Journal de Comunicación Social 13(21), 113-116 agosto-diciembre de 2025 ISSN impresa 2412-5733; ISSN online 2413-970x, DOI: https://doi.org/10.35319/jcomsoc.2025211332
Algunas reflexiones sobre el exilio: Colombia fuera de Colombia
Some Reflections on Exile: Colombia Outside Colombia
María Elena Lora
Universidad Católica Boliviana “San Pablo”, La Paz, Bolivia
https://orcid.org/0009-0007-2540-6663
mlora@ucb.edu.bo
Resumen: Este trabajo se enmarca en la publicación del libro Desafíos por la Vida (2024), obra que recoge la experiencia de investigación de algunos psicoanalistas de la Nueva Escuela Lacaniana (NEL), cuyo objetivo junto a la lectura del Informe Final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No repetición (Colombia, 2022) tiene el propósito de aportar y sostener una conversación del psicoanálisis con otros discursos. Se trata de abrir un diálogo que posibilite una reflexión profunda sobre el conflicto armado colombiano y echar a andar, desde el psicoanálisis, otras palabras de apuesta por la vida, como contrapeso a la violencia. Es importante resaltar el valor de este trabajo como un diálogo que pueda aportar a la dolorosa realidad colombiana y, a su vez, lo que esta enseña al psicoanálisis.
Palabras clave: Exilio, violencia, duelo, creación, Derechos Humanos, Colombia.
Abstract: This work is part of the publication of the book Desafíos por la Vida (2024), a volume that brings together the research experiences of several psychoanalysts from the New Lacanian School (NEL). Its aim, together with a reading of the Final Report of the Commission for the Clarification of Truth, Coexistence, and Non-Repetition (Colombia 2022), is to contribute to and sustain a conversation between psychoanalysis and other discourses. The goal is to open a dialogue that enables deep reflection on the Colombian armed conflict and to set in motion, from a psychoanalytic perspective, other words that bet on life as a counterweight to violence. It is important to highlight the value of this work as a dialogue that can contribute to Colombia’s painful reality and, at the same time, show what this reality teaches psychoanalysis.
Keywords: Exile, violence, mourning, creation, Human Rights, Colombia.
Después de unos meses de lecturas, interrogaciones, investigaciones y reflexiones sobre la noción de exilio, se intenta en este escrito vincularlo con uno de los capítulos pertenecientes al Informe de la Comisión de la Verdad (2022) de Colombia, en el que se plantea el exilio como una violencia en sí misma y como una situación de continuidad de lo vivido en el marco del conflicto armado. Cabe enfatizar que dicho informe está orientado a crear condiciones estructurales para una convivencia que permita la construcción amplia de una democracia tolerante; así mismo, para sentar las bases de la no repetición del horror que habita y prevalece en el corazón del ser humano. El exilio supone hacer una distinción entre estar exiliados, debido a contingencias económicas, religiosas, políticas, y estar advertidos ante la emergencia de las consecuencias y las vicisitudes singulares que dependen, en cada uno, de estos distintos espacios.
La presente reflexión evoca el exilio político y promueve una arista a ser estudiada en sus diferentes matices, desde la perspectiva psicoanalítica. Y lo hace en tanto el exilio visibiliza y constituye, quizás, una de las mayores pruebas que experimenta el ser humano, dado que afecta el lazo íntimo del sujeto y los lazos con los otros. Al mismo tiempo, afecta las relaciones de amor, de deseo, de goce, y suscita dudas, miedo, angustia, duelo, que se imprimen como una profunda herida abierta en la vida anímica del sujeto.
Asimismo,el exilio se entiende como un tipo de violencia en el que convergen varios factores, que son sus propias violencias, y cuyo impacto se singulariza en cada sujeto. Por otra parte, en este tipo de exilio está la presencia de una duda incesante, viva y dolorosa, que altera la existencia y causa que la vida quede suspendida como en un vacío; vale decir, produce una ruptura que altera de manera significativa el marco de referencia de los sujetos exiliados y evoca cierta increencia de verdades, como consecuencia de la emergencia de lo real, entendiéndose lo real como ese “imposible” a lo que puede decirse.
El exilio, en razón al impacto de la violencia, conlleva una variedad de rostros, sentires y voces, los que en cada encuentro se abren al dolor y al horror de “algo” irrepresentable desde el acto de la palabra. “Son experiencias que no se integran”, dice un sujeto, dejando al descubierto que es imposible ser el mismo después de vivir semejante experiencia íntima, no sin estar ajena al caos, al malestar, al dolor que subsiste ahí afuera.
La presencia de pérdidas, multiplicadas en el exilio, confronta a los sujetos al dolor de existir, situación en la que los psicoanalistas nos vemos interpelados. Algunas voces al respecto manifiestan: “tener que irse del país es una derrota existencial”, “tu proyecto, aquel que te hacía ser, se rompe en mil pedazos”, “te carga de vergüenza” (Angélica Pérez, comunicación personal, 1 de julio de 2023). En esa línea, desde el psicoanálisis, es esencial no olvidar la importancia de la interpretación con la que cada ser hablante construye los acontecimientos, las experiencias y los fragmentos de la historia en los que se ve envuelto.
Las contingencias del exilio político caracterizan el acto de abandonar la tierra conmocionada por los hechos políticos, que conducen a develar en cada sujeto una especie de batalla autoimpuesta de exilio, silencio y voces. Esta contingencia inesperada agujerea el sentido de una ilusión de continuidad; es entonces cuando se inscribe un trauma que transforma al sujeto; es la vivencia del exiliado frente a la garantía que se tensa en el deseo, frente al duelo y a la indeterminación subjetiva, es una elección forzada, un arrancarse de las raíces que exige el coraje de una elección ética.
Esta lógica posibilita leer y escuchar testimonios sobre el exilio; del mismo modo, nos orienta a trabajar sobre la relación entre dicho, decir y escucha. Lacan nos dejó una enseñanza: “Que se diga queda olvidado tras lo que se dice en lo que se escucha” (Lacan, 1972/2010). Este sintagma implica que, quizás, más que para escuchar a fondo las entrevistas o algunos podcasts a sujetos exiliados, se trata de captar lo que se escucha. Pues hablar supone tropezar con aquello que no se puede decir o con lo que se dice sin querer, y siempre sin saber lo que se dice. Ello se da porque no hay una verdad absoluta que pueda constituir una totalidad; en caso contrario, se incurre en el fanatismo –y sus execrables consecuencias– en el que determinadas creencias políticas desembocan.
¡Horrorosas! ¡Horror! Estas palabras expresan la íntima condición del ser humano, pues habita en lo más propio y lo extranjero de cada uno de nosotros; a ese horror que nos define como humanos, los psicoanalistas llamamos lo real del goce. Así, el exilio entraña esta experiencia de la extimidad (Miller, 2010); de ello se trata al escuchar los diferentes testimonios que leemos, no sin sorprendernos de lo que allí encontramos, la singularidad de sus palabras, sus voces: “En mí el exilio y el duelo quedaron íntimamente asociados”. El horror de lo irrepresentable acompaña a las voces, sin que ninguna imagen acompañe este mundo de tinieblas que, de una u otra manera, nos cubre a todos, aunque no nos demos cuenta. Nadie está preparado para una experiencia que impone enfrentarse a lo inconcebible y a cierta sorpresa de lo abominable.
Si bien el exilio significa salvar la vida y dejar todo atrás, en todos los testimonios tomados en los 24 países adonde llegó la Comisión de la Verdad, el exilio nunca fue una opción personal y voluntaria para buscar mejores condiciones de vida (comunicación personal, 3 de febrero de 2024)[1]. Aquel que sobrevive debe reconstruir el marco de la vida en el exilio, y ello precisa disponer de aquel tiempo necesario para poner a prueba la elaboración del duelo. En otros términos, aquel tiempo necesario que permita que los dichos vayan tejiendo una red de evocaciones, de construcciones para hacer posible un decir, para hacer posible “algo” que se transmita en entre-dicho; implica leer entrelíneas lo que vocifera, aun años después de los acontecimientos que forzaron la salida de su país.
El duelo consiste en un trabajo que requiere anudarse, enlazarse a las preguntas por el exilio y la angustia. Vale decir que ello implica el desafío de reconstruir el marco de la vida, la ventana, la pantalla a lo real, viviendo la experiencia del exilio. El trabajo analítico exige tramitar la experiencia de hacer borde al agujero, de hacer un litoral donde en cada encuentro se vayan hilvanando retazos de historia, a fin de hacer de ese trabajo de duelo (Freud, 1917/1988) algún síntoma, hacer una cuestión, hacer del horror el desacuerdo tan propio al síntoma y al inconsciente; en otras palabras, es inventar, crear frente al agujero traumático. Se trata de tejer historias que transmiten la pérdida de otro modo, una especie de pérdida que posibilite que la falta obtenga una significación nueva, cuyas resonancias se las pudiese oír en las modulaciones del síntoma.
Siempre habrá un resto, marcas indelebles que no se integran, que dejan al descubierto la función de semblante ante lo imposible de la no-relación, ante lo imposible del duelo. Leer, escuchar las voces en los testimonios del volumen sobre el exilio, en el Informe de la Comisión de la Verdad, nos compromete y nos guía a entender que el proceso de duelo en el trabajo analítico, que fuera posible, implica algo más allá de su mera elaboración, puesto que verifica y evidencia la producción de un acto ético (Pérez, 2023). Cada testimonio transmite el juicio íntimo de cada uno de los sujetos y su elección de autorizarse a sí mismos, constituyéndose este testimonio en el fundamento mismo del psicoanálisis, pues no hay acto analítico sin palabra, sin voz.
A partir de estas pequeñas piezas de reflexión, nombrarse exiliado no es petrificarse en un significante, sino autorizarse a hacer del exiliado un nombre, un decir. Dejémonos enseñar por ellos, más allá de su experiencia, en la intimidad, para dejar constancia pública de los peligros a los que nos enfrentamos si no aunamos esfuerzos con otros discursos, cuando se trata de salvaguardar la verdad, no toda, como fundamento de la ética humana.
Referencias
Comisión de la Verdad. (2022). Hay futuro si hay verdad: Informe Final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la no repetición: Vol. 2. Las verdades del exilio: La Colombia fuera de Colombia.
Freud, S. (1988). Duelo y melancolía. En J. L. Etcheverry (Trad.), Obras Completas (Vol. 14, pp. 235-255). Amorrortu. (Obra original publicada en 1917)
Giraldo Jaramillo, M. I. (2024). Desafíos por la vida. Aula de Humanidades.
Lacan, J. (2012). El Atolondradicho. En G. Esperanza (Trad.), Otros escritos (pp. 473-522). Paidós. (Obra original publicada en 1970)
Miller, J. A. (2010). Extimidad. Los cursos psicoanalíticos de Jacques Alain Miller (N. González, Trad.). Paidós.
Pérez, A. (2 de diciembre de 2023). V. Conversación: Exilio. Voces y resonancias desde la otra orilla [Conversatorio]. Mesa de trabajo sobre el exilio.
Nota: Declaro que ningún tipo de conflicto de intereses ha influido en la elaboración de este artículo.
[1] Esta reflexión fue recogida del Diplomado Internacional de Verdad y Construcción de Paz, sesión 1 del Módulo VII, Amelia Pérez, Carlos Martín Berístain, el 3 de febrero de 2024.