Journal de Comunicación Social 12(19), 13-33 agosto-diciembre de 2024 ISSN impresa 2412-5733; ISSN online 2413-970x - DOI: https://doi.org/10.35319/jcomsoc.2024191312
Mi yala: liberación sexual femenina y reproducción del orden patriarcal
My yala: female sexual liberation and perpetuation of the patriarchal order
Universidad Católica Boliviana San Pablo, La Paz, Bolivia joelle.bravo@gmail.com
https://orcid.org/0009-0006-3455-4679
Fecha de recepción: 20 de febrero de 2024 Fecha de aceptación: 14 de agosto de 2024
Resumen: “Mi yala”, para los jóvenes de La Paz, Bolivia, hace referencia a alguien con quien se tuvo relaciones sexuales. El uso de este término y los discursos de algunas canciones de los últimos años ha creado un ambiente social de aparente libertad sexual. En este artículo, se busca evidenciar que ese discurso en realidad coexiste con una estigmatización profundamente arraigada hacia las mujeres con múltiples parejas sexuales. Se realizó un estudio de campo integral, involucrando a jóvenes estudiantes universitarios de entre 17 y 26 años en La Paz. El estudio demostró que el sistema capitalista aprovecha de manera oportunista las contradicciones inherentes a un discurso que al mismo tiempo alienta y estigmatiza a las mujeres por abrazar una sexualidad abierta. Este entorno paradójico, a su vez, ha fomentado el crecimiento de un mercado cultural que sirve para perpetuar el orden patriarcal existente.
Palabras clave: Discurso, estigma, patriarcado, doble moral sexual, liberación sexual femenina, Bolivia.
Abstract: “My yala” for young people from La Paz Bolivia refers to someone with whom they had sexual relations, the use of this term and the speeches of some songs in recent years has created a social environment of apparent sexual freedom, this article seeks to demonstrate that this discourse exists alongside deep-rooted social stigmatization. A comprehensive field study was conducted, engaging young university students aged 17 to 26 in La Paz. The study showed that the capitalist system opportunistically takes advantage of the contradictions inherent in a discourse that simultaneously encourages and stigmatizes women for embracing open sexuality. It is evident that the capitalist system opportunistically leverages the contradictions inherent in a discourse that both encourages and stigmatizes women for embracing open sexuality. This paradoxical environment has, in turn, fostered the growth of a cultural market that serves to perpetuate the existing patriarchal order.
Keywords: Discourse, stigma, patriarchy, sexual double standard, female sexual liberation, Bolivia.
Cuando las personas aprenden a socializar e integrarse en ciertos grupos sociales, aprenden también a expresarse bajo las normas y roles de género, interiorizando los valores, límites, modelos y deseos hegemónicos que hacen de cada persona un ser funcional en el sistema (Alario, 2017). Son el lenguaje, la cultura y los discursos sociales los que permiten que estas normas se interioricen en cada individuo como expresiones de género e identidad. Estos valores internalizados dividen a hombres y mujeres creando expectativas diferentes del mundo y de sus relaciones sociales; estas diferencias, en consecuencia, llevan a unos a posicionarse en lugares de poder y a otros en lugares de subordinación.
En Latinoamérica, los estudios de género han tomado especial importancia durante los últimos años gracias al movimiento feminista; se han aplicado y comprobado diferentes teorías, especialmente europeas. El principal indicador de estudio que se relaciona con la presente investigación es el de “Doble moral sexual”, más conocido en inglés como Sexual Double Standard Scale, una escala diseñada por Muehlenhard y Quackenbush en 1998, a través de la cual se midieron las diferentes percepciones sociales que hay sobre la sexualidad de hombres y mujeres, dependiendo de la moral dominante en cierto momento histórico. Esta “doble moral” establece y evidencia una mayor aceptación social de la liberación sexual del hombre sobre las mujeres (en relación a las formas en las que deciden tener relaciones sexuales, tener múltiples parejas sexuales, iniciar una vida sexual a temprana edad y tener relaciones sexuales libres de compromiso). Las evidencias encontradas en los estudios que aplican la escala de doble moral sexual, tanto en Estados Unidos como en España, Brasil y Argentina motivaron a buscar una respuesta en La Paz, Bolivia.
Este artículo presenta los resultados de la investigación titulada “Mi yala: liberación sexual femenina y reproducción del orden patriarcal”, realizada entre los años 2022 y 2023 para obtener el título de licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”. El estudio pretendió encontrar la influencia del discurso social y cultural (música popular) sobre la manera que tiene la mujer paceña de vivir su sexualidad. Este discurso social se analizó desde el uso cotidiano de la palabra yala y las letras de tres canciones populares que se definen como expresiones de “empoderamiento femenino”. Se responde a la pregunta de investigación ¿Cómo el discurso social y la cultura fomentan, pero al mismo tiempo estigmatizan el tener múltiples parejas sexuales esporádicas yalas en mujeres entre 17 y 26 años en la ciudad de La Paz?
El estudio encontró que el discurso social y cultural influye sobre la manera que tiene la mujer paceña de vivir su sexualidad a través de las normas que cargan consigo los roles de género. Estos, por más que la música comparta una aparente imagen empoderada de las mujeres que están viviendo una sexualidad abierta con múltiples parejas sexuales, se contradice con las actitudes socialmente esperadas: recato, monogamia y amor romántico. Este entorno contradictorio genera una espiral de ansiedades en la que las mujeres no saben cómo actuar para sentirse libres en sus propios cuerpos. Es esta constante confusión la que perpetúa el orden patriarcal construyendo y compartiendo nuevas formas de “ser” o “no ser” mujer.
Los tres principales libros que fundamentan esta investigación son, con su respectiva base teórica, Neoliberalismo sexual: el mito de la libre elección (De Miguel, 2015b). Desde el análisis de una aparente “igualdad” entre hombres y mujeres que oculta todavía estigmas y estereotipos sexuales se afirma que, en la era del neoliberalismo globalizado, se reproducen acciones machistas por medio de formas sutiles e imperceptibles que se trata de legitimar bajo la “libre elección” de las mujeres. Mediante una crítica al sistema capitalista, este análisis se fusiona con el del presente artículo al cuestionar la cosificación de los cuerpos femeninos, disfrazada de aparente “libertad”, en los productos de consumo. Por otro lado, en el segundo libro, La transformación de la intimidad (Giddens, 1992), se hace referencia al giro en la visión de las mujeres sobre el sexo, marcando el inicio de una época en la que la sexualidad comenzó a separarse de la reproducción y se generaron cambios significativos en las percepciones sobre el amor y el erotismo. Este estudio funciona como base para entender las percepciones sociales, especialmente de los hombres, sobre las mujeres con múltiples parejas sexuales y cómo son tratadas en colectividad. Este pantallazo sobre la sexualidad de las mujeres en la modernidad ayudó a comprender la respuesta social ante el cambio en la perspectiva sexual femenina. Finalmente, en Claves feministas para la negociación del amor, Lagarde (2000) hace una crítica hacia el modo en que la sociedad construye formas e ideales de amor que las mujeres deben perseguir para sentirse integradas en sociedad, cuestionando los conceptos de virginidad, monogamia y amor romántico. El análisis de este libro se conecta con esta investigación al presentar el deseo de ser amadas como el principal detonante del miedo y la ansiedad que pueden sentir las mujeres en el momento de ejercer una sexualidad libre.
En Bolivia, los estudios de género se encuentran principalmente dirigidos a cuestionar las desigualdades laborales y políticas (Entwistle, 2016; Farah & Salazar, 2000); Hernani- Limarino & Mena, 2014), centrándose especialmente en luchar contra la violencia hacia las mujeres (Requena González, 2017). Así puede verse desde el Observatorio de Igualdad de Género para América Latina y El Caribe, y otras instancias, que difunde estudios sobre prevalencia de la violencia hacia las mujeres en Bolivia (Bott et al., 2014), nivel de participación política de las mujeres (Marco Navarro, 2013), indicadores de pobreza e incidencia en los feminicidios (Cruz Guisbert, 2019). Durante la última década, Bolivia atravesó por una serie de avances legislativos en pro de la igualdad de género; la Ley N° 348 para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia es la más importante. Sin embargo, los estudios de género ligados a la cultura popular aún se encuentran dentro de la academia. Este estudio forma parte de los estudios culturales que propone la carrera de Comunicación Social desde la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”.
Esta investigación se fundamenta en el paradigma feminista postestructuralista, que nace del postestructuralismo; se apoya en la idea de que no existen realidades ni verdades absolutas, prestando especial atención al lenguaje, al poder, al deseo y a la representación social como categorías discursivas (Rodríguez, 2016). El lenguaje es una de las herramientas más poderosas del sistema para mantener al ser humano bajo su poder e intervenir en la formación de su identidad y su entendimiento de la realidad es una influencia social que se caracteriza por ser la “máscara” que demuestra su pensar y actuar. La teoría feminista se fusiona con este paradigma al criticar los estigmas y los discursos patriarcales que califican el actuar de las mujeres y establecen un orden social de monogamia y virginidad femenina que moldea la realidad.
Los principales conceptos teóricos que ayudan a explicar el presente estudio son discurso, poder (presentado desde el castigo social hacia las mujeres que no cumplen con sus roles esperados) y culpa (como herramienta de normalización), desde el análisis social de Foucault (1979). Otro concepto es estigma, desde la mirada de Goffman (1963). Ambos conceptos han sido analizados y revisados desde la teoría de género, separando la teoría biologicista de las actitudes que hombres y mujeres pueden tener, tomando al lenguaje y al discurso social como aquellos que moldean las percepciones identitarias. El sistema capitalista es parte esencial para comprender la manera en que los discursos, las normas y los roles de género se expanden y se unifican socialmente; esto es únicamente posible a través de los medios de comunicación y los productos culturales. Como menciona De Miguel (2015b), la sexualidad tiene género, y se lo puede advertir tanto desde la academia como desde los productos culturales donde se presenta constantemente a las mujeres como un cuerpo o pedazos de un cuerpo; son la literatura, la música y el cine las que moldean formas de pensar y responden a estructuras de poder más grandes que, en palabras de Foucault (1979), establecen el orden social.
El estudio se estableció bajo tres propósitos. Cada herramienta utilizada en la metodología ayudó a responder cada uno de los propósitos. Para responder al primer propósito, que era identificar cómo la cultura (la música popular) y el discurso social fomentan a las mujeres entre 17 y 26 años de la ciudad de La Paz a tener múltiples parejas sexuales, yalas, para empoderarse), se hicieron dos grupos focales, uno con ocho mujeres y otro con siete varones, todos jóvenes universitarios de la ciudad de La Paz entre 17 y 26 años, con participantes elegidos sobre la base de un muestreo no probabilístico intencional (voluntario) y demostrando la diferencia de respuestas entre hombres y mujeres hacia las mismas dinámicas y preguntas. En ambos grupos focales se identificó que cultural y socialmente se fomenta que las mujeres busquen “empoderarse” a través de su sexualidad, sobre todo, gracias a los mensajes que transmite la música popular.
Para el segundo propósito, que planteaba identificar cómo la cultura (la música popular) y el discurso social estigmatizan a las mujeres entre 17 y 26 años de la ciudad de La Paz que tienen múltiples parejas sexuales esporádicas, yalas, se hicieron entrevistas semiestructuradas y un grupo focal.
El grupo focal fue mixto, con dos mujeres y cinco varones, de igual manera, elegidos según un muestreo no probabilístico intencional (voluntario), en el cual se evidenció la alteración y la influencia de respuestas entre varones y mujeres mientras compartían un mismo espacio de opinión respecto a la estigmatización que hay hacia la mujer con múltiples parejas sexuales. Las entrevistas semiestructuradas se realizaron con tres mujeres de diferentes edades y universidades de La Paz. Estas entrevistas evidenciaron las formas en que la cultura y el discurso social influyen sobre la percepción que las mujeres tienen de su valor individual a través de los yalas y de vivir una sexualidad abierta, además de cómo la cultura y el discurso social las estigmatiza. Para el tercer propósito, que era entender por qué el orden patriarcal (patriarcado) se reproduce a través de la estigmatización/fomento hacia las mujeres jóvenes entre 17 y 26 años para tener múltiples parejas sexuales esporádicas, yalas, en la ciudad de La Paz, se realizó un análisis mediante un cruce de datos. Los datos utilizados fueron los recolectados para los propósitos previos, además los consultados en la revisión bibliográfica, particularmente sobre el patriarcado y su influencia en la sexualidad y las relaciones de pareja.
IV.1. Fomento
El concepto de empoderamiento se encuentra ligado con las ideas de “independencia”, “libertad” y “sexo”. El empoderamiento femenino hace referencia al proceso de adquisición de poder de las mujeres tanto en espacios individuales como en espacios colectivos. Esto quiere decir que una mujer que adquiere poder tiene la capacidad individual de actuar de forma autónoma sobre las decisiones de su vida; pero también significa que tiene acceso a los medios para desarrollarse libremente en comunidad. Este concepto ha sido la consigna de múltiples artistas durante los últimos años. Si bien no son los primeros productos culturales de este estilo, ya que a finales de la década de los setenta mujeres revolucionarias como Raffaella Carrá sacudieron a la sociedad cuestionando lo socialmente establecido con relación al sexo, este estudio se centró en los discursos de tres canciones que fueron lanzadas entre 2019 y 2021, dos latinas y una en inglés. Estas canciones abordan el empoderamiento femenino desde tres aspectos diferentes, pero conectados entre sí: el cuerpo como arma de poder, el relacionamiento en pareja sin miedo y el sexo libre sin culpa. El primer aspecto se analizó en la canción “Bichota”, donde la cantante se presenta a sí misma como un cuerpo poderoso y magnético al cual los hombres no pueden resistirse. Se presenta la letra de la canción y su respectivo análisis en la Tabla 1.
Tabla 1
Análisis de la letra de “Bichota”
Frase de la canción |
¿De qué manera cuestiona el orden patriarcal? |
Roncan, pero no pueden con mi pum pum con mi pum pum y si hay alguien que me rompa porque no pueden con mi pum pum con mi pum pum, con mi pum pum |
Aquí la cantante hace alusión a su poder y encanto físico sobre los hombres; el “pum pum” hace referencia al movimiento de sus nalgas al bailar el ritmo de reggaetón. De esta manera, el orden patriarcal es cuestionado respecto a la “sumisión” de las mujeres; pero nuevamente las reduce a un pedazo de cuerpo (el poder femenino está en las nalgas), reafirmando la idea patriarcal religiosa de que el cuerpo femenino es una “tentación”. Se entiende el poder femenino solo desde la sexualidad. |
Perreando duro les gusta mi culo |
Esta frase hace alusión directa al sexo y la sexualidad. La cantante afirma que su poder (de seducción especialmente) está en el movimiento de sus nalgas; incluso en el video se agarra las nalgas y coquetea con la cámara, fortaleciendo la idea de que el poder femenino se encuentra en el cuerpo y el sexo. |
tú pa’ darme like en el insta eres veloz Pero se rumora por ahí que eres precoz |
Con esta frase, la cantante provoca y se hace la burla de los hombres; es una respuesta al acoso que algunas mujeres pueden sentir, cuestionando los roles de poder y posicionando a la mujer en un lugar de superioridad sexual. |
Fuente: elaboración propia.
Esta canción presenta a una mujer empoderada como aquella segura de su cuerpo, que es poderosa porque tiene a los hombres a sus pies gracias a su cuerpo; es un discurso de superioridad sexual sobre el género masculino y sitúa a la mujer como poderosa gracias a la tentación que su físico puede significar para los demás. Esta percepción sexual responde a los cuestionamientos que plantea el movimiento feminista durante los últimos años, por lo que también se puede inferir que los productos culturales responden a las demandas sociales del momento histórico en el que se encuentren.
Por otro lado, la canción “Thank U, next”, sin tocar el aspecto físico o sexual, aborda el relacionamiento en pareja sin miedo; es un discurso liberador para todas aquellas mujeres que alguna vez han podido sentir miedo por iniciar una nueva relación de pareja y sentirse juzgadas; es un cuestionamiento al concepto de amor romántico al presentar a la cantante como una mujer que compartió su vida y su amor con varios hombres sin esperar que ninguno sea perfecto, y despidiéndose cuando el amor se acaba.
Tabla 2
Análisis de la letra de “Thank U, Next”
Frase de la canción |
¿De qué manera cuestiona el orden patriarcal? |
Pensé que acabaría con Sean, pero no hacíamos buena pareja. Escribí algunas canciones sobre Ricky, ahora las oigo y me río, casi incluso nos casamos. |
El principal cuestionamiento al patriarcado parte desde la posición que plantea la cantante al hablar con total normalidad de las parejas que tuvo y los sueños que tuvo con cada uno, afirmando que una mujer puede estar con muchos hombres y amarlos, sin perder su valor como mujer, cuestionando y transformando el concepto de “amor romántico”. |
Paso más tiempo con mis amigos, no me preocupo por nada, además, conocí a alguien, estamos teniendo mejores discusiones. |
La letra de la canción cuestiona el rol de la mujer durante una relación romántica, afirmando que puede ser muy agotador salir con alguien siendo mujer. En palabras de Marcela Lagarde (2000), la mujer aprende a darlo todo por su pareja, en muchos casos olvidándose de ella misma, Ariana (nombre que se atribuye en la canción) se preocupa más por ella ahora. |
Sé que dicen que paso página demasiado rápido, pero esta vez va a durar, porque su nombre es Ari (ella misma) y estoy tan a gusto con eso, tan a gusto con eso. |
Aquí se cuestiona el discurso social que puede castigar a una mujer por tener muchas parejas, Ariana no se deja llevar y afirma que ella es su nuevo amor, rompiendo con la norma patriarcal de la “complementariedad de los sexos”. |
Fuente: elaboración propia.
La tercera canción analizada fue “Mala fama”, donde se maneja un discurso de apoyo hacia las mujeres que tienen múltiples parejas sexuales, despojando la culpa y el asco que algunas pueden sentir y describiendo su actuar como seguras de sí mismas y de lo que quieren. En las letras se califica a los hombres y se elige al que más les guste, despojando a las mujeres de esa culpa por tener una “mala fama” con la que pueden ser calificadas socialmente. Se presenta el análisis en la Tabla 3.
Tabla 3
Análisis de la letra de “Mala Fama”
Frase de la canción |
¿De qué manera cuestiona el orden patriarcal? |
Fama, dicen que tengo mala fama Que me enamoro por la noche y se me pasa a la ma- ñana, ah-ah |
Esta frase hace referencia a lo que el patriarcado pue- de opinar sobre una mujer que tiene múltiples parejas sexuales; aún no lo cuestiona, pero actúa como frase introductoria. |
Culpa, lo siento no tengo la culpa Que no me den lo suficiente, yo soy exigente y los nenes se asustan |
Aquí se hace una crítica hacia el orden patriarcal que trata de “normalizar” a las mujeres que rompen con el ideal de “amor romántico” al liberarse de la culpa; esta es la principal emoción que busca generar la normaliza- ción por medio del castigo social |
No, que si me fui con Maluma No, dicen que Yatra y Ozuna No, yo duermo sola en mi cama Y no me preocupa mi mala fama |
Aquí nuevamente se demuestra el poder que siente la cantante a través del poder adquisitivo (dinero), perpe- tuando las normas del sistema capitalista (ya que en el video sale nadando en dinero). Ella se empodera como mujer al afirmar que no le importa lo que los demás piensen de ella; ella simple- mente está viviendo su sexualidad como desea, lo que puede continuar perpetuando el orden patriarcal ya que no cuestiona el hecho de que la califiquen como “mala”, simplemente lo ignora. |
Fuente: elaboración propia.
Los participantes de este estudio encuentran que las tres canciones compartidas transmiten sensaciones de empoderamiento, sensualidad, sexualidad libre y cambio. Se encontró que para las mujeres ser una “bichota” está estrechamente relacionado con los conceptos de empoderamiento, fuerza, independencia y sensualidad. Esto se pudo evidenciar durante los grupos focales tanto de hombres como de mujeres. Los participantes respondieron a la afirmación “Casi todas las canciones actuales ejemplifican a una mujer empoderada como aquella que tiene muchas parejas sexuales”, situándose entre “muy de acuerdo” y “completamente en desacuerdo”; cinco de ocho mujeres se encontraron de acuerdo, y solo tres de siete hombres se encontraron de acuerdo. Lo curioso del caso de los hombres fue que la mayoría de ellos escogió una posición neutra o “no sabe / no responde”. En palabras de uno de los participantes, la posición es: “Las letras son muy sexuales, y creo que eso es lo que está de moda; me imagino que no todo va a ser así, así que me iría por el neutro” (licenciado en Administración de Empresas, grupo focal varones, 2023). Si bien hubo algunas discrepancias respecto a la manera como la música actual propone una sexualidad abierta por parte de las mujeres, una respuesta realizada por una mujer recogió y sintetizó todas las opiniones, tanto de mujeres como de hombres:
Creo que si bien una parte de las canciones hablan de contenido sexualmente sugerente de parte de la mujer, creo que no se relaciona al número de parejas sexuales que tenga, sino cómo ella desde su propia vivencia puede vivir su sexualidad ya sea con varias parejas o sin esto (estudiante de Comunicación Social, grupo focal mujeres, 2023).
Para los jóvenes, el empoderamiento de las mujeres se encuentra en la libertad de elegir el número de parejas sexuales que ellas deseen, ya sean muchas, pocas, o incluso ninguna, no necesariamente en tener muchas parejas, sino en desligarse de la culpa y no regirse por normas sociales. Pero es innegable que los mensajes de estas canciones hacen una conexión directa entre sexualidad y búsqueda de poder (empoderamiento), ya que es solo a través del poder que se puede estructurar la realidad y aquello que se considere “verdad”. Lo curioso es que varios participantes varones afirman que las letras de estas canciones de moda solo responden como publicidad y marketing ante un momento histórico en el que el feminismo ha tomado especial fuerza entre mujeres jóvenes, mientras que las mujeres encuentran que estas canciones pueden funcionar como potenciador o disparador de cuestionamientos femeninos sobre la sexualidad; incluso ellas mismas se han sentido más libres gracias a los mensajes de estas canciones. Algunas mujeres del estudio afirmaron: “El mensaje que más transmite la música de ahora es eso, como ‘quién agarra más” (licenciada en Antropología, grupo focal mujeres, 2023). Otra afirmó lo siguiente:
Antes quizá me sentía más encerrada en no salir con muchas personas o terminar una relación y no poder salir con nadie porque ‘qué dirá la gente, ya está saliendo con otra persona, es una puta o demás insultos que te ponen’, justamente a mí me ha hecho sentir más liberada y sentirme más libre de poder disfrutar de mis decisiones” (licenciada en Gastronomía, grupo focal mujeres, 2023).
Finalmente, una participante más señaló; “creo que son canciones que intentan deconstruir este sentimiento de culpa y de asco con nosotras mismas que nos han inculcado en cuanto al tema del sexo” (estudiante de Comunicación Social, grupo focal mujeres, 2023). Así, ninguna de las mujeres ha mencionado la publicidad o el marketing como motivación para los discursos de estas canciones.
Partiendo desde las teorías sobre poder y discurso planteadas por Foucault (1979), evidentemente existe un discurso cultural que moldea la realidad con “verdades” y normas. Rompiendo con los discursos de monogamia, virginidad y amor romántico, el discurso de la “verdad” sobre el empoderamiento que se propone desde las letras de estas canciones reafirma la importancia del sexo en el momento de ejercer poder como mujer, a través del cuerpo, la apariencia y la presencia. La fuerza en estos discursos se puede explicar desde la lógica capitalista donde todo tiene precio y puede ser vendido; los artistas actúan como figuras de poder que venden no solo una canción, sino, una ideología, y, al ser artistas populares, es consecuente que sus letras estén dirigidas para la mayor cantidad posible de personas, y no porque realmente crean o profesen lo que dicen, sino porque la explosión de popularidad inevitablemente debe estar conectada con las necesidades sociales del momento, las creencias, las quejas y el ocio.
Estas canciones forman parte del imaginario cultural de los jóvenes en la ciudad de La Paz, quienes no solo se han adueñado de términos como “bichota” o “thank u, next”, sino que los han introducido en su vida como parte de su expresión identitaria. Estos discursos, al salir de la pantalla y la farándula, se vuelven parte de los discursos cotidianos y las percepciones que se construyen sobre qué es ser mujer y qué es ser hombre; es innegable que los discursos de estos productos culturales afectan el relacionamiento social, no necesariamente fomentando a las mujeres a tener relaciones sexuales por montones, pero sí cuestionando sus roles, dándole la vuelta a lo socialmente establecido.
Partiendo del primer hallazgo, se decidió conectar el discurso de dichas canciones con el actuar de las mujeres al momento de relacionarse en sociedad y cómo este discurso es recibido socialmente. Las mujeres encuentran un espacio seguro en canciones que las abrazan por tener una sexualidad libre sin miedo; pero al momento de relacionarse con varones es cuando no todo es tan lindo como en la música. El primer hallazgo de este apartado refiere a la percepción masculina de las mujeres con una sexualidad abierta, encontrando que, si bien los hombres apoyan o respetan la decisión de las mujeres de tener muchas parejas sexuales, no las toman como una opción al momento de buscar una relación de pareja estable (monógama). Esto se puede evidenciar en la Tabla 4, que recoge algunas opiniones de los participantes varones de este estudio ante las siguientes afirmaciones: “una mujer que tiene muchos yalas es más empoderada” y “mis amigos varones consideran más atractivas a las mujeres que tienen más yalas”.
Estas afirmaciones fueron analizadas desde el concepto de amor romántico que existe sobre las mujeres, ya que socialmente se espera a que las mujeres existan por y para el amor, lo cual puede contradecirse con el hecho de tener una sexualidad abierta desligada del concepto de monogamia. Se ha comprobado que existe el pensamiento de que las “putas” no merecen sentirse personas con sentimientos y son acreedoras a todo el desprecio de los hombres. Esto es contradictorio cuando los mismos hombres afirman que salen con mujeres “que no les gustan” solo porque son sexualmente activas. A partir de este punto es que el concepto de estigma toma cuerpo, actuando como una herramienta de normalización sobre las mujeres.
Estigma y poder se encuentran conectados al formar parte de este discurso “normalizador” sobre las mujeres con muchas parejas sexuales, al controlar, seleccionar y organizar el actuar social. La palabra estigma hace referencia a la marca física que se dejaba con fuego o navaja en las personas que eran consideradas extrañas o inferiores. Si bien actualmente esas marcas físicas han desaparecido, los estigmas permanecen en diferentes tipos de diferenciación social como la edad, clase social, el color de piel, el grupo étnico, el género, la sexualidad, la religión, etc. Según Goffman (1963), los estigmas son una marca, una señal, un atributo profundamente deshonroso y desacreditador que lleva a su poseedor, de ser una persona normal a convertirse en alguien “manchado”.
En los casos más extremos de estigma, se acepta que estas personas sean excluidas socialmente y que además produzcan una serie de emociones negativas en el resto de las personas, como el miedo o el odio. A lo largo de esta investigación se han recogido una serie de estigmas que catalogan a las mujeres con múltiples parejas sexuales. En la Figura 1, se presenta una nube de palabras con los conceptos más repetidos; las palabras de mayor tamaño fueron las más repetidas.
Tabla 4
Tabla de respuestas varones grupos focales
Afirmación: una mujer que tiene muchos yalas es más empoderada. |
Afirmación: mis amigos varones consideran más atractivas a las mujeres que tienen más yalas |
“No, en desacuerdo, yo tenía un amigo que llamaba a una muchacha “La loba” [risas], porque se prendía con varios chicos” (estudiante de Biología). Esta afirmación fue respondida con el comentario de otro participante: “Que buen apodo” (estudiante de Comunicación Social). |
“Completamente en desacuerdo, mis amigos preferirían a una muchacha que no ha estado con muchos” (estudiante de Odontología). |
“No sé, preferiría quedarme en un neutro para no afectar a nadie y no conflictuar con nadie” (estudiante de Comercio Exterior). |
“En mi contexto igual en desacuerdo, son bien cerrados” (licenciada en Gastronomía). |
“Personalmente yo creo que no” (licenciado en Administración de Empresas). |
“A veces los chicos quieren una chica que les haga las mil maravillas del mundo pero que sea su primera vez” (estudiante de Comunicación Social). |
“Estoy completamente en desacuerdo porque depende de cuál sea tu concepto de empoderamiento, y no creo que hacer eso sea algo de empoderamiento” (licenciado en Diseño Gráfico). |
“Los chicos cuando suelen estar en relaciones o suelen buscar a una chica por más tiempo no suele ser una persona así, yo tampoco he escuchado a un chico que diga ‘wao esta mina se lo ha cogido a este, al anterior y a este ahora, y a este y quiero casarme con ella’ no, no lo escuché” (licenciado en Diseño Gráfico). |
Fuente: elaboración propia, grupos focales (2023).
Como se puede observar, ninguno de estos conceptos es positivo ni halagador, lo cual significa que existe una percepción negativa sobre las mujeres con muchas parejas sexuales; pero además existe un claro poder ejercido socialmente sobre el actuar de estas mujeres, que desapercibidamente buscan “corregir” su forma de relacionarse. Estos estigmas actúan como mecanismos de normalización ante el comportamiento de las mujeres con múltiples parejas sexuales que no responden a los comportamientos que establecen el amor romántico y la monogamia.
Para algunos jóvenes paceños, es común escuchar insultos hacia las mujeres con mayor actividad sexual y no poner un alto; la indiferencia es la posición más encontrada, incluso entre las mujeres que afirman que la mayoría de comentarios machistas escuchados vienen desde sus familias, el cual suele ser el espacio más represivo para las mujeres que han participado en este estudio. Se considera importante compartir una clasificación de las analogías más comunes que se han recogido durante esta investigación sobre las mujeres con muchas parejas sexuales (Tabla 5).
Figura 1
Nube de palabras con estigmas
Fuente: elaboración propia.
Tabla 5
Categorías de los estigmas recogidos a lo largo del trabajo de campo sobre las mujeres con múltiples parejas sexuales
Animales |
Adjetivos |
Perras |
Fáciles |
Zorras |
Wasas |
Pescados (porque se come el cuerpo, no la cara) |
Putas |
Lobas |
Malditas |
|
Rompe hogares |
|
Locas |
|
Quieren llamar la atención |
|
Usadas |
Fuente: elaboración propia.
La razón por la que estos estigmas toman cuerpo es porque el relacionamiento social implica disciplina, y la disciplina implica control. Foucault (1979) plantea que en la sociedad actual ya no se utiliza el castigo físico como medio de control, esto significa que los castigos actuales pueden pasar incluso hasta de manera desapercibida con el fin de perpetuar el orden social. La razón de ser del castigo radica en la sensación de dolor, desagrado e inconveniente del otro, el castigo no necesita emplear el cuerpo físico, sino su representación, que hace posible el espectáculo de la prohibición para prevenir el contagio del “crimen”. De esta manera, se puede entender por qué algunos de los estigmas mencionados anteriormente son tomados como un chiste y no se cuestione nada al respecto. Aquí es cuando se introduce el tercer hallazgo de este apartado: la culpa es un eficiente mecanismo de control dentro de la sociedad actual.
La culpa es el sentimiento que genera control sobre el actuar femenino, y se ha encontrado que es muy eficiente, ya que no solo es ejercida fuera del cuerpo físico, sino que también actúa desde el mismo sujeto castigado, pasando de manera desapercibida como un mecanismo externo de control. Esta culpa se genera por los dos anteriores puntos: el hecho de que los hombres no deseen como parejas a las mujeres con múltiples parejas sexuales, y los estigmas con los que estas mujeres son calificadas. Algunas afirmaciones que se han recogido durante la investigación se comparten a continuación: “Para una buena generalidad de hombres, el hecho de saber que una mujer ha tenido varias parejas sexuales la hace menos ‘girlfriend material’ o material de novia, o material de una chica que él quisiera para algo serio” (estudiante de Comunicación Social, grupo focal mujeres, 2023), “Si hay una de las chicas o mujeres que conozcan que saben que ha estado o yaleando con muchos chicos, obviamente la etiquetan de puta, no es como que la admiran o quieran estar con ella” (estudiante de Odontología, grupo focal mujeres, 2023), “Yo no conozco a ningún amigo, yo no tengo amigos varones que digan: ‘Ay, ella se prendió con todo el mundo, la quiero de esposa’ [risas de los participantes]. No, ese hombre no existe, no hay” (licenciada en Antropología, grupo focal mixto, 2023).
Esta es la única percepción por parte de las mujeres de este estudio que es negativa en su totalidad, ninguna de ellas percibe que un hombre desee como pareja a alguna mujer que abiertamente tenga muchas parejas sexuales. Algunos hombres del estudio afirman que no les importa; pero de igual manera entre ellos han consensuado que el pensamiento de que una mujer que tiene múltiples parejas sexuales “puede dejarlos en cualquier momento” es un pensamiento que se encuentra como un virus en todos los hombres que ellos conocen.
Eva Illouz (1992/2009) plantea que el problema de los individuos contemporáneos con relación a su vivencia del amor es que no logran conciliar entre ese deseo de libertad y la búsqueda de reconocimiento en el otro; existe una lucha constante entre la individualidad basada en el deseo de ascenso social, el éxito y la riqueza que plantea el sistema capitalista y la aceptación de la pareja, como una cuestión constante del estilo:
¿Cómo puedo ser un sujeto libre si me importa tanto lo que él/ella piense de mí? El amor necesita en sí mismo del reconocimiento de un otro, por lo que los estigmas tienen un poder más desacreditador del que aparentan. El rechazo como personas dignas de recibir amor y la culpa, crean un ambiente de contradicción entre los discursos de los productos culturales que apoyan y fomentan a las mujeres a liberarse de la culpa por tener una sexualidad abierta, ya que su actuar no es recibido como parece en la farándula; es más, su actuar las convierte en blanco de insultos y aislamiento social que ni siquiera es percibido como un problema, porque “es parte de la naturaleza”, es un chiste o la culpa viene desde ellas mismas.
En este apartado, se responde a la pregunta de investigación: ¿Cómo el discurso social y la cultura fomentan, pero al mismo tiempo estigmatizan el tener múltiples parejas sexuales esporádicas “yalas” en mujeres entre 17 y 26 años en la ciudad de La Paz?
Para responder a la pregunta, es necesario situar el problema en el contexto en el que se encuentra. En los hallazgos presentados anteriormente, se situó al patriarcado como el sistema de creencias central que sitúa a hombres y mujeres en distintos espacios de la sociedad; pero a lo largo de este estudio se ha percibido que es importante tomar en cuenta también el sistema económico en el que estos discursos y normas se desenvuelven, porque es gracias al sistema capitalista que estos discursos pueden expandirse mundialmente al ser ofrecidos como un producto. La moda trae consigo una serie de atributos de la personalidad; el deseo de sentirse único, especial y poderoso por consumir cierto producto es una muestra de cómo dentro del capitalismo todo puede venderse. El capitalismo permite la conexión de la comunicación, la política y la cultura; además, necesita de la producción y la comercialización para subsistir. Es por esta razón que “todo tiene precio”. Como se mencionó anteriormente, se ha comercializado la política, la comunicación, la cultura y también se ha comercializado a las personas y a los cuerpos.
El capitalismo (desde las revistas, los libros, el cine, los concursos de belleza y ahora la música) ha presentado la hipersexualidad del cuerpo de las mujeres como una nueva forma de “liberación” en contra del antiguo dominio que afirmaba que las mujeres deben ser recatadas y pertenecer a un solo hombre. Esta hipersexualidad puede verse reflejada en los discursos de las canciones de reggaetón que se analizaron para este estudio, que presentan a una mujer empoderada como aquella que siempre se ve bien (aunque sea para ella misma), que tiene dinero, un buen cuerpo, que no necesita de los hombres y que puede usarlos en beneficio propio cuando desee. Estos discursos sobre lo que debe o no debe hacer una mujer “empoderada” no hacen más que volver a encerrar a las mujeres y sus cuerpos ante nuevos cánones de lo que significa ser mujer. Los cuerpos de las mujeres se convierten así en una nueva mercancía que se vende, compra y oferta bajo los estándares de belleza que comparte el sistema de la mano de la cultura (música, cine, literatura, etc.).
La ideología neoliberal (base del sistema capitalista) cumple un papel esencial al momento de perpetuar la idea de que las mujeres solo son un cuerpo y esta es su única esencia. Además, es importante mencionar que, aunque solo pueden venderse objetos, las ideas, los discursos y las personas se han convertido en objetos que pueden coleccionarse o no, dependiendo del deseo de poder que se tenga. Esto se puede evidenciar desde el uso de la palabra “yala” para referirse a una persona, tomando en cuenta que el mismo término es usado por los mismos jóvenes de La Paz para referirse al intercambio de figuritas coleccionables para llenar un álbum de stickers. El siguiente testimonio por parte de un estudiante varón de Comunicación Social recogido durante este estudio fue el más representativo para demostrar la cosificación de las personas presente al momento de buscar poder y reconocimiento:
Las chicas que han sido mis amigas a lo largo de mi vida sí, algunas sí (compiten para ver quién tiene más yalas), sobre todo cuando he trabajado en Loki (una discoteca), pero es exactamente igual que nosotros (los varones), o sea, quizá un poco menos, pero es normal; no entre ellas, pero sí contra los chicos, con la idea de ‘hoy voy a batir mi récord’. Yo tenía algunas amigas que sí eran tipo ‘¡pokemáster!’ [risas de los participantes], y sí, lo veíamos todos los del staff como la idea de ir a recoger pokemones, digamos, por prenderse (con las personas) y que sea cool y si lo logras, genial, y ganaba mi amiga y nosotros éramos de ‘¡pokemáster!’, y se ponían la gorra de Ash fuckin Ketchum, era muy divertido (grupo focal mixto, 2023).
Esta afirmación fue acompañada por otras en las que se hizo alusión al mismo “juego” con expresiones como “batir un récord”, “llenar un álbum” y diferentes analogías que cosifican a las personas, tanto hombres como mujeres:
Esto de batir récords me hace recuerdo cuando fui a Camiri… Yo fui a pasar el Carnaval allá, y, claro, yo llegué y mis amigos me dijeron: ‘¿Cuál es tu meta o récord este año?’. Y yo no entendía nada y todos se preguntaban [risas de los participantes] con cuántas personas iban a estar en Carnaval, que dura tres días la fiesta, entonces te preguntaban con cuántas personas ibas a estar, y no sé, ‘32, ya este año 40’ (por la cantidad de personas) (licenciada en Antropología, grupo focal mixto, 2023)
… yo viajo mucho por el deporte, entonces cada nacional es como ‘¿con quiénes te has prendido?’ ‘Ah, con las de Beni; ah, con las de Cochabamba’ así, y ahí como que, si compiten harto, te dicen: ‘Ay, figurita repetida no llena el álbum’ [risas de los participantes] (estudiante de Comunicación Social, grupo focal mixto, 2023).
Aquí es cuando durante el estudio los participantes entre chiste y chiste hicieron alusión a la Pókedex (cuaderno de los maestros Pokémon) como una herramienta para llevar la cuenta de cuántas personas se habían yaleado; crearon un yalómetro para medir la intensidad de los actos con las personas con quienes tuvieron intimidad sexual, e hicieron visible que, mientras sea divertido para el grupo, las personas pueden convertirse en objetos para beneficio propio, siguiendo la lógica neoliberal donde todo, mientras sea considerado como un objeto, puede venderse y consumirse. “Yo hago lo que quiero, si me da la gana”, afirmaría Dana Paola en “Mala fama”, “No pueden con mi pum pum”, afirma Karol G en “Bichota”, “gracias, siguiente”, “yo hago lo que me da la gana”, “yo perreo sola” … Todas estas frases sacadas de canciones populares forman parte de un discurso que despoja a las personas de cualquier valor o emoción que puedan sentir.
La sociedad no está acostumbrada a asociar el patriarcado con la fuerza. Como afirmaría De Miguel, su sistema socializador es tan perfecto, la aceptación general de sus valores tan firmes y su historia en la sociedad humana tan larga y universal que apenas necesita el respaldo de la violencia. El patriarcado no necesita de la violencia para fortalecer sus valores, porque la culpa se ha encargado de movilizar a las mujeres durante la historia. El cuerpo y la sexualidad de las mujeres es un tema muy compartido a través de la socialización y la cultura porque justamente son sus instrumentos genéricos y de opresión los que las mantienen marginadas de sus propias vidas, al definirlas como un cuerpo que da vida y alimenta a otros cuerpos. Desde el patriarcado, se tiene la construcción cultural de que el cuerpo de las mujeres existe para otros, desde el simple hecho de esperarse o suponerse que “deben” ser madres, o desde entender sus cuerpos como “frutos prohibidos” o “tentaciones”. Estas creencias son abiertamente demostradas desde la pornografía, como se aprecia en los videos o las revistas sexuales, y desde la hipersexualización de las mujeres en la música, el cine, la literatura y los videojuegos.
Aquí es donde se encuentra el eje central de esta investigación, pues se halla que se ha generado un entorno totalmente contradictorio para las mujeres, ya que detrás de esta aparente libertad que presenta la cultura (desde la música popular), se encuentran los miedos, las ansiedades y la culpa de mujeres que desean ser amadas actuando desde sus cuerpos, porque el patriarcado las ha criado para que entiendan su cuerpo como lo único valioso que tienen. Tratando de romper con la idea de que nacieron para ser madres, destruyendo las cocinas y los bebés de plástico con los que se les enseñó a “jugar a ser mujeres”, separaron el sexo de la reproducción y el matrimonio, salieron a las calles vistiendo como querían, tuvieron sexo, bebieron, bailaron, se sintieron empoderadas finalmente. Pero, mientras volvían a sus casas, escuchaban a lo lejos que les decían “puta”, “fácil”, “así nadie te va a querer”, demostrando que no es tan divertido ni fácil, como lo muestra la música. Y es este entorno confuso donde aparentemente existe libertad; pero es difícil tomar una posición sin miedo a ser aisladas, el que perpetúa el orden patriarcal.
Neoliberalismo sexual: El mito de la libre elección, escrito por Ana De Miguel, aporta a responder algunas de las principales preguntas de este estudio, exponiendo una aparente “igualdad” entre hombres y mujeres que oculta todavía una presente desigualdad sexual. La autora afirma que en la era del neoliberalismo globalizado se reproducen acciones machistas a través de formas sutiles e imperceptibles que se tratan de legitimar bajo la “libre elección” de las mujeres. Es una crítica directa al sistema ideológico actual (neoliberalismo) donde todo tiene un precio, hasta los cuerpos (Hinojos, 2020). De Miguel (2015b) afirma que la ideología neoliberal como base del sistema capitalista ha convertido la vida y los cuerpos de las mujeres en mercancía, calificable y ofertable. El sexo se ha convertido en una industria patriarcal fundamentada bajo la siguiente idea: “vivimos en una sociedad de libre elección” que afirma que las mujeres son libres y pueden vivir de su cuerpo o de sus pedazos, pero en realidad no existe tal libertad, porque el sistema patriarcal continúa juzgando formas de lucha distintas a las que establece la norma (De Miguel, 2015a).
Partiendo desde esa crítica al sistema y sus mecanismos imperceptibles, este estudio se ha apoyado en el lenguaje como mecanismo principal de culpabilización, cosificación y reproducción de estereotipos patriarcales, desde una de las artes más populares y comerciales actualmente, la música.
El indicador de estudio “Doble moral sexual” es una escala diseñada por Muehlenhard y Quackenbush en 1998, a través de la cual se miden las diferentes actitudes sociales hacia la sexualidad dependiendo de la moral dominante del momento histórico. Esta doble moral establece una mayor aceptación social de la liberación sexual del hombre (este nivel de aceptación está relacionado con: la forma en la que se decide tener relaciones sexuales, tener muchas parejas, iniciar una vida sexual a temprana edad y tener relaciones sexuales libres de compromiso) sobre la mujer (Martín Ortiz et al., 2007). A nivel Latinoamérica se ha realizado una serie de investigaciones basadas en esta escala, que si bien evidencia que efectivamente existen diferencias entre hombres y mujeres con respecto a la forma en que viven su sexualidad y sus relaciones, no responden ni buscan indagar en las razones o maneras en que estas diferencias continúan siendo reproducidas desde 1998, año en que fue presentado este estudio. Es justamente ese vacío el que trata de llenar este estudio, buscando comprender cómo es que esos estereotipos continúan perpetrándose en cualquier tipo de relación entre hombres y mujeres, entendiendo el lenguaje como principal reproductor.
Para responder a la pregunta central de esta investigación, se ha encontrado que la cultura, por medio de los discursos de canciones populares que se presentan como “empoderantes”, fomenta a las mujeres a liberarse de la culpa que pueden o podrían sentir por tener múltiples parejas sexuales. Esto puede llevar a algunas a tener muchas parejas; pero continúa siendo una decisión personal. Abrazar términos como “bichota”, “potra” o “perrísima” genera un ambiente social de poder para las mujeres que alguna vez se sintieron culpables de disfrutar de su cuerpo y de su vida. La principal limitante dentro de este fomento es que las mujeres continúan siendo presentadas como un cuerpo de tentación, de deseo, de poder; pero solamente son un cuerpo. Probablemente se deba a que las canciones más populares son compartidas en entornos de fiesta donde el baile, el alcohol y justamente los cuerpos son una herramienta de liberación; pero, en este, continúa reproduciéndose el discurso patriarcal de las mujeres como objeto de consumo.
Al sentirse liberadas y apoyadas, las mujeres deciden dejar de sentir miedo por tener muchas parejas sexuales; “los tiempos están cambiando”, mencionan muchas, pero es durante el relacionamiento social cuando se presenta este muro gigante llamado patriarcado. Los hombres no toman en serio a una mujer que haya tenido muchas parejas sexuales, no la desean como pareja, e incluso se convierte en blanco fácil de insultos como “puta”, “fácil”, “loba”. Estos estigmas funcionan como herramientas normalizadoras que pasan completamente desapercibidas porque son tomadas como chistes, incluso muchas veces desde las propias mujeres, pero ellas dentro suyo saben que si no cambian su actuar es permitido que se las aísle del amor. La culpa actúa como una prolija forma de castigo porque no se necesita ejercer violencia para que funcione, ya que parte desde adentro del mismo sujeto castigado. Se evidencia que no todo es tan sencillo como lo plantean los discursos de las canciones “empoderantes”.
Esta confusión entre apoyo, fomento, culpa y miedo genera un ambiente de ansiedad y angustia para las mujeres que desean sentirse libres y romper con las normas. Este ambiente es el que hace posible que el orden patriarcal se perpetúe porque en realidad no existe un cambio en los roles de género, existe una ilusión de cambio que genera placer momentáneo entre la fiesta y el alcohol. Y el lenguaje, aunque parezca divertido, también es una herramienta que funciona en favor de esta perpetuación. Así, “yala” es un concepto profundamente cosificador que le resta el valor humano a cualquier persona, y no se trata de dejar de divertirse o de reír con los amigos, se trata de cuestionarse por qué las personas dicen lo que dicen, por qué las personas creen lo que creen. No se puede actuar sobre lo que no se entiende.
Se pudo demostrar en la investigación que el orden patriarcal se perpetúa, ya que, desde la cultura, se presentan, una tras otra, nuevas formas de “ser mujer”, encerrando constantemente a las mujeres dentro de comportamientos que se muestran como revolucionarios, pero que continúan reduciendo a las mujeres a solo un cuerpo. Desde la llamada “revolución sexual” que inició durante los años sesenta del siglo pasado, se ha podido evidenciar cómo el capitalismo, de la mano del patriarcado, ha mercantilizado las ideas, las luchas y los cuerpos de las mujeres. Lo hace desde tratar de presentar la prostitución y la pornografía como “liberación femenina”, hasta continuar dividiendo a las mujeres bajo estándares de la farándula y el espectáculo, presentándolas como “bichotas”, que son las que coquetean con todo el mundo, las que se visten bien, las que tienen dinero, las que juegan con los hombres, “empoderadas las más perras”, las que no se enamoran, las que siempre se ven lindas. Pero ¿qué pasa con las mujeres que no son así? ¿Qué pasa con las mujeres que intentan, son estigmatizadas y lo vuelven a intentar dentro de un círculo de culpa, miedo y ansiedad? Las mujeres que están buscando su libertad se encuentran en un laberinto social que normaliza su cosificación con chistes como “más yalas para mi pokédex” y que continúa fomentando la competencia entre mujeres para demostrar quién es la más deseada entre los hombres.
Esta investigación abre las puertas para continuar demostrando las formas en las que el patriarcado se encuentra seguro porque parece divertido, para continuar investigando y redefiniendo el empoderamiento. Las puertas se abren hacia el cuestionamiento del lenguaje, sus jergas y sus chistes, que convierten a las personas en objetos despojados de emociones y de historia. La conexión entre el capitalismo y la mercantilización de las luchas sociales no es una novedad; una vez más se ha demostrado su poder a través del feminismo y sus consignas. Como se ha demostrado, hay un aparente fomento hacia las mujeres para que tengan más sexo y se sientan poderosas; el reggaetón es una de las armas principales, ya que presenta a la mujer libre como aquella que viste poca ropa, tiene muchos hombres y mucho dinero. Es verdad que existen algunas canciones como “Thank U, next” que cuestionan el amor romántico, la monogamia y la virginidad, significando un abrazo para las mujeres que alguna vez se sintieron culpables por amar a más de un hombre. Ese es justamente el valor rescatado positivamente de esta búsqueda de empoderamiento a través del espectáculo y la música popular. Muchas mujeres se han sentido genuinamente seguras y apoyadas por disfrutar de sus cuerpos y su libertad; muchas, de manera consciente, afirman que, por más que lo quisieran, sus realidades no son y nunca van a ser como las de las cantantes de reggaetón; pero aun así, el cambio inicia por visibilizar los deseos y las necesidades de las mujeres.
El discurso social en el accionar cotidiano estigmatiza a las mujeres con múltiples parejas sexuales, demostrando que no todo parece tan divertido como en la música y el espectáculo. Las mujeres en la ciudad de La Paz aún se encuentran bajo la mirada patriarcal que espera de ellas un comportamiento sumiso y recatado. Se ha encontrado que la noche es el momento principal de lucha sexual para las mujeres, aunque esto responde aún a las normas patriarcales, ya que la noche es un espacio donde la rebeldía toma cuerpo porque no existe la luz que vigila y castiga. El patriarcado se ha escondido de una manera tan prolija que parece hasta imperceptible, el castigo principal al que se encuentran expuestas las mujeres con muchas parejas sexuales no se percibe desde el exterior, ya que viene desde la propia conciencia de las mujeres a través de la culpa.
La comunidad universitaria está invitada a realizar estudios sobre lenguaje, normalización de la hipersexualidad femenina, contradicciones sociales y capitalismo a partir de la presente investigación. Es necesario que las instituciones que trabajan en materia de género presten especial atención a la normalización del lenguaje violento como herramienta de socialización
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Nota: Declaro que ningún tipo de conflicto de intereses ha influido en la elaboración de este artículo.