Journal de Comunicación Social 13(20), 35-58 enero-julio de 2025 ISSN impresa 2412-5733; ISSN online 2413-970x - DOI: https://doi.org/10.35319/jcomsoc.2025201320

La identidad socio-profesional del docente universitario psicólogo en La Paz, Bolivia

The Socio-Professional Identity of a University Psychology Professor in La Paz, Bolivia

Estrella Virna Rivero Herrera

Carrera de Psicología, Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Bolivia https://orcid.org/0000-0002-8440-1797, evrivero3@umsa.bo

Fecha de recepción: 25 de febrero de 2025

Fecha de aceptación: 28 de marzo de 2025

Resumen: La presente investigación analiza el proceso de construcción de la identidad socio-profesional del psicólogo y establece las características de la identidad del psicólogo como docente universitario. Mediante una metodología cuantitativa y cualitativa, apoyada en 20 cuestionarios y 20 entrevistas en profundidad, se halló que los profesores universitarios del área de la psicología definen su identidad en base a una serie de valores que identifican claramente. Tienen expectativas para investigar y escribir. Son capaces de innovar, usar métodos tradicionales y adentrarse a lo moderno con el uso de tecnología, lo cual permite aseverar que sus identidades están en transición, es decir están en constante transformación.

Palabras clave: Identidad socio-profesional, docente universitario, psicólogo, transición, investigación, pandemia del covid-19, La Paz-Bolivia

Abstract: This research examines the construction of the socio-professional identity of psychologists, specifically focusing on the characteristics that define their identity as university professors. Employing  a mixed-methods approach—combining quantitative and qualitative techniques—based on 20 questionnaires and 20 in-depth interviews, the study found that psychology professors define their professional identity around a set of clearly recognizable values. They express expectations to engage in research and publication, demonstrate the capacity for innovation, apply traditional methodologies, and adopt modern approaches through the use of technology. These findings suggest that their identities are in a state of transition—constantly evolving and adapting.

Keywords: Identity socio-profesional, University professor, Psychologist, Transition, Investigation, COVID-19 pandemic, La Paz-Bolivia.

I.  Introducción

En la pandemia, se ha incursionado en el aula virtual. La transición es del aula presencial a la virtual y luego nuevamente a la presencial, en la que los docentes,matizan sus prácticas docentes de manera significativa. Es real que la tecnología se ha adentrado a la vida docente porque las clases son virtuales, y su forma de ver la vida es a partir de su trabajo que ha cambiado, tanto en el manejo del espacio y el tiempo, como    en la preparación de materiales especializados. Esta situación, presente en las universidades bolivianas, amerita la necesidad de indagar sobre cuáles han sido las nuevas configuraciones sobre la identidad socio-profesional del profesor psicólogo, cuáles fueron sus representaciones y cómo estas se han ido reconfigurando en la práctica y en lo que podría entenderse como la forma de ser del psicólogo docente en relación con su práctica como docente universitario, como profesional, con sus pares, con los estudiantes a quienes forman y con su sociedad.

La amplia literatura sobre la identidad social del psicólogo tiene un asidero relativo en Bolivia. Por ello fue necesario remitirse a investigaciones de fuera del país y realizadas en otros campos del conocimiento. En el campo médico, por ejemplo, algunos autores indagan sobre las características de la identidad socio-profesional, tanto de enfermeros como de enfermeras (Camacho, 2013). En el campo de las artes, se encuentra la investigación de Menéndez y Grigori (2017). En relación con la identidad del maestro, llevaron a cabo estudios sobre la vocación profesional (Mendoza y García, 2009). En el apartado de revisión de la literatura, se presentan con más detalle algunos otros tópicos de investigación que están relacionados con la problemática de la identidad del profesor y docente.

El artículo presenta los resultados de una investigación que ha sido realizada  después de la pandemia. Fue ejecutada entre los años 2020 y 2021, como parte de  un conjunto de investigaciones que realizan los docentes investigadores del Instituto de Investigación, Interacción y Postgrado de Psicología, dependiente de la carrera de Psicología de la Universidad Mayor de San Andrés. El objetivo de la investigación fue identificar cuáles son las características que definen la identidad socio-profesional del docente universitario en Bolivia, situada en el marco de transición de la educación durante la pandemia del covid-19 en Bolivia. En este sentido nos preguntamos: ¿Cuál es el proceso de construcción de la identidad socio-profesional del psicólogo como docente universitario? ¿Cuáles son las características de la identidad socio-profesional del psicólogo como docente universitario?

Los hallazgos que presenta el artículo están organizados en los siguientes apartados. Se expone las características personales y profesionales identificadas del docente psicólogo. Más adelante, se realiza una exposición sobre cuáles fueron los métodos que los profesores identifican como los más útiles, transitando entre los tradicionales   y los más recientes. Posteriormente se indaga en la práctica del docente psicólogo. Por último, se reconoce lo que se define como la satisfacción de la actividad reconocida por el profesor docente.

II.  Estado del arte y marco teórico

Sobre la temática que estudiamos, no hay investigaciones relacionadas en Bolivia, pero sí hemos tomado como marco de referencia otras investigaciones realizadas    en el exterior: Camacho (2013)  afirma  que  la  identidad  socio-profesional,  tanto  de enfermeros como de enfermeras, está apoyada en tres aspectos importantes: primero los símbolos, luego los valores y, por último, las representaciones. Por su lado, Menéndez y Grigori (2017) se preguntan: ¿Cómo los estudiantes interpretan   los proyectos de aprendizaje-servicios y su cometido como futuros profesionales del ámbito de las artes?, “como una oportunidad para construir su identidad basada en  el compromiso emocional con la profesión y su sociedad” (p. 439). Mendoza y García (2009) refieren que los docentes ingresan al Magisterio por un enfoque vocacional, pero este elemento es discursivo porque “se reconfiguran a partir de la experiencia y de los espacios y de las personas que tienen que ver con la configuración biográfica” (p. 9). Delgado y Lara (2017) proponen para la formación del psicólogo educativo la reflexión, que a partir de ello puedan ellos mismos “sistematizar el conocimiento     en la acción, desarrollen nuevas formas de comprensión y se apropien de una ética transformadora, que promocione la autonomía y la libertad creadora” (p. 3). ¿Cuál  es el impacto del sistema de evaluación en la identidad?, se pregunta Galaz (2015). Responde que la identidad tiene que ver con el desempeño. Este estudio cualitativo realizado con dos profesores señala que el proceso empieza con una falta de seguridad e información para pasar, según la profesora, a “reconocerse” y el profesor a cambiar el “autoconcepto” (p. 322).

Asimismo, Escalante (2019) refiere que los elementos que ayudan en la construcción de la identidad del estudiante normalista son las experiencias, “(…) los jóvenes adquieren una identidad profesional cuando viven las experiencias dentro de las instituciones educativas, es decir, cuando realizan sus prácticas profesionales en el contexto real” (p. 8). Rebollo & García (2002), sobre la formación de profesionales en educación en Sevilla destacan, desde un enfoque sincrónico, que el perfil institucional está en el perfil más sobresaliente en los hombres, que el perfil socio-político aparece en hombres y mujeres, y el perfil humano, más en las mujeres.

En relación con el marco teórico, se realiza las siguientes afirmaciones. Luego de obtener el título universitario, la persona que ya se encuentra en un puesto de trabajo en el que se ejecutan tareas, se adquiere técnicas, se desempeña habilidades cognitivas y se plasma elementos personales, lo que lleva a una continuidad en la construcción de la identidad. Todo ello es posible gracias a la interactuación social que permite  que se vaya formando la identidad socio-profesional. El interaccionismo simbólico refiere que la identidad es el producto de la interacción física entre las personas que se desenvuelven en diferentes espacios sociales representan esta perspectiva Mead & Sánchez de la Yncera (1991) y Goffman (2001, p. 86).

Desde la sociología, Bourdieu (2002), a partir del construccionismo-estructural, refiere que la identidad es un constructo que se da en un espacio en el que se intercambian bienes simbólicos y materiales. Acá adquiere predominancia la noción de “habitus” que se refiere a la “subjetividad socializada” (Bourdieu, 1992, como se citó en Ghislain, & Costalat, 2012, p. 83), “…a potencialidades objetivadas” (Bourdieu, 2007, p. 86); es el “sentido práctico” (Bourdieu, 2007, p. 93). Desde esta perspectiva, la identidad se encuentra entre lo subjetivo y lo objetivo, en la que el subjetivismo es activo, donde la persona no asume las normas de la estructura de manera pasiva, aunque sea producto de ella, sino que va integrando nuevas normas en su habitus porque esta, entre otros aspectos, tiene una “capacidad infinita de engendrar”. Engendra pensamientos, ideas, percepciones, expresiones, acciones, pero tienen el límite de la Historia y de los aspectos sociales productivos.

La matriz de las identidades socioculturales tiene tres componentes: la identidad étnica, la identidad de género y la identidad socio-profesional. La identidad socio- profesional forma parte de una matriz sociocultural que, de acuerdo con Moreno, (1991) funciona bajo “relaciones de producción específicas”. Semejante matriz es “un sistema no armónico con contradicciones y desajustes, que funciona en cada individuo humano como base de sus percepciones, su interpretación de las experiencias y     sus comportamientos” (p. 603). La identidad de clase y profesional para su análisis generalmente toma en cuenta una base material y una base ideática que se refiere “a los procesos de trabajo, y bajo unas específicas relaciones de producción, que hacen tener una posición distinta y opuesta a la de otros en el sistema de clases” (p. 603). Nos apoyamos en Palenzuela (1995), que refiere que la identidad tiene una dimensión material e ideática, que implica conocimientos que son de índole teórico y práctico y que se interiorizan en el trabajo. La identidad está relacionada con la representación. A partir de esta última es posible reconocerse a sí mismo. Según esta lógica, Bonelli (1987) y Davini (1995) definen la identidad en los siguientes términos: como la construcción de una imagen o representación de sí mismo, que se recrea con los otros y posibilita el sentimiento de pertenencia a un grupo. La identidad profesional supone, además de esas características, el desarrollo de una identificación con el rol en un ámbito de desempeño” (Bonelli, como se citó en Mazzitelli et al., 2009, p. 16).

Si nos apoyamos en Moscovici (1985), a partir de las representaciones sociales, es posible entender la realidad exterior y la realidad interior. Semejantes representaciones sociales son entendibles gracias a un sistema de comunicación que ayuda al intercambio, porque es importante una íntima relación entre estos dos ámbitos antes mencionados. En esta misma línea, Jodelet (2008) refiere que cuando el sujeto se inserta en los grupos sociales tomando una posición es cuando  crea su identidad.   Según Maya  (2003), la calidad de profesional que una persona llega a ser depende de su yo personal, de cómo opine de uno mismo. Si la persona tiene una alta opinión de misma tendrá una alta capacidad de interrelacionarse con los demás, de entrar y de salir de situaciones nuevas, de adaptarse y de colmar las expectativas de otros. El yo personal “determina las características personales que permiten a un individuo desempeñar funciones con más o menos éxito” (pp. 102).

La identidad socio-profesional es una construcción de saberes, conocimientos y quehaceres dados en base a la experiencia laboral, o sea, lo ya hecho, elaborado y ejecutado; pero involucra también una proyección, un futuro de lo que se hará. Según Arias Gallegos (2013), la identidad socio-profesional tiene como base la orientación vocacional y todo lo que conlleva las habilidades e intereses de los sujetos que luego eligen estudiar o dedicarse a una profesión determinada. El profesor universitario, según Díaz & Solar (2008), continuamente está construyendo, “elabora y prueba su teoría personal del mundo” (p. 26). Ello está en concordancia con la idea de que la enseñanza “es una actividad del pensamiento profesional” en la que el cambio conceptual debe ser reconocido como el centro del aprendizaje del docente” (p. 210). En este marco, la identidad también es una construcción individual en relación a su espacio laboral y a su grupo profesional de referencia. En todo esto, según Díaz & Solar (2008), tienen que ver muchos aspectos externos macro como son las políticas sociales y las opciones políticas de una sociedad; eso se traduce en un contexto que alimenta a ese individuo que procesa ideas. Desde el enfoque de Perrenoud (2001), para desarrollar un profesor que tenga una ciudadanía adaptada al mundo, este tiene que ser: persona creíble, mediador intercultural, animador de una comunidad educativa, garante de la ley, organizador de una vida democrática, conductor cultural y un intelectual.

La identidad, según Erikson (1968), mencionado por Ruvalcaba et al. (2011), forma parte de las tareas del desarrollo que debe completar dentro de su itinerario evolutivo. La identidad es una parte importante desde la cual se ve el mundo, es parte fundamental de él. Ruvalcaba et al. (2011) mencionan a Levine, quien refiere que la identidad “puede ser entendida como la orientación hacia los procesos psicosociales, en la cual, las características del sí mismo, son internalizadas, jerarquizadas, valuadas y organizadas. Todos estos esquemas cognitivos se presentan/despiertan a través de los mecanismos de interacción social. Considera que la identidad puede ser estudiada en términos de proceso, y emplea términos asociados a la escuela cognoscitivista: esquema (término familiar a la teoría piagetana), estructura de la identidad o etapa de identidad” (p. 86).

Monereo y Domínguez (2014) refieren que, en función a la investigación realizada por Torra, et al. (2012), se identificaron las competencias de aquellos docentes que son considerados competentes de acuerdo a la reflexión y discusión de 64 expertos repartidos en 8 universidades. Las competencias se refieren a competencias comunicativas, competencias interpersonales, competencia metodológica, competencia de planificación y gestión de la docencia, competencia de innovación y          competencia de trabajo en equipo. Todas las competencias en los buenos docentes  se relacionan con la capacidad que ellos tienen para promover la participación en clases de los estudiantes, de manera que puedan desarrollar el pensamiento crítico, además de considerar procesos de enseñanza y evaluación pertinentes. Es importante considerar dentro de estas competencias la autorreflexión que el propio docente debe tener sobre sus intervenciones en clases (pp. 85-86).

III.  Metodología

El estudio realizado es de tipo cualitativo. Este enfoque permitió la recolección y el análisis de contenido. De acuerdo a una serie de preguntas cualitativas que fueron preparadas para tomar datos en  un  estudio  cuantitativo,  estas  se  aperturaron  y se invitó a los entrevistados a responder de manera más extensa, ayudándoles con ciertas preguntas intermedias, como por ejemplo: “¿como?”, “¿por qué?”, etc. Los largos relatos, producto de ello, ayudaron a establecer categorías que están relatadas durante el texto, que fueron descritas, explicadas e interpretadas de acuerdo a los objetivos y propósitos de la investigación, lo que no afecta ni el método ni el enfoque. El instrumento cuantitativo mencionado más abajo es un cuestionario compuesto  por 11 preguntas abiertas, que inducen a que el entrevistado pueda desarrollar sus respuestas.

El tipo de investigación es descriptivo, porque se evaluarán las características de  la identidad socio-profesional de los profesionales psicólogos que son docentes universitarios, mujeres y hombres. Por lo tanto, se identifican los elementos más relevantes. El diseño es no experimental-transversal, ya que no se manipularon las variables, sino que se observó a las personas, a la vez que se realizaba las entrevistas en profundidad, bajo los planteamientos de lineamientos basadas en las preguntas de Callata et al. (2017), para posteriormente procesar e interpretar los datos.

La técnica que se ha utilizado es un cuestionario que “valora la identidad socio- profesional del profesor universitario”. Este cuestionario se ha obtenido del trabajo de investigación “Identidad profesional y preferencias profesionales en estudiantes de la escuela profesional de administración de negocios de una universidad privada de Arequipa”, de Margaret Callata et al. (2017); en este estudio, una de las pruebas que se utiliza es la de Wálter Arias. En nuestra investigación este instrumento cuantitativo ha sido tomado como un instrumento cualitativo, pero con modificaciones: las preguntas cuantitativas han sido planteadas como lineamientos de guía de investigación cualitativa, debido al aporte que hizo la investigadora, así como también por la intervención en la validación realizada por tres jueces expertos.

Se tomó una población de 20 profesionales psicólogos en dos ámbitos laborales de la ciudad de La Paz, 13 que pertenecen a la universidad pública y 7 que pertenecen a la universidad privada. Estos criterios respondieron a la necesidad de comparar los aspectos que tenían en común estos psicólogos, porque en algunos casos son docentes de ambas universidades. El tipo de muestra seleccionada es de tipo no probabilístico, es decir, que se eligió a la muestra que depende de las características de la población y de la decisión del investigador. La selección de participantes se realizó por muestreo teórico, que se trata de una estrategia en la que la elección de los casos se realiza paralelamente al procesamiento y análisis de los datos, sumando nuevos casos hasta llegar a la saturación teórica.

IV. Resultados

Las respuestas que desarrollaron los profesores psicólogos universitarios fueron categorizadas en base a los textos que se derivaron de las entrevistas en profundidad. En función a estas se realizó el análisis de las respuestas dadas.

IV.1.           Características personales y profesionales

Haciendo una indagación sobre las características personales y profesionales de los profesores universitarios psicólogos, que se denominan los participantes, a nivel sociodemográfico, se observa que las edades de los profesores oscilan entre los 32    y 71 años de edad. Con relación  al sexo,  7 son varones y 13 son mujeres. Los años  de experiencia en docencia universitaria oscilan entre los 7 y 47 años. Las áreas de especialización, según declaran los profesores, corresponden a psicología educativa, clínica, social, cultural, filosofía y epistemología, desarrollo de sentidos personales, estadística, investigación, organizacional, gestáltica, consejería, orientación profesional, sexualidad, salud, emprendedurismo, habilidades socioemocionales y cognitivas. El 80% de los profesores declara tener otras ocupaciones además de la docencia; estas ocupaciones son: consulta clínica, intervención educativa en instituciones educativas, consultorías, peritaje forense, equinoterapia y cuidados paliativos.

Hay una serie de valores que surgen de la representación de sí mismos (Moscovici, 1985), que son autoatribuidos y que también se atribuye a los demás, así como las expectativas con las que un buen docente debe contar para ejercer la profesión. En la Figura 1, se presenta una nube con un listado de valores. Como se aprecia, se centralizan la “conciencia” y la “práctica”, que es lo que más se repite; asimismo, los psicólogos verbalizan que un docente, a pesar de los conflictos y dificultades personales internas que pueda tener, debe actuar de manera coherente, haciendo uso, por ejemplo, del balance, la empatía y la comunicación.

La práctica es la forma en la que los conocimientos y la experiencia pueden desembocar en actos que ayuden a resolver problemas técnico-profesionales, científicos y académicos.


Figura 1.

Valores y técnicas psicopedagógicas de los docentes

Fuente: Elaboración propia.

El perfil del docente psicólogo, que se deriva de la nube de valores y técnicas psicopedagógicas, lo autodefine como un “estudiante que enseña” en la universidad y es algo bueno a partir de lo que se hace, como lo precisa el participante 19 de la investigación. El profesor de la universidad busca compartir lo que produce; así lo afirman dos participantes de la investigación: “compartir lo que se va construyendo” (participante 14), “evaluar la práctica profesional del psicólogo, sus propias ideas,    su propio pensamiento. Las características personales están ligadas a un sentido de vida que se pueda realizar en el ámbito académico como familiar” (participante 2).  En este sentido, el profesor universitario psicólogo, lo primero que tiene que pensar es en “trabajar en sí mismo (…) ...trabajar profundamente para no reflejar problemas personales” (participante 4). Dicho en otras palabras, se trata de una construcción de sí o de su propia identidad como profesor psicólogo.

Esta característica va relacionada con lo que otra de las docentes, con una experiencia de 13 años, refería; se trata  de que es importante tener calidad humana, en vista    de que “tener conocimiento no garantiza ser buena persona” y es importante ser buena persona para ser buen profesional (participante 11); primero está lo humano  y luego el conocimiento. Las características personales y profesionales tienen que ser permanentes, “deben ser del diario vivir” (participante 15), deben estar instaladas en la persona; no solo se las debe mostrar mientras se pasa clases, sino que deben constituir parte del ser todo el tiempo. Por ejemplo, se debe desarrollar la responsabilidad “para fomentar la responsabilidad en los estudiantes” (participante 6). Asimismo, el docente debe hacer “crecer” a sus estudiantes para ayudarlos a ser mejores, como lo afirma un docente varón con 20 años de experiencia (participante 17).

Algunas otras características del docente se evidencian desde este marco de identidad. Primero, el profesor universitario psicólogo debe “inspirar” (participante 3), debe tener pasión, “pasión por el estudio de la dimensión psicológica de la naturaleza humana en sus vertientes filosófica epistemológica, clínica social al servicio de la salud mental de la comunidad” (participante 13). Otro aspecto de la identidad docente es que, antes que ser el protagonista de la enseñanza, el profesor universitario en psicología, debe ser un “facilitador”, es decir debe ser un profesional que ayude a que el grupo comprenda los objetivos y los contenidos de lo que se quiere hacer conocer.

A los dos anteriores, inspiración y la responsabilidad como facilitador se añade lo  que señala una de las profesoras, de 54 años de edad, con 21 años de experiencia. Para ella, un docente universitario debe contar con las siguientes características: “El docente universitario es respetuoso, responsable, tiene experiencia de trabajo en la materia que imparte, está dispuesto a repasar lo que sabe y aprender temas nuevos. Es paciente y tiene un pensamiento analítico, reflexivo y crítico; es creativo, coherente, ordenado, organizado, flexible, comprometido” (participante 14).

Como un aspecto importante se afirma que un psicólogo, profesor en la universidad, “no debe ser violento” ni agresivo, debe ser una persona de paz y llevar a que           se cree un ambiente de paz en su medio de trabajo (participante 8). Este factor es fundamental, particularmente para la identidad de un psicólogo. En ese marco, este profesor debe saber responder a los problemas que se presentan; una manera de hacerlo es negociando; del mismo modo, debe contar con habilidades sociales. Incluso se mencionó que un profesor psicólogo debe ser un/a líder/esa, que cuente con una serie de cualidades, como inteligencia emocional y amplitud para aceptar críticas.

Por último, para tener un perfil integral, además es necesario “entender más de política y del contexto social” (participante 15); no se puede vivir aislado de lo que sucede en el entorno; la psicología requiere una comprensión más amplia de los acontecimientos sociales, de la cual parte y a la cual llega todo profesional. Estos procesos permitirán que el psicólogo docente mejore su enseñanza a partir de las prácticas, de tal manera que su formación y su práctica no solo se basen en conocimientos y teoría, sino que estas puedan ser aplicadas en la realidad en la que le toca desempeñarse, elevando su nivel de conciencia. Esta última debe ser muy clara, ya que a partir de esta se posibilita desarrollar una serie de valores profesionales y personales como los que mencionamos anteriormente, aspectos que ayudan a consolidar la identidad del psicólogo como profesor universitario.          

IV.2.            Percepciones sobre métodos utilizados por el psicólogo

Otro aspecto que se halló en la investigación está relacionado con los métodos utilizados por el psicólogo. En primer lugar, los métodos más usados son los tradicionales, como la clase magistral. Esta es una manera de producir, “porque al exponer, te metes en un lío y sales de él con la ayuda de los estudiantes” (participante 5), como refiere un docente varón. Esta mirada es creativa, es decir, que mientras más se están creando relatos explicativos, a veces se llega a lugares inesperados, donde el público, o sea los estudiantes, ayuda a deshilar, porque está atento a lo que el docente dice. Desde otras miradas, como parte de métodos tradicionales, el docente utiliza las exposiciones,  las cuales, en algunos casos, vienen acompañadas con recursos auxiliares como las diapositivas.

En segundo lugar, uno de los profesores, de 59 años de edad, con una trayectoria de 30 años, distingue entre métodos didácticos y métodos formativos, “los primeros sirven para transmitir conocimientos de la ciencia”, mientras que los métodos formativos son los que ayudan a desarrollarse personalmente (participante 16). Estos métodos son esenciales en la psicología, porque este profesional trabaja técnica y emocionalmente. Respecto a la incidencia, los métodos formativos pueden abarcar “la observación correctiva, el diálogo formativo, la problematización, el trabajo en grupo, los juegos, la personalización, que es un tipo de aprendizaje significativo”, como lo precisa el participante 10. No siempre se aplica el método más tradicional; lo que este docente refiere, más bien, es una enseñanza innovadora que se transmite a través de indicaciones, utilizando la palabra y la potencialidad de la práctica.

Los métodos formativos deben pasar también por la interactividad, tanto de interacción como de participación constante. En el primer caso, se trata de debates y diálogos. En el segundo, se hace uso del “aprendizaje-servicio”; en este se combina el currículo académico con el servicio comunitario: “…considero que bajo este modelo es donde ocurren los aprendizajes verdaderamente significativos” (participante 14). Se puede decir que el método participativo se basa en problemas, proyectos, trabajo en equipo y estudio de casos. Un tercer caso se refiere a la intervención del estudiante, mientras se desarrolla un tema, que le permita desplazar sus propios conocimientos; en este sentido, se desvirtualiza la nominación de alumno (a lum = sin luz) y este será mejor concebido como un estudiante.

En tercer lugar, los métodos que se pueden mencionar son la búsqueda bibliográfica y la práctica aplicada en campo, la enseñanza virtual, las lecturas adicionales de análisis y discusión, la realización de investigación conjunta con un tema de agrado de los estudiantes, debates, vídeos alusivos, estudios de casos, dinámicas de grupo, trabajos en grupo. Es importante utilizar varios tipos de métodos, pero hay que considerar que estos deben conseguir que haya un vínculo entre teoría y práctica. El gran desafío es unir los conocimientos teóricos con técnicas para aplicarse a la consulta, escuelas, bancos, ministerios, etc. Ese es un rol que debe cumplir el docente de psicología.

Como parte de métodos que sirven para hacer prácticas, se consideran, por ejemplo, el uso de dinámicas vivenciales, conversación heurística, lluvia de ideas, análisis y reflexión sobre casos prácticos, juego de roles, presentación y análisis de entrevistas clínicas, exposición de actividades grupales e individuales, análisis de películas, debate dirigido, exposición, lecturas dirigidas, discusión guiada, revisión bibliográfica (participante 3).

Todo esto lo refiere una profesora de 40 años de una universidad privada. Estos métodos sirven y obligan a analizar y recordar lo que ya saben, todo ello es una manera de lograr que los estudiantes hagan ejercicios intelectuales para que admitan el aprendizaje. Todo esto debe estar imbricado con un trabajo organizado. Así lo expresa un profesor de una universidad pública que ya se está retirando, quien afirma que “el buen profesor sabe plantear objetivos y desarrollar programas analíticos” (participante 15).

Es muy importante afirmar que los métodos a utilizarse dependen de la materia que se dicta. Cada materia tiene su propia didáctica; por ejemplo, si se trata de asignaturas teóricas, como, Historia de la Psicología, Introducción a la Psicología o Epistemología, es pertinente dictar clases magistrales, de exposición. Si se trata de asignaturas como psicoterapéutica, clínica y forense, los métodos deben obedecer a “la práctica viva, objetiva y concreta”, como afirma uno de los participantes de la investigación.

El método lógico, que según el docente que lo menciona “implica razonamiento de tipo inductivo, deductivo, analítico, de síntesis y de generalización de significados a situaciones concretas” (participante 19), por ejemplo, se puede aplicar a la tipificación de indicadores concretos de fenómenos, tales como los psicopatológicos.

Finalmente, una docente que ya está en retiro afirma que se pueden mencionar métodos más modernos como, por ejemplo, utilizar, “gamifiqueishon” (gamificación), que consiste en utilizar las nuevas tecnologías, así como estudiar la investigación social y comunitaria para conseguir significados que permitan dar respuestas a las inquietudes de los estudiantes (participante 11).

Algunos docentes plantean la investigación sostenida como uno de los métodos más relevantes, porque este es un camino que lleva a la actualización permanente.

No encontramos una polarización entre los métodos tradicionales y los métodos modernos y entre todos aquellos que se derivan de estos; más bien, estos se complementan. Una conferencia magistral se puede, en una misma clase, combinar con dinámicas de grupos en la que los estudiantes respondan a ciertas preguntas.

Para completar los  métodos  educativos,  las  fuentes  que  más  se  utilizan  son  las científicas, que están en formato de libros y artículos en revistas indexadas, que tienen que ser actualizadas; por ejemplo, se recomienda buscar fuentes bibliográficas solo a partir del 2020. En estos tiempos se puede hacer uso de la Inteligencia Artificial (IA), con un uso responsable, que sirva como fuente más que como una forma de hacer que la IA lo “haga todo”.

Algunos docentes no solo  toman  en  cuenta  las  tecnologías  de  la  información  y  la comunicación (TICs), particularmente les sirven para su quehacer docente las bibliotecas virtuales, los sitios web, el Google Académico, como medios modernos; pero también periódicos, libros físicos, fotocopias de documentos. Sin embargo, refiere un profesional de la educación que “la experiencia docente es una de las principales fuentes de información” (participante 9), en lo que coinciden otros. Esto se debe a que el docente ha acumulado e internalizado una serie de conocimientos, prácticas y experiencias que permitan la producción de nuevos conocimientos.

¿El internet puede ser contraproducente?, “se pega, se copia… ello facilita, pero perjudica” (participante 16), “El internet debe servir para consultar” (participante 13), al igual que la IA, afirman dos participantes de la investigación. Ambos pueden ser armas de doble filo; pero eso no se traduce, en un “no” uso, sino que consiste en una regulación que tienen que hacer los docentes como parte de sus responsabilidades. Hay estrategias para detectar el plagio, la tarea hecha por IA, así como el porcentaje de lo que se ha usado de la IA. Pero, en general, facilita que los estudiantes cuenten con información actualizada.

Con la pandemia, se han promovido eventos tales como workshops, congresos, simposios virtuales, que no es lo mismo que eventos presenciales, pero ayudan a aunar esfuerzos académicos, científicos, así como de investigación.

En este sentido, las diferentes percepciones sobre la metodología permite reconocer que, para los psicólogos, la elección o aplicación de métodos no es rígida; al contrario, es posible oscilar entre formas reconocidas como más tradicionales y la aplicación de metodologías más participativas y colaborativas o en las que el dominio de las nuevas tecnologías permite una integración de ambas.

IV.3.            La práctica del docente psicólogo

En este apartado se presenta algunas percepciones de los y las participantes en relación con las características relacionadas con las contribuciones de los docentes psicólogos durante su práctica docente. En este sentido, se halló la percepción de los docentes en relación con los cambios que generan en los estudiantes y en el entorno. Asimismo, se observa el reconocimiento que le otorgan al enseñar la práctica de ser psicólogo. Un aspecto relevante que se identificó es el sentido ético que el docente le otorga a su práctica docente. Por último, se identifica el valor que le otorgan a ser exitoso. Estos aspectos serán expuestos en los siguientes subapartados.

IV.3.1.              Un docente que genera cambios en los estudiantes y en el entorno

La contribución del docente de psicología es crear cambios positivos en los estudiantes y que estos cambios se dirijan al aprendizaje integral, teórico-práctico     y de investigación. Esa fue una de las afirmaciones que se fue reconociendo en la investigación. Se afirma  asimismo  que  el  docente  debe  promover  la  creatividad  y la producción. Es así que algunos profesores realizan actividades en las que los estudiantes deben ser “actores y no receptores” (participante 11). El ejemplo para que ello suceda es hacerlos partícipes en la elaboración de su propio material de estudios, como elaborar vídeos y que los presenten al público en eventos planificados por la universidad.

Otro aspecto reconocido como una contribución al cambio es que el profesor, quien brinda conocimientos sólidos, puede generar cambios positivos en la forma de pensar y de formar la conciencia crítica; estos aspectos pueden permitir que se “asegure el aprendizaje” (participante 3), es decir, esa forma de utilizar aquello que se ha recibido y se ha procesado, de manera tal que tenga un uso práctico para que se produzca una inserción laboral lo más inmediata que sea posible.

Lo anterior está enlazado con la contribución que un docente psicólogo brinda a la sociedad: la profesionalización determina esta contribución no solo como profesional en el espacio académico. Este doble servicio que debe cumplir el docente universitario lo integra como un elemento clave para resolver los problemas de la sociedad.

IV.3.2.              Un docente que enseña la práctica del psicólogo

También se reconoce la importancia de que todas las materias se hagan prácticas, en las que el estudiante pueda trasladarse al lugar de trabajo del psicólogo, desde donde el docente funja como un mentor que lo guíe para que, cuando tenga que titularse, esté listo para ejercer su profesión en el área que elija.

Esta práctica personal tiene tres momentos. Se puede considerar el primer momento el que se desarrolla durante la clase que se imparte; el segundo momento no se enmarca en la clase, sino en la casa; el tercer momento transcurre en los espacios que se hallan fuera de la clase y de la casa. El tercer momento consiste en trasladar los procesos de enseñanza a espacios cocurriculares como seminarios, congresos y ferias, donde se pone a prueba habilidades sociales. En este sentido, un participante afirma que “el psicólogo tiene que enseñar su propia profesión” (participante 18), su práctica, su pensamiento abstracto y crítico, enseñar sus investigaciones, sus diagnósticos, sus intervenciones; a lo largo de estos tres momentos, el lugar del psicólogo se encuentra en tratar de compartir y de contribuir.

El valor de la práctica también está relacionado con la ética. Esta debe estar enmarcada en una especie de modelamiento. El profesor es un modelo conductual porque los  estudiantes tienden mucho a identificarse y a partir de ello tienden a consolidar su identidad. Como precisa un participante de la investigación: Los alumnos son muy perspicaces en identificar inconsistencias entre la forma de ser del docente y lo que se enseña en la clase; en ese sentido, debe primar la congruencia entre lo que dice y hace y no subestimar la capacidad de observación del estudiante (participante 8).

La práctica también debe realizarse a partir de la motivación que debe inspirar el profesor, de manera que a partir de ello se faciliten de mejor manera los aprendizajes.

Por último, se encuentra que el profesor de psicología ayuda en la construcción personalizada del perfil profesional; de ahí que la práctica será central para dar cuenta de la importancia del propósito que tiene el psicólogo en el campo laboral.

IV.3.3.                   Un docente con principios éticos

Hay algunos principios centrales en el impacto que causa el docente a sus estudiantes. El de la ética es fundamental, y es que, según una profesora con 35 años de experiencia, el docente psicólogo “debe tener cualidades personales y profesionales” (participante 13). Entre las primeras, encontramos la ética, el compromiso, la responsabilidad personal y social, el liderazgo, la referencia de modelo, ser creativo, tener habilidades sociales e inteligencia emocional. Entre las segundas, es tener vocación para enseñar. Para ello debe poder comunicarse e incentivar, estar permanentemente actualizado, investigar y construir conocimientos; debe ser innovador, tener experiencia y práctica en la materia que se da.

Dentro de este marco de la ética docente, una profesora con 35 años de experiencia refiere lo siguiente: “considero que una docente debe tener vocación de servicio, ser una apasionada de la enseñanza, sin mezquindades ni egoísmos…” (participante 6). Todo ello desde principios éticos.

IV.3.4.               Un docente debe ser exitoso

Un último aspecto que se reconoce es la percepción en relación con el éxito del docente. Las cualidades de un profesor requieren, además de métodos, sistematización y organización, alcanzar logros. Uno de esos logros es que ser profesor universitario implica que lo que se hace en aula no se queda en el aula, sino que “se  duplica y      se multiplica” (participante 18); esto significa que los que están recibiendo un día también van a dar a otros. Asimismo, la profesión del docente universitario, implica no solamente dar, sino también recibir, que es lo que más abajo vamos a analizar, pero que gira en torno a tener la experiencia de la generatividad que ayuda en el propio desarrollo del profesor.

En la investigación se encuentra que la mayoría de los docentes afirma que el aporte que les proporciona en su vida la actividad de la docencia es del 90 al 100%: 12 de 20 afirman que el aporte es de 70 a 80%; 3 docentes, de 20%; y 5 de cada 20, entre el  50 al 60%. Todo ello significa que se percibe más satisfacción de la que se pensaba, especialmente porque la docencia es un vínculo con la vida familiar.

De los tres grupos, el grupo que alcanza sus metas con la actividad de la docencia entre el 90 y 100% refiere que ser profesor/a universitario/a en psicología es parte de su proyecto de vida, que se relaciona con su familia. Una docente afirma: “Me hace muy feliz porque me permite dejar una huella, transferir conocimientos y crear con los estudiantes nuevos conocimientos” (participante 17). El grupo que afirma que la docencia le ayuda a alcanzar sus metas de un 70 a 80% lo hace porque relaciona su actividad con lo laboral y no tanto con lo familiar. Algunos manifiestan que si no afirman que llega al 100% de metas que han alcanzado se debe a que todavía hay algunos objetivos que les falta cumplir y que la docencia sí puede coadyuvar a otros objetivos más, que están en puertas, pero los cuales no fueron especificados. Es relevante que esos objetivos se relacionen con la investigación.

Aquellos docentes que refieren que la docencia les ayuda a alcanzar sus metas en un 50 a 60% afirman que la docencia contribuye al crecimiento personal y profesional porque obliga a estar actualizado y asumir desafíos; sin embargo, como la psicología es amplia en su aplicación laboral, los psicólogos también se plantean otros desafíos profesionales. Uno de estos desafíos es expresado por un profesor de 59 años, quien afirma que “hay que ser audaz, no tener miedo a aprender”.

Hay muchas maneras en las que los profesores universitarios definen a un profesor exitoso; pero lo fundamental es que se lo mide por los profesionales a los que forma, es decir, personas que respondan a las demandas sociales: “un docente que es exitoso forma a profesionales exitosos” (participante 11), afirma una profesora con 15 años de experiencia.

Asimismo, los estudiantes de profesores exitosos tienen que sufrir un impacto positivo, tienen que tener la huella porque “el profesor vive en sus estudiantes” (participante 2), como  lo  menciona  una  profesora  con  35  años  de  experiencia.  La mayoría de los profesores refieren que tienen que despertar pasiones en sus estudiantes: más allá de la capacidad teórica y práctica que tienen que infundir, es lograr que ellos innoven, que salgan felices de sus clases y que generen inquietudes. Alguna docente afirmaba que es una especie de “desplegamiento de las actividades como si fueran arte” (participante 12), o también se puede decir que “es aquel que ama lo que hace” (participante 9). Las señales se muestran porque salen felices de sus clases, ven al estudiante de manera particular y se sienten cercanos a cada uno de ellos. En este sentido, tener éxito se proyecta en el éxito formativo que proyectan en los mismos estudiantes. Un último elemento que se relaciona con el éxito del docente psicólogo es que, además de la inspiración que tiene que crear en sus estudiantes, debe escribir, dejar el conocimiento plasmado en artículos, libros y cualquier otro documento que ayude al aprendizaje. En pocas palabras, es una marca del éxito que el profesor pueda dejar huellas que trasciendan la profesión en el aula o en los espacios de la práctica docente. Esta contribución intelectual es una medida de su éxito.

IV.4.            La satisfacción con la actividad docente

Entre los hallazgos de esta investigación se ha encontrado una característica que se valora como algo muy destacado: el docente debe estar satisfecho y disfrutar con lo que hace. Tiene que tener un sentido de vida, capacidad de vivir, disfrutar de esa vida, lo que le da significado a la vida en su conjunto y no solo a la docencia (participante 20). Esta es una expresión de una profesora de 56 años de edad, con una experiencia de 29 años en la docencia en una universidad pública.

Como se aprecia en las entrevistas, la satisfacción es muy alta en los profesores entrevistados. En general, los profesores afirman que han aportado a sus estudiantes mucho. Parte del camino que les permite brindar ese aporte y, por ende, la satisfacción por su práctica docente es que han continuado y profundizado su formación profesional: han realizado estudios de especialidades, de maestrías y de doctorados así como otro tipo de cursos; para ellos, esta nueva formación contribuye de gran manera en sus procesos de enseñanza, a la vez que ellos aprenden y se enriquecen. Este parecer se lo encontró en varios profesores que participaron en esta investigación, en jóvenes, pero también en mayores. Hay una apertura a las innovaciones, no solo didácticas, sino también personales, especialmente relacionadas con sentirse satisfechos. En este sentido, un buen profesor psicólogo debe gustar y amar su carrera, tener ganas de capacitarse, estar satisfecho, tener pasión. Para la psicología, lo más importante son las interrelaciones personales; esos son los ingredientes para sentirse bien, es darle un sentido o ser parte del sentido de la vida.

En este marco, algunos refieren que es necesario seguir planteando nuevos retos    en la vida profesional que van más allá de los postgrados y que se relacionan con el aprendizaje de novedades que se ofrecen en la tecnología; estos avances se deberían utilizar en la didáctica de aula, como la inteligencia artificial (IA).

Aquellos docentes que no se sienten completamente satisfechos, que son tres, refieren que esto se debe a que es necesario aportar más en términos de investigación y que no siempre lo hacen (participantes 17, 20, 13), y también profundizar en este campo con acercamientos hacia la gente más  que a partir de las teorías.  A  estos  factores  los llamamos internos, propios o personales. Hay otros factores que denominamos externos, que influyen en la satisfacción laboral; los que ellos detectaron, en el caso de la universidad pública, es el número masificado de estudiantes. Por otro lado, no hay retroalimentación de la dirección de su Carrera y hay mala infraestructura. En el caso de las universidades privadas, hay carencia de bibliotecas virtuales y el salario es muy bajo.

Para finalizar este apartado relativo a la satisfacción del profesor, la producción intelectual (libros, artículos y otros) que da cuenta de su trabajo y de los aportes que propone es un marcador de su realización. Al plasmar en un escrito las experiencias y prácticas, se pone en evidencia la realización profesional del profesor; esto se debe a que con estas publicaciones deja huella en el campo académico donde se desenvuelve. El común de las respuestas hace referencia a que los objetivos de los docentes, tanto a corto, mediano y largo plazo, están relacionados con escribir documentos científicos y artículos.

Para cerrar, las expectativas de algunos docentes que han logrado sus propios objetivos no están trazadas de acuerdo a sí mismos, sino que los planes están relacionados con lo que desemboca su quehacer en los estudiantes. Por ejemplo, los docentes quieren que sus estudiantes —esto refería un docente de 43 años, con 11 años de experiencia laboral — “aprueben la materia, que se interesen en investigar, que a largo plazo conformen contacto para ser parte de redes sociales y que se encuentren en las mismas condiciones que sus pares extranjeros” (participante 7). Todo ello tiene que ver con el modo como el docente percibe su identidad, las metodologías que utiliza, la práctica misma en su espacio académico, tanto con pares como con estudiantes y, por último, la satisfacción que encuentra a lo largo de su desarrollo como profesor.

V. Discusión

La presente investigación llena un gran vacío de investigación en términos de identidad, específicamente socio-profesional y aún más específicamente la del psicólogo. En Bolivia no se ha escrito sobre el docente psicólogo en las universidades.

Se ha encontrado algunas investigaciones en otros países, pero con respecto a otras profesiones, por ejemplo el caso de la investigación de Camacho (2013), en la que     la identidad socio-profesional, de enfermeros como de enfermeras se basa en tres aspectos importantes: primero los símbolos, luego los valores y, por último, las representaciones. De manera similar, en la presente investigación, los valores son centrales, porque ayudan a cristalizar y posicionar la identidad del docente psicólogo.

Menéndez y Grigori (2017), en el ámbito de las artes, toman como ejes el aprendizaje y los servicios, y de cómo estos impactan en la construcción de la identidad. Por nuestro lado, nosotros tomamos los aprendizajes con los deberes teóricos que deben seguir los estudiantes y los servicios como las prácticas a las que están obligados los profesores de enseñarles a los futuros psicólogos. En el docente psicólogo, juegan mucho los elementos afectivo-emocionales, al ser estos figuras de referencia, más evidentes que en otras profesiones. Esto se debe a que los psicólogos trabajan de manera directa con las personas. Es así que deben demostrar una serie de requisitos no solo profesionales, sino personales.

Mendoza y García (2009) refieren que los docentes ingresan al Magisterio por un enfoque vocacional; nosotros decimos que el psicólogo que entra a la Universidad también entra con un enfoque vocacional para ser psicólogo/a; pero que la vocación de docente psicólogo se va formando en el proceso educativo.

Encontramos una investigación bastante allegada a la nuestra y se trata de los autores Delgado y Lara (2017), quienes proponen que, para la formación del psicólogo educativo, lo más importante es la reflexión, que a partir de ello puedan ellos mismos sistematizar el conocimiento en la acción, nosotros diríamos que se puede generalizar esta situación de reflexión para los docentes de todas las áreas de la psicología, porque, a partir de este proceso cognitivo, se pueden crear y recrear nuevas formas de comprensión, que hacen a una ética transformadora.

El buen desempeño, según Galaz (2015), hace a la identidad del docente psicólogo. Desde un enfoque cualitativo trabajado con dos profesores, Galaz (2015) refiere que al principio hay inseguridad por la poca información con la que cuentan los profesores, pero que poco a poco se va desarrollando el “reconocerse” a sí mismos hasta llegar   a un “autoconcepto”. En nuestro estudio, aunque no hablamos de autoconcepto propiamente dicho, nos referimos al docente psicólogo a partir de las definiciones que ellos hacen de sí mismos y de cómo perciben a los otros docentes, con cualidades, como comprometidos, éticos, investigadores, responsables, honestos, pacientes, etc.

Definitivamente, la experiencia es una condición para desarrollar la vocación del docente psicólogo. En esto coincidimos con Escalante (2019), quien refiere que los elementos que ayudan en la construcción de la identidad del estudiante normalista son las experiencias. Cuando ya se tiene el título de psicólogo, se debe empezar con la siguiente fase, que es el proceso de enseñanza y aprendizaje; se observa en los participantes de este estudio que mientras más años de experiencia tiene el profesor en la docencia más claridad tiene en el uso de métodos y prácticas.

La presente investigación cubre respuestas a preguntas tales como ¿qué procedimientos y roles tienen los docentes de psicología? La respuesta será la debida organización de aspectos teóricos, prácticos y metodológicos que les transmiten a sus estudiantes.

El profesor universitario en el área de la psicología considera que lo que debería hacer un docente es estar implicado en la docencia técnica y social. Técnicamente, refieren que deben hacer uso de métodos de enseñanza tradicionales, algunos de ellos refieren que deben hacer uso de métodos modernos, “aunque lo ideal es integrar los diferentes tipos de métodos de acuerdo a la clase”, refiere un profesor de 45 años. Socialmente se trata de intervenir, a partir de la práctica.

Otra expectativa socio-profesional, que es parte constituyente de la matriz de la identidad, según Moreno (1991), por parte de los docentes psicólogos, es el eje de hacer más investigación y más prácticas; pero hay limitaciones de tiempo, por la carga horaria, además de otras actividades laborales que tienen; por ejemplo: la atención de consultorio, gabinetes educativos, consultorías, etc.

Estas dos manifestaciones nos hacen notar que la identidad se encuentra en “transición”, es decir, en transformación. Los participantes a los que hemos entrevistado saben bien el tipo de métodos que pueden o deben utilizar; pero no siempre lo hacen, no siempre integran los diferentes métodos, aunque saben que hay que hacerlo. Entonces se forma una disyuntiva entre lo que realmente hacen y entre lo que deben hacer. Algunos van adecuándose a las transformaciones que se van dando a nivel de proceso educativo; se puede combinar la clase magistral con una serie de innovaciones didácticas y adaptaciones curriculares. Otros docentes no terminan de adentrarse en ello; de ahí que los profesores no abandonan sus antiguas prácticas, como la clase magistral ni están totalmente consustanciados con los nuevos sistemas pedagógicos y didácticos.

En general, el docente está en “transición”, no se trata de que la identidad es estática, se trata de una identidad dinámica, que invariablemente incorpora elementos novedosos, pero no dejan de lado la raíz socio-profesional que ha servido como pilar en la formación del psicólogo.

No hay identidades terminadas o totalmente logradas (Erikson, citado en Papalia et al., 2012) en ninguna fase del ciclo vital ni en ninguna de las identidades, de género, culturales y socio-profesionales según Moreno (1991) estas se encuentran  en permanente cambio, aunque seguramente habrá tipos de identidades y también contextos que ceden más al cambio que otras. Como forma de inferir hasta el momento, la identidad de los docentes universitarios de psicología, sin bien sufre una transformación, una dinamicidad, no es tan alta como quizás esperaríamos y ello se debe principalmente a factores externos que tienen que ver con estilos de enseñanza, con carga horaria (dedicación exclusiva a la docencia), retroalimentación de los directores de carrera, mallas curriculares con innovaciones tecnológicas, entre otras que se tratan prácticamente de incentivos, más que de motivación.

La identidad en transición es una condición temporal. Es el ingreso de la vida tradicional a la vida moderna, que tiende un puente que se constituye en un integrador de un mundo de pizarra en aula, a un mundo que se transporta del domicilio del docente al domicilio del estudiante mediante el internet y las redes.

La identidad de los profesores universitarios psicólogos, además de lo que son y hacen, se asienta en expectativas de aquello que se quiere a corto, mediano y largo plazo. En un futuro próximo y más lejano, el docente piensa escribir los resultados de investigaciones. Este es otro de los ejes de las identidades transformadoras, que  es hacer investigación y prácticas: “sé que debo escribir”, “es importante escribir”, “quiero escribir”, “pero todavía no lo estoy haciendo”.

Es importante resaltar que la identidad socio-profesional, mientras está en transición, también tiene que entrar en procesos de significación y resignificación, donde el docente pueda reelaborar una serie de significaciones que él y ella han definido (soy comprometido, soy responsable) en mismo y significar aquello que esta “débilmente” definido (debería investigar). Estos aspectos ayudarían a potenciar la identidad del docente; a partir de ello, se puede dar una nueva mirada, más innovadora al rol del docente psicólogo.

VI.  CONCLUSIONES

Esta investigación da  cuenta  cómo  se  construye  la  identidad  socio-profesional  del psicólogo y procura reconocer algunas características de ésta en el docente universitario. Mediante la utilización de cuestionarios y entrevistas en profundidad, se pudo reconocer una serie de indicadores que lo identifican.

Como se aprecia en los hallazgos de la investigación, se pudo visualizar que la mayoría de los docentes entrevistados están satisfechos con su labor profesional, debido a que la docencia es un espacio en el que se pueden cumplir objetivos y metas, como parte del proyecto de vida, y que, al ser así, tiene un vínculo importante con la vida familiar; son dos ámbitos que no se pueden separar. Se considera en esta investigación que la identidad del docente universitario en el área de la psicología está en “transición”, es decir, en transformación. Esta se trata de una identidad temporal, en la que el profesor no termina, por ejemplo, de abandonar sus viejos métodos educativos, llamados tradicionales, como la charla magistral; pero se ha adentrado también en el uso de métodos modernos, en los que medianamente le ayudan las nuevas tecnologías, las mismas que tampoco están plenamente al alcance y no siempre se cuenta con las  últimas novedades. Por ejemplo, algo que podría ser novedoso es que además de  que los estudiantes pasen clases en aula, también puedan tener clases a través de la red internet. Como la identidad no solo se refiere al presente, sino también al futuro, las expectativas que se plantean a corto, mediano y largo plazo se pueden ver, de  una u otra manera, todos los profesores piensan que investigar y escribir son metas que deben cumplir en adelante, cualquiera sea la modalidad que se esté utilizando  en la metodología de clases. La identidad apela al pasado; en esta investigación, la entendemos como los cimientos-valores que se han ido construyendo a partir de la profesión del psicólogo y de un postgrado en educación superior. En este sentido, la identidad es dinámica y cambiante, no está totalmente consolidada y cristalizada; pero esta situación se puede percibir positivamente, en vista de que estar estático más bien involucra una falta de crecimiento en el desarrollo socio-profesional y  personal.

A lo largo del trabajo de investigación, se hizo un recorrido por la identidad del profesor universitario psicólogo; se identifica que hay una respuesta a los procesos de construcción que se estima desde lo que hace “hoy” y de lo que “espera” hacer. Entre estos dos tiempos, encontramos un tiempo “intermedio”, que llamamos de transición, “no permanente”, entre lo que el profesor es y debería seguir siendo, pero también entre lo que debería hacer.

Asimismo, se establecieron las principales características de los profesores universitarios. La satisfacción laboral es un referente que se debería relievar; eso significa que, al estar contento en su fuente de trabajo, el docente es un mejor trabajador. Además de la satisfacción, hay definiciones concretas, como ser empeñoso, reflexivo, responsable, paciente, comprometido, flexible, generoso, con buena comunicación, respetuoso, ético, dispuesto a aprender y honesto.

En el trabajo de investigación se partió del propio yo, pasando por el de los demás,  es decir, que las preguntas permitieron que el docente universitario haga sus propias definiciones y la de sus colegas. Una de estas fue la siguiente: ¿Qué características personales y profesionales “tiene” el profesor universitario de psicología? Este tipo de pregunta logró que los profesores se autoatribuyan características profesionales y personales, así como también aquellas que deberían tener “todos” los profesionales de la enseñanza universitaria. Por otro lado, llevó a que desarrollen respuestas sobre el presente y el futuro de su actividad docente; por ejemplo: “Soy comprometido, pero deberíamos utilizar métodos integrados” (participante 12).

En resumen, tanto la universidad pública como la privada gozan de buena salud en tanto que el docente del área de psicología es dinámico, porque incorpora elementos novedosos a los tradicionales, sin dejar de lado el valor y la eficacia del amplio recorrido de la práctica histórica de la psicología; a esto les llamamos identidades en transición.

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Nota: Declaro que ningún tipo de conflicto de intereses ha influido en la elaboración de este artículo.