Journal de Comunicación Social 12(18), 127-144 enero-julio de 2024 ISSN impresa 2412-5733; ISSN online 2413-970x - DOI: https://doi.org/10.35319/jcomsoc.2023181310

 

 

 

Cartografías sociales pedagógicas. Herramienta metodológica en la comprensión del contexto sociofamiliar

Pedagogical social cartographies. Methodological tool in understanding the sociofamily context

 

Eusebio Olvera Reyes

Escuela Normal de Especialización Roberto Solís Quiroga en la Ciudad de México, México eusebio.olverar@aefcm.gob.mx

https://orcid.org/0000-0002-1991-940X

 

Alfonso Luna Martínez

Escuela Normal de Especialización Roberto Solís Quiroga en la Ciudad de México, México alfonso.luna@aefcm.gob.mx

https://orcid.org/0000-0002-8687-2488

 

Fecha de recepción: 30 de enero de 2024

Fecha de aprobación: 28 de febrero de 2024

 

 

Resumen: El presente artículo pretende mostrar la sistematización de la enseñanza metodológica de   las cartografías sociales pedagógicas como un recurso que permite comprender códigos comunicativos simbólicos del contexto sociofamiliar en comunidades donde intervienen las licenciadas en educación especial. Se establece una intervención participativa para reconfigurar el dominio de instrumentos y técnicas de recolección de información, basados en la racionalidad. Se apuesta por el reconocimiento de voces y símbolos que organizan la autopercepción familiar. La cartografía se instala como una propuesta de mapeos intersubjetivos acceder gráficamente a los patrones de comportamiento para el funcionamiento, crisis, y pautas de desarrollo que experimentan los miembros de un sistema.

Palabras clave. cartografía social pedagógica, mapeo participativo, contexto sociofamiliar, discapacidad educativa intersubjetividad, sistema educativo, Ciudad de México

Abstract: This paper aims to show the systematization of the methodological teaching of pedagogical social cartographies as a resource that allows the understanding of symbolic communicative codes of the socio- family context in communities where special education graduates intervene. A participatory intervention is established to reconfigure the mastery of instruments and techniques for data collection based on rationality. The recognition of voices and symbols that organize family self-perception is emphasized. Cartography is proposed as an intersubjective mapping method to graphically access behavior patterns for the functioning, crisis, and development guidelines experienced by the members of a system.

Keywords. Pedagogical social cartography, participatory mapping, socio-familial context, intersubjectivity, educational disability, school system, Ciudad de México

 

I.       Introducción

En el presente momento histórico, en las intervenciones educativas comunitarias, ha comenzado a predominar el estudio y dominio de metodologías y procedimientos que den voz a la subjetividad de los actores implicados en las propuestas de transformación; con estas propuestas, se visibilizan las opiniones y aportes de los miembros del sistema en cuestión. La cartografía social pedagógica se plantea como una metodología que despliega nuevas posibilidades de participación interactiva, histórica y comunitaria a las diversas intervenciones que se generen al interior de un colectivo en condiciones de vulnerabilidad, marginalidad, comunidades rurales o pueblos originarios, entre algunas de las poblaciones a las que se dirigen este tipo de propuestas.

De acuerdo con Forero y Socha (2023), la presencia y uso de las cartografías sociales en el terreno de lo educativo se esta expandiendo en Latinoamerica como una oportunidad de formación en el profesorado; como un uso para el desarrollo didactico (Ávila, 2020; Barragán et al., 2020), o como una herramienta educativa para mejorar los aprendizajes (López, 2018); las intencionalidades de uso se dan en contextos como la escuela, aulas y familias (Algranati et al., 2012; Barragán & Amador, 2014; Uribe et al., 2017;). Ante esta movilidad del conocimiento se reconoce como problemática los vacíos formativos de estas nuevas lógicas de pensamiento para afrontar la realidad en la formación inicial de las licenciadas en educación especial educadas en la Escuela Normal de Especialización Dr. Roberto Solís Quiroga (ENERSQ), en la Ciudad de México.

Desde la operación y actualización de los planes de estudio mexicanos de la licenciatura en educación especial del 2004 (Secretaría  de Educación  Pública  [SEP],  2004),  poco  se cuestiona la validez de esta formación. Por el momento, no hay ajustes registrados que confronten o reordenen esta lógica de pensamiento. Las propuestas curriculares actuales están reguladas para la obtención de datos o información  de la familia  desde la lógica de la racionalidad lingüística que, de acuerdo con Habermas (1999), es  también “del conocimiento, del entendimiento lingüístico y de la acción, ya sea en la vida cotidiana o en el plano de las experiencias organizadas metódicamente o de los discursos organizados sistemáticamente” (p. 16); son altamente estructuradas, apegadas a una línea de pensamiento que concibe la realidad como una entidad acartonada, inamovible, estática, anquilosada en sus interrelaciones cotidianas, tratos y actuaciones preconfiguradas por determinismos prescriptivos y clasificatorios de la realidad. Con esta mirada, se da poca cabida a una realidad simbólica, dinámica, mutante, con cambios constantes y emergentes, imbricada, y comprometida con un tránsito de vida entre las experiencias organizativas de los miembros que integran un sistema familiar.

El presente artículo, denominado “Las cartografías sociales pedagógicas. herramienta metodológica en la comprensión del contexto socio familiar”, tiene como propósito mostrar la ruta didáctica de la enseñanza metodológica del uso de las cartografías como un recurso técnico metodológico para potenciar el diagnóstico y exploración de los sistemas comunicativos de las familias, donde unos de sus miembros viven en condición de discapacidad o vulnerabilidad educativa. Tal propuesta se implementó en la Escuela Normal de Especialización Dr. Roberto Solís Quiroga (ENERSQ), de la Ciudad de México, en tres grupos de cuarto semestre, cada uno conformado por 24 profesoras en formación inicial en la licenciatura en educación especial, en el ciclo escolar 2022-2023. Se buscó atender la siguiente pregunta de actuación: ¿Qué beneficios formativos se logran al incorporar en la formación inicial el aprendizaje metodológico de las cartografías sociales pedagógicas como un recurso metodológico para que el diagnóstico familiar recupere las subjetividades de un grupo familiar y con ello ampliar las propuestas de intervención educativa?

Como resultados, se puede afirmar que el impacto en la formación inicial de las licenciadas en educación especial1 implicó el despliegue de miradas profesionales hacia los sistemas comunicativos simbólicos que se interrelacionan para comprender una problemática más allá de las lógicas de la racionalidad instrumental e inscribir en sus procesos formativos recursos para fortalecer los lazos de cooperación, convivencia, respeto y empatía para interpretar el territorio, la familia y la voz de sus ocupantes. Por otra parte, la presente pesquisa registró las primeras huellas formativas en la educación especial, que reconocen a las  cartografías  sociales  pedagógicas  como  un  medio  de comunicación visual que transmite información espacial, relaciones simbólicas, lenguajes propios, principios y problemas éticos, económicos, organizacionales y vivencias cotidianas, así como representaciones simbólicas y autopercepciones de un sistema familia y que pueden ser empleadas para crear un plan de intervención.

II.    Estado del arte y marco teórico

De acuerdo a los estudios que hay alrededor de las cartografías sociales, esta técnica se han trabajado con éxito entre los pueblos originarios, comunidades campesinas, urbanas y de las zonas metropolitanas (Fox et al., 2005; Infante et al., Narayan, 2000; 2013; Pájaro & Tello, 2014; Piñeiro et al., 2023); pero, estos recursos metodológicos  e instrumentales han expandido sus usos a la comprensión de la percepción de los actores en comunidades más pequeñas, en contextos como la escuela, aulas y familias (Algranati y Lotti, 2012; Uribe et al., 2017). Su empleo en lo didáctico (Ávila, 2020; Barragán et al., 2020) y como herramienta educativa para mejorar los aprendizajes (López, 2018). El estudio más reciente que reúne su empleo educativo en Latinoamérica lo establecen Forero y Socha (2023), al revisar 90 publicaciones entre 2017 y 2022      y no encuentra evidencias para lo formativo en el diagnóstico familiar, pero sí en la alfabetización cartográfica en el profesorado como práctica educativa.

En lo  particular,  este  tipo  de  propuestas  metodológicas  permite  vincularse  con  la comunidad denominada familia, favorece ampliar horizontes a un diagnóstico  tradicional y el acceso a un sistema de comunicaciones que vaya más allá de una racionalidad de certezas objetivas con recursos que solamente buscan interrogar personas, llenar encuestas, observar conductas prescriptivas predecibles; sin embargo, el aprendizaje de estas propuestas da pie a que las profesoras de educación especial en formación inicial puedan explorar desde las intersubjetividades desconocidas de la diversidad educativa.

Incorporar estas propuestas investigativas de la realidad de un colectivo es una necesidad imperante, permite generar nuevas lógicas de movilización profesional en territorios no transitados al interior de un diagnóstico educativo, sobre todo porque se accede a códigos comunicativos alejados de la racionalidad para atravesarlos por la expresión gráfica y simbólica para dar sentido a las autopercepciones de los sistemas de interrelaciones entre sujetos y el entorno geográfico o socioafectivo, así como a las actuaciones entre miembros de un grupo familiar, es decir, que da cuenta de las representaciones sociales asumidas (Merleau-Ponty, 1994).

A nivel comunicativo este tipo de representaciones visuales ofrecen una forma de comunicación que puede ser más inclusiva, emocional y participativa, pues, cada miembro del sistema tiene la oportunidad de representar sus experiencias personales y colectivas, muestra relaciones y emociones de una manera subjetiva, simbólica, creativa y expresiva, alejada del dato racional y simplista que ofrece el obtener información de un solo miembro entrevistado o encuestado, pues el trabajo colectivo-comunitario da vida a multiplicidad de voces y puntos de vista que, al ser representados, tienen la oportunidad de ser reconocidos. Para las circunstancias que nos atañen, el infante y la familia tienen la posibilidad de representar las habilidades, los intereses de los miembros, así como redes de apoyo y recursos disponibles para este sistema de desarrollo humano.

A través de las cartografías sociales pedagógicas, se visibiliza en el territorio familiar cómo se imbrican energías, tensiones, decisiones, hábitos, patrones, problemáticas, afectos, eventos nutricios, decisiones que influyen en los resolutorios cotidianos y emergentes, códigos comunicativos; se da cuenta de identidades, pertenencias, sentimientos, recuerdos, significados singulares y colectivos. Estos eventos difícilmente se escrutan en las entrevistas y técnicas formales de recolección de datos que no siempre se atrapan como eventos relevantes, pero que son un material invaluable para comprender la complejidad de las relaciones familiares, así como las interconexiones entre aspectos de la vida cotidiana. Acceder a estas propuestas amplía las perspectivas de acceso a la realidad para promover una comprensión más holística y enriquecedora de los entornos sociales. Con estas ideas, es factible incursionar en la creación de propuestas para una intervención educativa más amplia en cuanto a los miembros de la familia.

Para comprender estas propuestas metodológicas es necesario explicitar y comprender teóricamente los elementos que se han de considerar para desarrollar una cartografía social participativa. De acuerdo con Barragán y Amador (2014), son tres:

a)   el mapa: es la representación gráfica que elaboran los miembros de la comunidad,

b)   el territorio: es una aproximación a la subjetividad experimentada, es la existencia misma; en este caso, es la experiencia de la familia,

c)   el sistema de relaciones: muestra la manera en que se dan la relaciones, tensiones y, para el caso que nos atañe, de manera complementaria se agregan los aportes y nutrientes que generan, mantienen o fortalecen la vitalidad de los miembros del sistema familia; expone la manera en que los miembros de este territorio se relacionan con el medio y los otros para establecer acciones que mantienen crisis o tensiones y, por otra parte, les permiten empoderarse de su realidad (personal y/o colectiva) y transformarla.

Por otra parte, de acuerdo con Uribe et al. (2017):

La cartografía social permite un acercamiento al contexto escolar a partir del reconocimiento de las especificidades del territorio, desde las lecturas y asignaciones de los propios actores socioeducativos que lo integran. Es un ejercicio de investigación que posibilita la generación de conocimiento comprensivo sobre una realidad social, con la participación de quienes lo componen (p. 78).

De la misma manera, en el mapeo participativo intervienen diferentes actores en la configuración del territorio que les compete; el hecho de usar un código de trazos basado en grafías, símbolos, dibujos, líneas de interconexión o unión de elementos permite reducir barreras para los miembros que por su edad o condición educativa no dominan la escritura; esto favorece  su participación  activa en la configuración  del mapa y el territorio, a la vez que este tipo de representaciones puede dar lugar a eventos que no pueden ser nombrados o atrapados desde la palabra escrita, sino desde códigos simbólicos. Al trabajar todos los miembros del sistema familiar, en conjunto, producen colectivamente mapas sobre su percepción de realidad y problemáticas que enfrentan; esta técnica se ha empleado en diferentes tipos de comunidades para provocar la reconfiguración de los terrenos donde habitan, se empoderen y decidan sobre la trascendencia social, cultural y política del entorno y de su propias maneras de interactuar con el mismo para adoptar posturas ante su realidad, y así hacer frente a sus problemáticas y necesidades (Barragán, 2016).

Estos dos tipos de producciones son representaciones narrativas en una dimensión simbólica que genera representaciones gráficas e intersubjetivas que permite a los miembros de la misma identificar los recursos afectivos, sociales, socioculturales, personales, materiales, económicos, morales, ideológicos, intelectuales y académicos que poseen, y les estimula a apropiarse de un lugar en el espacio, a asumir una participación más activa y comprometida en la toma de decisiones para atender los problemas más apremiantes y a la vez transformar sus estilos de vida. En el presente estudio, la propuesta de dominio metodológico se denomina cartografia social pedagógica. Así, esta herramienta técnica no solo es un recurso para recuperar datos de una realidad, sino que se torna en un dispositivo comunicativo que permite que los miembros tomen cierta distancia objetiva de su realidad que les implica, y que con ello decidan comprometerse para darle un nuevo sentido y reordenamiento a la realidad que les aqueja, a los problemas que no logran desentrañar desde la razón y opten por decidir cambiar lo que viven y cómo lo viven desde directrices internas que les impulsen a ser y actuar distinto; es la oportunidad de crear nuevas lógicas interpretativas para movilizar sus saberes como una profesional de la educación especial y, con ello, ampliar sus propuestas de intervención educativa.

 


III.   Metodología

La enseñanza de la metodología de las cartografías sociales pedagógicas tuvo dos momentos curriculares en la asignatura “Familia y proceso educativo” de la licenciatura en educación especial de la Escuela Normal de Especialización Dr. Roberto Solís Quiroga, de la ciudad de México. El primero respeta y mantiene los contenidos curriculares prescriptivos, donde se reconoce que el momento de exploración de la actividad diagnóstica se observa altamente orientado para verificar el siguiente terreno social:

-   La caracterización de los integrantes de la familia: edad, profesión, estudios,

-   La historia familiar de sus integrantes.

-   El nivel económico de la familia.

-   El tipo de vivienda: condiciones, estructura, número de habitaciones, características de la zona donde se ubica y servicios integrales.

-  La organización de la familia con respecto a salud, higiene, cultura, afectividad, hábitos de alimentación, tiempos de ocio/recreación, participación en el aprendizaje, inquietudes intelectuales y hábitos de estudio de sus hijos.

Se promovió la comprensión de esta lógica técnica y su instrumentación netamente descriptivos a través del dominio de las técnicas de observación, la entrevista estructurada y semiestructurada, así como el uso  de  cuestionarios;  alrededor  de los aprendizajes de estos contenidos, se esgrimieron argumentos que cuestionan    las limitantes de estas propuestas ante el abanico de posibilidades que despliega el acceso a los sistemas simbólicos y comunicativos que ofrecen las comunidades y que son elementos que amplían las posibilidades de intervenir educativamente en otros niveles de la realidad.

En segunda instancia, se abrieron espacios curriculares para el estudio y aprendizaje de la metodología de la cartografía social pedagógica, como una oportunidad de ampliar sus horizontes de actuación diagnóstica e interpretativa de la realidad de un sistema familiar.  Estos dos recursos investigativos permitieron acceder a una serie   de representaciones gráficas de construcción simbólica, donde de manera personal   y participativa las familias dan muestras gráficas de su territorio de saberes y redes emocionales intersubjetivas; de la misma manera, permite visibilizar sus relaciones, acciones y aportes que contribuyen para configurar el contexto sociofamiliar, su presencia como herramienta da cuenta de una memoria colectiva que organiza las relaciones familiares como un grupo social íntimo. Tales aportes se tornan complemento a las instrumentaciones tradicionales con las que se forman para diseñar intervenciones educativas en este contexto.

En cuatro semanas, se instruyó a tres grupos de trabajo de la licenciatura en educación especial; los estudiantes en formación recibieron formación teórica, desarrollo metodológico de la técnica, preparación para análisis e interpretación de las cartografías sociales pedagógicas. Para demostrar el dominio de lo aprendido, se procedió a realizar dos tipos de cartografías con sus propias familias, en cada uno, el guía de la actividad tomó nota de las actitudes, comentarios, explicaciones, emociones que emergieron durante la construcción.

 

IV.   Resultados

Un. hallazgo crucial fue la sistematización de la experiencia formativa. En este apartado, se da cuenta de los momentos cruciales que se entretejieron en los procesos formativos y que registran una lógica para la enseñanza de este tipo de metodologías y se considera un aporte para la mejora curricular de los planes y programas de la licenciatura en educación especial en México. Tras  la revisión teórica, se procedió a  la experiencia de los mapeos participativos con sus propias familias, se recomendó el registro en audio o video durante su realización para completar los análisis posteriores.

 


IV.1. Mapeos participativos

La primera cartografía se orientó a identificar qué tipo de factores de crecimiento y apoyo reconocen que poseen así como aquellos a las que tienen acceso dentro y fuera del sistema familiar (hacer bromas, cuidarse, enviarse mensajes, abrazarse, atender las necesidades del día, servicios diversos para la salud, el ocio, la educación, etcétera), así como los riesgos o tensiones que vulneran la estabilidad, el fluyo de interacciones para adaptarse (desajustes afectivos, tensiones por el riesgo de desempleo o bajas ventas en el negocio, reprobación, conflictos con el jefe o amigos, asaltos, etcétera) ya sea que se atribuyan a sí mismos o al entorno; se propició identificar los estilos de interacción que se asumen para reconocerlos como parte de su organización y experiencia vivida.

Por otra parte, se crearon cartografías donde es posible que cada miembro identifique las responsabilidades, los roles, los aportes que cada uno ofrece al territorio para que se mantenga o transforme (hacer el aseo, dar mantenimiento a la casa, alimentar a las mascotas, apoyar en las tareas, proponer ajustes, crear planes, etcétera) y asignarles valores nutricios o de potencial para la mejora de la dinámica y existencia familiar (figura1).

Figura 1

 


Cartografía de familia: valores nutricios*

 

* En esta cartografía, en la parte central inferior, se aprecia la participación de una persona con discapacidad intelectual y que se inscribe en la familia de una de las estudiantes.

Fuente: archivo personal de participante en formación.

A la par de este trabajo, se revisaron algunas pautas para interpretar bajo el enfoque de la representación sociales que propone Serge Moscovici (1984, 1986) y Merleau- Ponty (1994), se destacan las siguientes:

En primer lugar, es fundamental realizar una identificación exhaustiva de los elementos visuales presentes en la cartografía. Esto implicó un análisis meticuloso de símbolos, colores, líneas y otros componentes gráficos utilizados para representar diversas facetas de la realidad social que experimenta la familia, se requiere, no solo el gráfico en sí, sino la recuperación de las voces y actitudes del colectivo mientras construyen el gráfico.

En un segundo  momento,  se  recomendó  un  análisis  profundo  de  las  relaciones  y conexiones representadas en la cartografía. Es decir, se han de reconocer las interacciones entre los diferentes elementos cartográficos, así como las relaciones familiares, las redes de apoyo y las conexiones espaciales, con el fin de comprender la estructura y dinámica de la comunidad o grupo representado y conocer los apoyos con los que cuenta y las restricciones a las que pudiera estar enfrentándose.

Así, hay que explorar el significado simbólico de los elementos representados en       la cartografía. Los símbolos utilizados pueden tener connotaciones culturales, emocionales o contextuales específicas que requieren ser interpretadas con sensibilidad y perspicacia; hace falta aguzar el oído y el ojo al momento de los trazos y registrar estos eventos. Para el análisis de estos elementos, hay que recuperar las notas del docente que ha guiado esta actividad.

Es esencial contextualizar la cartografía en el entorno en el que se creó. Esto implica considerar el propósito del mapeo, los miembros de la familia involucrados en su elaboración y el contexto sociohistórico en el que se desarrolla, así como la etapa del ciclo vital de la familia que experimenta este grupo (Estrada, 2014) o bien las crisis    o tensiones por las que atraviesa este grupo en particular (Pittman, 2009), con el fin de comprender las crisis, tensiones, motivaciones y perspectivas subyacentes en la representación cartográfica.

La familia N experimenta dos etapas que lo entrampan en crisis que aumentan las tensiones afectivas que se traducen en actitudes de irritabilidad entre la pareja y se centra en  la exigencia  de atención  al miembro con más vulnerabilidad  (M), la vejez    y el nicho vacío que emerge por la independencia de la hija mayor que recién formó    su hogar. Al ser la principal cuidadora de M (persona con discapacidad), los padres requieren reorganizar los tiempos, tratos, espacios, cuidados y se perciben limitados por los deterioros del cuerpo que le impiden cargar físicamente a su hijo para tener movilidad de un espacio a otro y a la vez atender el hogar y reconocer la imposibilidad de centrar la atención y cuidados entre ellos y la atención educativa del joven con discapacidad (notas interpretativas de mapa de crisis, tensiones y problemas. CHM, marzo de 2023).

Además, de ser necesario, se han de hacer búsquedas específicas, clarificar sentidos y significados; se recomienda promover el diálogo y la participación con los miembros de la familia que crearon la cartografía. Esto permite profundizar en la comprensión de los elementos representados y enriquecer el análisis con aportes que reconfiguren las perspectivas y experiencias diversas aun después de su construcción.

Por último, se sugirió realizar comparaciones y análisis contextuales con otras fuentes de información complementarias, como datos de entrevistas, cuestionarios, encuestas, testimonios de personas involucradas. Esto permite contextualizar la información representada en el mapa y obtener una comprensión más completa y matizada de   la realidad social que se está representando. Con este tipo de entretejidos de datos e información, se crean los puentes entre la formación instrumental-racional que ofrece el plan de estudio y esta nueva fuente de análisis e interpretación de la realidad.

Una vez efectuadas, se presentaron ante el grupo, se analizaron y contrastaron con los datos obtenidos a partir de las técnicas tradicionales propias de su formación disciplinar para comprender su uso en la configuración del contexto sociofamiliar y cómo se pueden recuperar los hallazgos para generar propuestas de intervención, al entretejer con los datos que arrojan los instrumentos y técnicas que tradicionalmente se emplean para realizar el contexto sociofamiliar.

 


IV. 2. Ruta de análisis

El entretejido para el análisis de la información siguió la siguiente ruta:

1.  Organización de los datos. Se ordenaron los datos recopilados en categorías relevantes, como características demográficas de la familia, condiciones de la vivienda, organización familiar y aspectos relacionados con la salud, la educación y el bienestar.

2.   Análisis descriptivo. Se realizó un análisis pormenorizado de los datos para obtener una visión general de la situación por la que atraviesa la familia (considerando las etapas de desarrollo y crisis que experimenta), se contempló la caracterización de los integrantes de la familia desee sus diversas variables, incluyendo edad, profesión y nivel educativo. Estos elementos fueron fundamentales para comprender la dinámica familiar y las posibles influencias que cada individuo puede tener en el funcionamiento del grupo.

3.   Identificación de patrones y tendencias.  La  historia  familiar  emerge  como  un factor relevante que puede influir en la identidad y las experiencias de      los miembros de la familia, es común que las interrelaciones y sistemas de creencias estén marcadas por patrones de pensamiento o conducta que como representaciones sociales o experienciales pueden estar registrados en el mapa o las entrevistas. El análisis de este aspecto proporcionó una visión más completa de los antecedentes, hábitos proactivos y de cuidado o bien que restringen el desarrollo de los miembros, así como las circunstancias que han moldeado la vida familiar a lo largo del tiempo.

4.   Comparación entre la cartografía familiar y la actividad diagnóstica. Se buscó comparar los datos obtenidos de la cartografía familiar con los recopilados durante la actividad diagnóstica. El objetivo fue buscar similitudes, discrepancias y áreas de convergencia entre ambas fuentes de información.

Por citar unas ideas de este tipo de interconexiones, se resalta, a modo de ejemplo, algunos datos que ofreció el registro tradicional y que no fueron explícitos en el mapa o que se materializaron en el territorio a partir de los símbolos e interconexiones, a modo de realidad, tensiones o deseo:

El nivel económico de la familia se presentó como un componente crucial que impacta en diversas áreas de la vida de los miembros, desde las condiciones de la vivienda hasta los hábitos de alimentación y el acceso a servicios integrales. Esta variable revela las condiciones materiales en las que la familia se desenvuelve  y puede ser determinante para comprender las necesidades y los desafíos que enfrentan en este momento histórico y el tipo de significados que nos puede revelar el mapa ante su condición económica y cultural.

Por otra parte, la descripción detallada del tipo de vivienda, incluyendo su estructura, condiciones y ubicación, ofrece información valiosa sobre el entorno físico en el que la familia reside. Este aspecto es fundamental para comprender las condiciones de vida y las posibles limitaciones que enfrentan en términos de acceso a recursos y servicios y que pueden estar presentes en la cartografía y se interrelacionan con los estilos de convivencia y comunicación del grupo primario.

Asimismo, la organización de la familia en áreas como la salud, la higiene, la cultura, la afectividad, los hábitos de alimentación y los tiempos de ocio/ recreación revela aspectos clave de su funcionamiento interno. Estos elementos reflejan las prácticas y valores que guían la vida familiar y pueden influir en el bienestar y el desarrollo de sus miembros, datos que pueden quedar inscritos en la cartografía familiar.

5.   Identificación de necesidades y posibilidades de crear alternativas de intervención con base en la voz de los actores. Se utilizaron los resultados del análisis para identificar las necesidades y oportunidades de reordenar sus lógicas de vida, dar un flujo distinto a los sistemas de creencias anclados, así como meditar y dar vida al acto de reimaginar y reinventar patrones de comportamiento para la familia en cuestión:

Por ejemplo: Una cartografía mostró que la familia tiene dificultades económicas, mientras que la actividad diagnóstica reveló problemas de salud   y hábitos de estudio inadecuados; era posible considerar proporcionar apoyo en estas áreas y ofrecer acciones que den otras alternativas, crear rupturas creativas con su historia de grupo en la organización del tiempo de ocio, asumir las habituaciones con una actitud más proactiva y de emprendimiento para fortalecer la economía. Se estableció lluvia de ideas para la búsqueda de alternativas de incremento de ingresos así como aprender nuevos patrones   de comportamiento ante los hábitos de estudio —se hizo un programa de aprendizaje de hábitos para el trabajo escolar, entre ellas se educó en la técnica Pomodoro—, respecto a la salud, se diseñaron dietas que modifican la relación con los carbohidratos y grasa saturadas y menús más económicos), así como una rutina de ejercicios de bajo impacto para complementar la atención a la diabetes de un miembro (fragmento de propuestas de intervención en la familia B, JCF, junio de 2023).

6. Finalmente se cerró con la formulación  de  recomendaciones.  Con  base  en los hallazgos del análisis, se formularon sugerencias específicas para abordar las necesidades identificadas y reorientar la situación de la familia e incidir directamente sobre los aspectos de tipo pedagógicos, de rendimiento académico, bienestar emocional, hábitos de estudio y apoyo para los aprendizajes supervisados desde la casa, creación de opciones de redes con otros sistemas familiares, profesionales de la educación, la salud, o el que se requiera, a través de instituciones u organismos no gubernamentales.

Para cerrar, se sugirió que las recomendaciones fueran realistas, viables y centradas en las necesidades, capacidades y deseos de transformación de la familia en cuestión.

 

IV.3. Hacia una ruta metodológica de intervención

Los resultados de las cartografías se reconocen como un medio de comunicación visual que transmite información espacial, relaciones simbólicas, lenguajes propios, principios y problemas éticos, económicos, organizacionales y vivencias cotidianas,  su análisis ofrece aportes para recuperar su contenido en la organización de la intervención educativa que ofrecen las licenciadas en educación especial a las familias. este tipo de recursos comprometen su responsabilidad ética ante el empleo de nuevas metodologías exploratorias para favorecer estrategias de trabajo educativo más apegadas a las autopercepciones del sistema familiar y las opciones que están a su alcance.

Desde la experiencia vivida, la licenciada en educación especial que atravesó por  esta experiencia ahora conoce otras técnicas y procedimientos para obtener datos    e información articulados entre las metodologías técnico-racionales y las simbólico- interpretativas. Tal condición les abre nuevas alternativas para proponer un diseño de intervenciones y estrategias de apoyo dirigidas a promover el bienestar y la calidad de vida de la familia que está implicadas en afrontar las vulnerabilidades de aprendizaje, de limitaciones o restricciones para asumir una conducta adaptativa de unos de sus miembros. Se reconoce que no es un problema de uno, sino de todos en la familia.

De manera emergente se lograron aspectos no pensados con los sujetos en formación, pues el hecho de interactuar con los miembros del sistema familia para crear su propia cartografía familiar dio apertura a gestar desde el propio territorio un reconocimiento valioso de cada miembro, abrió canales de comunicación más allá de la palabra, se manifestó una nueva lógica dialógica para esclarecer lo vivido por el territorio en el sistema de interacciones cotidiano y les permitió a los miembros del territorio explorado reconocer desde sí las crisis y tensiones desde diversas ópticas, así como exponer los recursos no aprovechados y que estaban al alcance pero que no se empleaban para dinamizar la vida del sistema:

Mis padres mostraron interés por mejorar las cosas en la casa, no sabían que mi licenciatura me podría enseñar que un simple dibujo podría atrapar problemas, crisis y modos de relacionarse, me pidieron que les mostrara los resultados para hacer algo por el bien de todos (comentario de clase, mayo de 2023).

Las estudiantes movilizaron su sistema de creencias sobre el tipo de familia que poseen y en la que se desarrollan, asimismo meditaron sobre los diversos roles y funciones que juegan al interior, así como las interdependencias con otros miembros y sistemas con los que interactúa su familia. Por otra parte, inesperadamente, en algunos casos se abrieron canales de comunicación obstruidos o nulificados con las habituaciones relacionales, las familias implicadas mostraron inquietud y curiosidad por mejorar sus estilos de vida y comunicación.

El develar la autopercepción de un  grupo familiar a  través  del  lenguaje gráfico  del dibujo, favoreció reconocer intersubjetividades e implicaciones simbólicas que visibilizaron recursos, actitudes, acciones y relaciones que hasta ese momento estaban invisibilizados o no reconocidos por la rutina, el deber ser, la obligatoriedad. Dichos aspectos no son posibles de evaluar bajo las lógicas metodológicas que señala el plan y programas de estudios de la asignatura “Familia y proceso educativo”; sin embargo, con estos recursos técnicos se abren nuevos horizontes explicativos.

Este tipo de aprendizajes situados bajo otras perspectivas lógicas del contexto familiar resulta útil en la confirmación de saberes y habilidades para la valoración de las diferentes proporciones que componen a los contextos de los estudiantes. El reconocimiento de otros ámbitos, más allá del proceso formativo en los estudiantes, ayuda a potenciar el análisis de la realidad, las formas o mecanismos de intervención; así como la valoración de los resultados. En este caso, el sistema de creencias familiares que de alguna forma influye en la conformación de las realizaciones cotidianas o vitales; éstas, además, insertas en el ámbito comunitario, local o regional.

Las preguntas iniciales de esta investigación buscaban reconocer los beneficios del dominio metodológico de las cartografías sociales pedagógicas como un recurso técnico que recupera las representaciones simbólicas y la autopercepción del sistema familiar para ser incorporadas en un diagnóstico contextual; asimismo, si es factible usar estos datos para derivar una propuesta de intervención que permita ampliar los horizontes de actuación de la familia y de la licenciada en educación especial. Por el momento, se puede afirmar que dicha posibilidad ha cobrado vida en las personas que se apropiaron de esta metodología y se posee en este momento una ruta sistemática para ser considerada en el currículum.


V.   Discusión

Como se argumentó inicialmente, en el  ámbito  de  la  educación  especial  no  se  han hallado registros sistemáticos de este tipo de propuestas metodológicas en la enseñanza de los planes curriculares en la citada institución o en la formación inicial de estos profesionistas como recurso metodológico para los diagnósticos formales. Sin embargo, su apropiación es necesaria, pues estas propuestas ofrecen alternativas para dar cuenta de “la responsabilidad social que las instituciones escolares tienen frente a la diversidad y a la discapacidad, ahora llamada inclusión educativa” (Forero & Socha, 2023, p. 8).

La presente pesquisa no busca llenar los vacíos existentes; únicamente pretende explorar posibilidades para  abrir  escenarios  emergentes  en  la  formación  inicial  de las licenciadas en educación especial y que adquieran nuevos recursos para ofrecer opciones de intervención más dinámicas al recuperar las autopercepciones    y posibilidades de significación de los registros simbólicos de las familias evaluadas, en el entendido que con ello se llegan a acuerdos de actuación pedagógica con los miembros de sistemas implicados en la cartografía (Barragán et al., 2020), a la vez que amplía horizontes de búsqueda contrahegemónicos a la formación disciplinar más tradicional de las licenciadas en educación especial.

Por otra parte,  sí  pretende  establecer  registros  sistemáticos  de  experiencias  en  la enseñanza de diversos albores comunicativos que den acceso a lo simbólico y la autopercepción, en una época donde la narrativa de los actores necesita visibilizarse. Esto es posible cuando se asume la oportunidad de implementar alternativas formativas en lo teórico, lo técnico y lo metodológico de las cartografías sociales y pedagógicas (Barragán et al., 2020); sin embargo, el aprendizaje de estas propuestas ha de ir más allá de lo que proponen estos autores, una alfabetización cartográfica. Por ello se incursionó en el empleo de estas para reorientar el diagnóstico del contexto sociofamiliar, condición que contribuye  para  complementar  el  entendimiento  de  lo escolar a través de las pesquisas de Uribe et al. (2017) y que se encaminan a la comprensión de los territorios demarcados como contextos socioeducativos, pero desde el punto de vista de la familia.

Si bien las investigaciones actuales centran sus informes, hallazgos y resultados en los beneficios que esta metodología ofrece a las comunidades implicadas o la formación en las ciencias sociales, este trabajo se aleja de esos intereses, pues focaliza sus esfuerzos en los procesos formativos de profesoras que atienden problemáticas familiares desde la educación especial y la inclusión educativa; desde sus inicios se ha buscado que se apropien de esta propuesta para dar voz y presencia a otras lógicas que les permitan agilizar, en lo dinámico participativo, la toma de decisiones en la intervención educativa. Este tipo de acciones son necesarias, pues las universidades e instituciones de educación superior muestran la apropiación de técnicas participativas para el estudio de comunidades y poco ofrecen para fortalecer la formación de educadores (Forero & Socha, 2023).

Una limitación sustancial que tiene esta experiencia de intervención didáctico- formativa es que no se logró el trabajo colectivo con otros profesores de la misma asignatura, por lo que curricularmente es una experiencia aislada, sin la presencia de intereses o territorios compartidos en la educación formal; puede reconocerse que en las instituciones que forman profesores es común la resistencia al cambio, hay un apego excesivo a la normatividad y el cumplimento de los contenidos curriculares, el reto  es asumir un diálogo con los cuerpos colegiados y abrir nuevas interpretaciones que estén acordes a los cambios de las realidades educativas y los códigos de comunicación no legitimados desde la racionalidad educativa.

 


VI.    Conclusiones

La formación inicial para la apropiación de nuevas habilidades que validen la participación y opinión de la familia en las propuestas de intervención educativa, gestadas desde un diagnóstico educativo con el uso de cartografías, es una vía que transforma el conocimiento y la investigación en el acto pedagógico.

Esta metodología y herramienta del levantamiento colectivo del mapa favoreció la reflexión del lugar que habitan, los roles que se asumen, las lógicas de comunicación e interacción, los aportes nutritivos, las tensiones y crisis (económicas, sociales, de reconocimiento, sexuales, del ciclo de vida que atraviesa, etcétera), así como las problemáticas que se experimentan en este territorio denominado familia.

Para el aprendiz en formación inicial, implicó vincular a los participantes en la posibilidad de transformar sus prácticas; es una invitación a extender sus pensamientos a una lógica menos racionalista, dar lugar a una comprensión y empatía, para fortalecer lazos de cooperación, convivencia y respeto entre la licenciada en educación especial y la familia; se inscribió una nueva lógica comunicativa para interpretar el territorio y la voz de sus ocupantes.

El acto pedagógico de recuperar construcciones sociales intersubjetivas y flexibles, con códigos comunicativos de otro orden, permite retratar la participación de los miembros en un territorio al que no se ha tenido acceso hasta el momento en la formación de los educadores de la educación especial. Apropiar estas ideas es una posibilidad de abrirse a escenarios no delimitados desde el control y la tecnocracia, pues los aportes más tradicionales se ciñen a la racionalidad instrumental. Este tipo de experiencias formativas es un nuevo inicio que se encausa hacia la comprensión de perspectivas que dan lugar al reconocimiento de la simbolización de la organización familiar y, con ello, a proponer alternativas que generen puentes entre las propuestas de la racionalidad y las autopercepciones del sistema familia.


En orden de lo dicho, el acto pedagógico, formativo o educativo es una realización que resulta de múltiples factores, entre los que no podemos soslayar el ético, el comunitario, el político; pero tampoco el individual o personal. Esto es, que se desarrolló en medio de condiciones establecidas, morales, normativas; pero también de otras más apegadas a la capacidad reflexiva de las personas sobre esas condiciones, las cuales generan la respuesta ética. Su reflexión será fundamental en el despliegue de procesos para su mejora o transformación.

En el terreno de las acciones investigativas, será vital dar continuidad a este tipo de propuestas en la formación inicial, además de ampliar las pesquisas para comprender sus usos, alcances y limitaciones al ser empleadas con familias que están integradas por uno o más miembros de la denominada diversidad educativa, de grupos familiares en condición de vulnerabilidad. Se requiere escudriñar el tipo de registros que se hacen de la valoración inicial en la carpeta única de la trayectoria escolar del alumno (CUTEA), así como su empleo en el diseño de estrategias de intervención y los seguimientos, pues las familias se reordenan continuamente en sus actuaciones cotidianas y las cambiantes. Hace falta abrirse a nuevos horizontes para explorar las cartografías sociales pedagógicas como una metodología que despliega hacia otras posibilidades formativas de las profesoras de educación especial.

 

Referencias

 

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Nota: Aclaramos que el presente artículo no representa conflicto de intereses con alguna institución.

 

1 Al interior del trabajo, se emplea el femenino al referirse a la comunidad de estudiantes en formación inicial, pues es el género predominante.