiones de parte de quienes les consideran en la oposición al Gobierno (SSSOP, 2018).

La diferencia con La Razón de principios de los años noventa es que el grado de tensión en la interfaz simbiótica con sus fuentes gubernamentales siempre ha estado en movimiento y ha habido casos de afectos y conflictos que luego se recomponían de alguna manera; pero en general tenía ciertas características permanentes de sana simbiosis. Evidentemente, todo es un proceso en el que hay movimiento; es así que, pese a que, cuando Página Siete nació, en 2010, tuvo una relación simbiótica sana con la principal fuente informativa, el Gobierno, esto duró poco, ya que con su primer director y, luego, también con su segundo director hubo importantes enfrentamientos y acusaciones de parcialización y referencias directas y personales a ellos como profesionales (Molina, 2014).

Página Siete queda enajenada del Gobierno, pero el diario a su vez no cumple con su rol periodístico. Se instala una lógica política tenue con el anterior director… y con la actual directora se ha vuelto una actividad resuelta a golpear al Gobierno (…) Volví a Página Siete en 2017 y allí me di cuenta de que no era un diario, sino una publicación de tipo concesional (…) muestra un gran resentimiento que más adelante se encarnó en el movimiento ‘pitita’3 al que ha respaldado (F. Molina, entrevista personal, principios de 2021).

Página Siete y su línea editorial forma parte de la politización de los medios; tal como señala Molina, se le ha colocado como opositora al Gobierno, pese a que sus periodistas y sectores de oposición le califican de “independiente”. Este hecho no forma parte del análisis, pero sí la relación de enfrentamiento con el gobierno y sectores oficialistas. Por otra parte:

La política es un espacio de machos: con los anteriores directores varones había una confrontación total desde el Gobierno; pero, cuando entramos la subdirectora y yo la cosa se calmó un poco. Para autoridades del Gobierno es como si fuéramos marcianas, porque no somos sus iguales, sino distintas, les da miedo atacar porque los tacharán de machistas. Hoy no hay ataque personal sino económico, con constantes inspecciones de impuestos. Los ataques se dirigen a Raúl –Garafulic y no a mí– y tampoco me importa   si no me dirigen las cartas a mí –sino al dueño del diario– (directora de Página Siete, comunicación personal, agosto de 2018).

Es así que se producen cambios con el ingreso de mujeres en la dirección, en un proceso conocido como “desprestigio por feminización” en estudios sobre sectores laborales (Fernández Enguita, 2001; San Román, 2010; Sánchez Morillas, 2011), que, en este caso, lleva a que el foco del ataque se traslade de la dirección feminizada al medio como ente social o a su principal accionista, Raúl Garafulic, mientras se mantiene el cierre de fuentes y contratos publicitarios (SSSOP, 2018); aunque, la línea editorial se volvió también más dura, según lo que dijo el periodista Fernando Molina, y se profundiza  la relación simbiótica patológica de enemistad entre ambas partes con características particulares a la que se suma la discriminación por razón de género.

 

IV.3.2.    Interfaces simbióticas múltiples. Relación simbiótica competitiva desviada

La observación del proceso de producción de la noticia en Página Siete me permite señalar que, si bien en las situaciones sociales que se analizan, la interfaz de los sistemas expertos Página Siete-fuentes se presenta como central, en los hechos, también existen múltiples relaciones e interfaces que se producen, tanto entre las fuentes (gobierno e instituciones, partidos oficialista y de oposición, organizaciones sociales, etc.) como entre el conjunto de los medios. Y todas estas influyen unas en otras, como lo señala la teoría general de sistemas (Ramírez Goicoechea, 2013).

¿Cómo es que había una relación simbiótica de tensión más flexible y sana en las interfaces La Razón-fuentes en la década de los noventa del siglo pasado y en el caso de Página Siete la tensión es tan fuerte que se produce una patología? Para responder, amplío la mirada a las relaciones laterales, al entorno, y comparo ambos periodos. Por una parte, está la relación entre fuentes y, por otra, la relación entre los medios.

En las interfaces entre  fuentes,  en  los  años  noventa, a  partir de la recuperación  de la democracia en 1982, se construyó un sistema de “democracia pactada” en  la que principalmente tres partidos políticos se alternaban en el poder y muchas veces aliándose unos con otros e inclusive, como en la llamada “megacoalición”, estableciendo alianzas de todos juntos. Se aplicó el modelo neoliberal en el que se trató de disminuir la presencia del Estado y maximizar la de la empresa privada. Estos   partidos, como sistemas expertos, competían entre sí por espacios de poder, pero tenían interfaces simbióticas (que se podían volver en fusión) con referencia a la aplicación de políticas. Todos estos se enfrentaban a las organizaciones y movimientos sociales que tenían un peso contestatario importante. Por otra parte, en la prensa escrita, había una mayor variedad de diarios en la ciudad de La Paz: El Diario, La Razón y los que posteriormente cerraron: Presencia, Última Hora, Hoy y Primera Plana. Más tarde, nacieron La Prensa y Página Siete. En general, los medios tenían normalizado tanto   el sistema de gobierno como la aplicación de políticas, es decir, que formaban parte del modelo y pensamiento hegemónico, lo que se reflejaba en sus publicaciones. Esto no quiere decir que antes no hubiera tensiones entre los sistemas expertos prensa- fuentes, las había, principalmente desde la posición crítica de periodistas que hacían lo posible por cuestionar políticas o denunciar situaciones de corrupción, entre otras. Por ello, se producían renuncias en grupo, como protesta y denuncia, que es lo que pasó en La Razón en 1991. Estas renuncias eran posibles, también, porque había mayor probabilidad de acceso laboral ante más oferta de medios, cuyas diferencias no eran políticas sino de tamaño y posibilidades empresariales. Se podía trabajar tanto en uno como en otro sin quedar ‘marcado’ por haber trabajado para la oposición o para el oficialismo. Finalmente, era un periodismo muy competitivo y con la agresividad de un mundo masculino y masculinizado. En ese marco, los medios se miraban el uno al otro y se disputaban el público, que era el mismo, fundamentalmente clase media y alta, y los periodistas, fundamentalmente hombres o mujeres con la lógica masculina, querían y podían brillar en ese escenario.

Con la llegada de Evo Morales al poder y durante el “proceso de cambio” (2006-2019), se produce una transformación del panorama político. Los partidos de la “democracia pactada” son relegados hasta el punto de que desaparecen del escenario político, son los movimientos sociales los que emergen y se hacen del poder a través del Instrumento Político Soberanía de los Pueblos (IPSP) que es la sigla que acompaña al partido de Morales (MAS-IPSP). Este partido gobierna junto con las organizaciones sociales cuya presión, de control y demandas, ejercida anteriormente prácticamente desaparece ya que está diluida en su instrumento de gobierno. La oposición está partidariamente muy disminuida, con peso representativo disperso en dirigencias regionales, pero tiene una base poblacional también importante e ideológicamente unida en contra del nuevo régimen. En los medios, esta realidad se refleja (SSSOP, 2018). Las fuentes informativas, o sistemas expertos, conforman dos bloques: la oposición y el gobierno en donde están las organizaciones sociales y que tienen, además, control de los otros poderes del Estado; mientras que la prensa se polariza y pierde credibilidad (Torrico Villanueva, 2006, 2008) y el Gobierno establece una hegemonía mediática (Molina, 2014) en una parte del panorama de medios de comunicación.

En esas circunstancias, y basándome en  las SSSOP,  en  el  trabajo  del día a día en  un diario como Página Siete, no se observa la competitividad periodística de hace unos  años, su referente  de comparación que sería La Razón de 2018 tiene otros códigos  de valoración de la noticia, no existe un discurso común sobre el cual compararse en términos competitivos. Se produce una relación simbiótica competitiva desviada, ya que mira, como competidor, hacia la fuente que está en frente y no hacia los otros medios que están al costado. Es desviada porque un medio ve al otro medio como opositor u oficialista, entonces prácticamente da lo mismo lo que publiquen porque se colocan en posición de enfrentamiento político y no de competición periodística profesional-empresarial. Todo esto se hace evidente en diversas situaciones sociales observadas, como en el desinterés de los mismos periodistas de Página Siete, al no darse, una redactora, por aludida cuando delante de ella el ministro critica al periódico que representa; cuando otra periodista no muestra preocupación por saber qué declaró el alto mando militar en su demora al llegar al lugar de un acto; cuando no hacen preguntas ni se esfuerzan por hacerlas; cuando el periodista no muestra interés en la posibilidad de entrevistar al presidente Evo Morales y sí al líder de la oposición Carlos Mesa; cuando, para la directora de Página Siete, “el punto se lo lleva el Gobierno” cuando el periódico Los Tiempos les ‘patea’, explicitando así que con quien compiten es con el Gobierno. Por otra parte, cada uno tiene su público cautivo que les respalda totalmente y es en el espejo en donde se miran:

Es que se aplauden entre ellos, su gente les aplaude y les dice que qué bien que lo hacen y se lo creen. Pasa lo mismo con Carlos Mesa, que todo el mundo a su alrededor le alaba y no es capaz de ver más allá, que hay otra realidad. –Pero eso también le pasa a Evo Morales y a su entorno–. Sí, también le pasa al MAS (F. Molina, comunicación personal, principios de 2021).

La relación simbiótica ha cambiado de competitiva lateral, entre medios, a la de enfrentamiento o apoyo patológico frontal político, en la relación prensa-fuentes, y así se refleja en el trabajo del día a día de Página Siete y en su producción de noticias.

 

V.  Discusión

Este trabajo centra su atención en la relación de poder entre la prensa y sus fuentes, un tema bastante estudiado especialmente en el aspecto de las intermediaciones (Francescutti & Saperas, 2015, entre otros) que en dicha relación se producen y, también, en especial del área política (Aira, 2012; Koziner,  2018). Aquí no se entra   en estas mediaciones comunicacionales, sino que se observa y analiza el contacto,    la manera en que este se lleva a cabo, el entorno que lo condiciona; se introduce la variable género y, finalmente, se obtienen conclusiones que aportan al conocimiento del tema analizado.

En este proceso, se abstrae las situaciones sociales estudiadas mediante un método, de creación propia, que puede ser utilizado en otras investigaciones y sobre el cual es posible deliberar y valorar su uso en otros estudios. El análisis transversal del género puede, también, ser o no tomado en cuenta; sin embargo, en este estudio sí se hace, como forma personal de contribución a un mundo más justo, y los resultados obtenidos muestran la necesidad de introducir esta variable.

Hay varios aspectos que me habría gustado tratar y que ha sido imposible por tiempo y espacio; sin embargo, considero varias vías de investigación válidas en un futuro, todas ellas tomando en cuenta también el género: la condición racial del periodista en las relaciones de poder medio-fuente-género, que es muy relevante y necesario en el caso boliviano con una población mayoritariamente indígena; y, también, el proceso de la entrevista periodística como reflejo de las relaciones de poder. Me parece, además, fundamental la posibilidad de aplicar los instrumentos metodológicos generados en este trabajo a otros casos para confirmar su utilidad analítica.

 

VI.  Conclusiones

Este trabajo contiene tres componentes entrelazados que llevan a realizar una reflexión de conclusión, ya que, por una parte, ofrece una explicación y categorización del contacto y tonos en la relación muchas veces tensa entre la prensa y sus fuentes; por otra, establece un método para mirar y analizar dicha relación y, sobre el cual, se puede deliberar y valorar su uso en otros estudios; y, finalmente, describe, analiza y concluye la manera en que tanto Página Siete como La Razón se relacionan con sus fuentes, en los momentos analizados, introduciendo la variable del contexto político histórico y su influencia. La perspectiva de género está siempre presente en estos tres componentes. Considero pertinente resumir estos componentes y a la vez poner en valor su contribución académica.

Primero, en el camino de análisis de las situaciones sociales estudiadas, se ha categorizado el proceso de relación entre prensa y fuente, señalando a ambos como a) sistemas expertos (Giddens, 1994/1994), es decir, con características específicas reconocidas, institucionalizadas, y que utilizan alguna tecnología y conocimiento especializados, donde, además, sus representantes pueden llevar dicha representación encarnada. b) La relación entre el diario y la fuente es una interfaz (Long, 1999), es decir, una arena en la que la interrelación es compleja y con posibilidad de conflicto.

c) Se trata de una interfaz simbiótica porque, tanto prensa como fuentes, tienen una dependencia mutua. d) Esta simbiosis se produce de forma múltiple y conectada (Ramírez Goicoechea, 2013), ya que hay muchos medios y muchas fuentes con las que hay interconexiones en distintas direcciones. Toda categorización válida contribuye para establecer tipologías, en este caso, de relaciones, y a partir de ello ubicar y ordenar estas relaciones tanto en este estudio como en cualquier otro que se pueda llevar a cabo.

Segundo,  para  este  análisis  se  construyen  dos  herramientas  metodológicas  en distintos momentos del proceso de relación prensa fuente. Es así que, por una parte, para definir la interfaz, se utiliza un mapa conceptual de creación propia en el que   se observa tanto el grado de facilidad/dificultad del contacto como las trabas/ayudas que este puede recibir, creándose situaciones categorizadas como apertura, cierre, control y descontrol que definen el momento que se produce en la relación. Por    otra parte, para el análisis del tono de la relación entre el medio y su fuente, se utilizan categorías, extraídas de las entrevistas y situaciones sociales, para definir la situación ideal de la relación prensa-fuente, ya sea sana o sea patológica, a través    de un cuadro semiótico (Greimas et al., 1979/1982) derivado de la dicotomía amigo- enemigo. Estas dos herramientas metodológicas contribuyen a crear una base fría sobre la cual realizar un análisis de base conflictiva, como es la polarización política    y sus efectos en áreas de la sociedad, como es la prensa, y también contribuye para llevar a cabo otros estudios.

Tercero, de la observación y el análisis de los diarios Página Siete (2018) y La Razón (1990-91), se concluye que su relación periodística con las fuentes gubernamentales, en el caso de Página Siete, se ubica en la zona de dificultad, atravesada por trabas, cierres y bloqueo del acceso, tanto respecto a la información de parte de la fuente como respecto a la publicación de parte del diario. Dicha dificultad en la relación lleva, en muchos casos, al descontrol para lograr dicho acceso, a la necesidad de ayudas subrepticias, a la participación de mediaciones ante reducidas posibilidades de interfaces formales informativas. En el caso de La Razón, esta relación se ubica más en la zona de facilidad y ayudas, aunque pueden producirse situaciones que se ubiquen a lo largo y ancho de todo el mapa conceptual. Además, se concluye que, en ambos diarios, en su relación con sus fuentes, se produce interfaces simbióticas que llegan a ser patológicas, de manera puntual en el caso de La Razón y de forma habitual en el caso de Página Siete, con fuentes de gobierno y oficialistas, como efecto de la crispación política (Torrico Villanueva, 2006, 2008) y no del nivel de profesionalidad de las y los periodistas, ya que este gremio se debe adaptar a las circunstancias. Por otra parte, dado que las relaciones son múltiples, mientras La Razón compite con sus similares, que son otros medios, en un contexto de hegemonía político discursiva consolidada, Página Siete compite con las fuentes gubernamentales y medios considerados oficialistas por instalar una única hegemonía de discurso (Callejo, 2000; Lull, 2009; Molina, 2014) y, así, se produce un enfrentamiento y conflicto de carácter político e ideológico. Finalmente, este resultado, basado en un método, ofrece otra perspectiva que puede explicar la forma como se desarrollan las situaciones sociales de casos concretos que, a su vez, pueden reflejar las interrelaciones y conflictos de una sociedad.

Así, finalmente, en este estudio, se constata que las condiciones del contexto histórico político condicionan de distinta manera las relaciones prensa-fuente, donde, además, a lo largo de todo este proceso relacional, reflejado en diversas situaciones sociales, la condición del género se va manifestando de diversas maneras debido a que los sistemas expertos también están encarnados en mujeres y las interfaces pueden llegar a reflejarlo. En todo caso, el género no llega a afectar el contexto histórico en que se producen las interfaces, porque el género y sus desigualdades no están puestas en cuestión, sino que lo atraviesan.

 

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Nota: Declaro que ningún tipo de conflicto de intereses ha influido en la elaboración de este artículo.

 

1 El Deber es, entre los principales diarios de Bolivia, el que concentra el mayor volumen de capital económico/cultural (Hetzer, 2019, p. 153).

2 “El Ministerio de la Presidencia, dirigido por [Juan Ramón] Quintana, financió un documental titulado ‘El cártel de la mentira’, para tratar de mostrar cómo había funcionado la guerra sucia” mediática durante la campaña del referéndum del 21 de febrero de 2016 que buscaba habilitar a Evo Morales para las elecciones de 2019 (Stefanoni, 2019, p. 29).

3 “Pitita” hace referencia al movimiento ciudadano que, liderado por políticos de derecha, provocó la salida forzada de Evo Morales del Gobierno en noviembre de 2019.